28/11/2025
Nomas imagínate en dos semanas
“¡YA CAGÓ EL ÁGUILA!”
Son las 3:59 pm.
La maquila vibra, la gente ya guardó la herramienta desde las 3:40
y el supervisor hace como que no ve.
De pronto, desde el comedor se escucha el grito más esperado del mes:
“¡¡YA CAGÓ EL ÁGUILA, RAZAAA!!”
Ese grito no lo detiene ni Recursos Humanos.
Hasta los de mantenimiento salieron corriendo.
Tú brincaste el torniquete como atleta olímpico sin prestaciones.
Ni el guardia te alcanzó a decir “Pase su gafete”.
La peregrinación al cajero
Llegas y la fila parece la frontera:
llena, lenta y con gente discutiendo teorías económicas.
—Dicen que cayó completo.
—Dicen que nomás el ahorro.
—Dicen que a la de calidad le cayó doble.
Puras mentiras, pero entretienen.
Por fin te toca.
Metes la tarjeta con miedo,
inhalas,
exhalas…
y:
PUM.
$8,000 de ahorro
$4,000 de aguinaldo
$2,100 de la semana
Tus pupilas hicieron zoom automático.
Le das un golpecito al cajero:
—Gracias por no fallarme, rey.
Sacas $3,000 pa’ “ir tanteando”.
Pero ya traes el billete doblado estilo narco corrido.
La llamada de poder
Marcas a la patrona del hogar:
—Vieja, bañate y baña al .morrito Nos vemos en Coppel.
—¿A qué horas?
—¡Cuando yo llegue! Hoy traigo billete.
Cuelgas y te sientes gerente general del clúster industrial.
Escala estratégica: el bar del barrio
Antes de Coppel,
antes de Walmart,
antes de cualquier cosa importante…
te metes al bar del manolete.
Porque así es la tradición desde tiempos prehispánicos.
—¿Qué va a ser patrón?
—Una caguama que sude más que yo cuando viene el auditor.
La pones en la mesa,
le das un trago largo,
y dices:
—Ahh… esto paga el estrés, no la maquila.
A la segunda caguama ya andas tirando pura filosofía:
—Yo no soy supervisor porque me tienen miedo… eso es todo.
Coppel: donde la pobreza pide crédito
Llegas y tu señora ya trae un carrito lleno:
—Viejo, pa’l niño dos cambios y unos tenis.
—Échalos, mija. Hoy somos ricos.
Ella paga “lo suyo”,
tú pagas lo tuyo,
y juntos endeudan al país.
El Tour del Consumismo Maquilero
Suburbia:
Tu señora agarra cosas que “estaban bien baratas”.
Walmart:
Carrito de $1,800 con cosas que nadie necesita:
galletas de marca, un pan que huele caro, unas velitas,
y un jamón que supuestamente está en oferta.
Tú solo dices:
—Pues ya qué… pa’ eso cagó el águila.
Cena de millonario temporal
Se van al KFC.
Ella pide el combo ultra mega familiar platinum edición especial,
ese que trae pollo, bisquets, puré, refresco
y la esperanza de no cocinar.
El plebe muerde un bisquet y dice que ya no quiere.
Tú lo miras, pero hoy no hay regaños.
Hoy hay aguinaldo.
La última escala: el Oxxo de la victoria
—¿Qué quieres vieja?
—Unas Caribe.
—Yo un 12, pa’ convivir parejo.
Pagas con billete de a 500 pa’ sentir poder.
El cajero te dice “gracias joven” y eso te sube la autoestima.
En la casa: nace un magnate temporal
Llegas, sacas la bocinota,
la conectas,
y suenan Los Temerarios como si les hubieras pagado en vivo.
El barrio pasa y te saluda.
Tú levantas la botella como rey.
Miras tu casa, tu familia, tu caguama y dices:
“Con razón no todos los días cae el águila… uno no está listo pa’ tanta felicidad.”
Y aunque sabes que el dinero se irá en 72 horas…
hoy no importa.
Hoy eres maquiloco deluxe,
hombre de aguinaldo, capitalista por accidente
y patrocinador oficial del Oxxo.rt