12/07/2025
Ser feriero no es fácil.
Es dejar el hogar una y otra vez,
ver crecer a los hijos entre caminos de tierra y luces de feria,
y aprender a llamar “hogar” al lugar donde cae la noche.
Es cargar con el cansancio,
pero también con el orgullo de saber que, aunque la vida pesa,
las risas que provocamos alivian el alma.
Ser feriero es vivir con el corazón partido…
una parte se queda con los que amamos,
y la otra va con nosotros, montando juegos, vendiendo dulces, armando sueños.
A veces comemos frío, dormimos poco, lloramos en silencio.
Nadie ve cuando nos duele la espalda,
cuando los pies ya no aguantan más,
cuando extrañamos un “te esperé con cena caliente”.
Pero aquí seguimos…
Porque es lo que somos,
porque esta vida también nos ha dado familia, amigos, memorias,
y momentos que no cambiaríamos por nada.
Los ferieros no solo armamos ferias…
también armamos recuerdos, sonrisas y esperanzas,
aunque por dentro a veces estemos rotos