30/10/2025
Cuando yo era niña, las clases empezaban en septiembre.
Descansábamos en Semana Santa, Navidad y Año Nuevo, y el ciclo escolar terminaba en junio.
Había algo curioso: los maestros nunca se enfermaban.
No recuerdo que faltaran dos días seguidos.
Si el maestro te regañaba, ¡ni se te ocurriera contarlo en casa!, porque seguro te regañaban otra vez… y hasta te caía un castigo. 😅
Ni la lluvia era excusa para faltar. Ir a la escuela era bonito, se sentía como una segunda casa.
Y llegar empapado de lluvia era, en el fondo, algo divertido. 🌧️
A los maestros se les respetaba.
Cuando te corregían, era como si te hablara tu papá o tu mamá.
En el recreo todos jugábamos, nadie andaba pensando en cosas malas.
Los profes se tomaban su café y, mientras tanto, nos cuidaban desde el patio. ☕
Era un orgullo cuando te pedían ayudar:
llevar los libros del maestro, buscar el mapa en la dirección, pedir las tizas o tocar el timbre.
¡Y ni se diga cuando te daban la carpeta de asistencia! Era todo un honor. 🙌
Si pedías permiso para ir al baño, regresabas corriendo, y borrar el pizarrón o sacudir los borradores era casi un premio.
Llegar temprano a clases también era motivo de orgullo.
Y qué emoción cuando en los honores a la bandera decían tu nombre y te daban la banderita para salir al frente 🇲🇽.
Llegabas a casa feliz, diciéndole a tu mamá:
—“¡Izamos bandera hoy!”
y presumías la banderita colgada en tu camisa. 🥰
Jugábamos a la pelota, saltábamos la cuerda, el quemado, el trompo, las canicas…
Nos formábamos derechos, tomábamos distancia y soñábamos en grande.
Nos enseñaban que Colón descubrió América y que Miguel Hidalgo fue el libertador.
Aprender historia era importante, y nos sentíamos orgullosos de nuestro país.
Hoy, tristemente, muchos jóvenes ya ni saben qué significa “bicentenario”. 😔
No sé cuándo cambió todo.
No sé cuándo los maestros empezaron a faltar, ni cuándo los papás comenzaron a pelear con ellos en vez de apoyarlos.
Tampoco sé en qué momento cuidar la presentación o el uniforme se volvió “discriminación”.
Ni cuándo los actos cívicos dejaron de sentirse como algo especial y pasaron a ser solo otro día feriado.
No sé cuándo se perdió esa magia de la escuela…
Ni cuándo dejamos de valorar a los maestros y lo que nos enseñaban.
Si a esto lo llaman progreso,
perdón, pero qué atrasados estamos.
Yo también viví esa época.
¡Y qué felices éramos! 😄🙏
Tiempos que quedarán guardados para siempre en el corazón. ❤️
Somos de la vieja guardia. 🤗👏
Hermosos recuerdos de una infancia que ya no volverá. 🥹✨
Moraleja:
A veces, avanzar no es cambiarlo todo. El verdadero progreso está en no olvidar lo que nos hacía mejores: el respeto, los valores y las ganas de aprender. 💫