30/11/2025
Imagínate nomás…
“Cuando la quincena se acaba… pero Coppel no”
Pasaron los días.
La bocina de Coppel seguía tronando,
las fotos del centro de Vicky Ranch bien posteadas,
el iPhone fiado subiendo historias a lo desgraciado…
Pero el saldo,
ese sí se fue como si le hubieran quitado el seguro a la tarjeta.
Llega enero.
Calor no hace,
pero la cruda financiera suda sola.
Ya no hay carne,
ya no hay Noche Buena,
ya no hay Caribe…
Pero sí hay algo que nunca falla:
📞 Desconocido
📞 Cobranza Coppel
📞 “Buen día, le hablamos de su crédito activo, ¿cuándo realiza su pago?”
El Manotas, en bata, pelo parado,
viendo el cel vibrar en la mesa como si fuera bomba:
— Vieja…
si preguntan, tú di que no estoy.
La rucaleta, con la uña ya medio descarapelada, le contesta:
— ¿Y qué les digo, viejo?
¿Que la bocina sí la tenemos, pero el dinero se fue “como venía”?
Tú tragas saliva.
Te asomas al refri:
Quedan dos salchichas,
medio limón reseco,
y una Noche Buena suelta que sobrevivió por error.
La bocina, bien perra,
ocupando media sala.
El iPhone de la Britany reproduciendo TikToks
mientras tú cuentas monedas para el camión.
Ahí es donde pega la realidad:
La quincena ya no está.
Pero Coppel…
Coppel sí.
El paseo VIP al empeño
Son las 10:43 de la mañana,
no es quincena,
es sobrevivencia.
Te pones la misma playera peluda de siempre,
te peinas con lo que encuentres,
y agarras la bocina,
esa misma que estrenaste hace semanas
con Junior H a todo lo que da.
Ahora la cargas como si fueras a llevar un perrito a regalar.
La rucaleta te ve:
— ¿A dónde vas, viejo?
— A darle una vueltecita al empeño, mija…
pa’ que conozca también la realidad.
Sales de la casa en modo
“no me vean vecinos, yo no fui”.
Pero todos saben.
Porque el barrio tiene algo:
Ve más que el INE.
Llegas a la esquina del empeño,
el letrero gigante:
💥 “EMPEÑOS FELICES, TE APOYAMOS EN TUS SUEÑOS”
Y tú piensas:
“Mi sueño era NO regresar aquí,
y aquí ando otra vez.”
Entregas la bocina.
La muchacha la revisa como si fuera Ferrari:
— ¿Sirve bien?
— Con esa tronamos tres colonias, mija, usted préndala.
Te dicen cuánto te prestan.
Duee…le.
Lo que tú pagaste “porque en abonos ni se siente”
ahora te lo quieren pagar
como si fuera radio de tianguis.
Pero tú aceptas,
porque no hay de otra.
Te dan el ticket,
la lana,
y un sermón de esos pasivo-agresivos:
— Acuérdese de pagar, joven,
que si no, se pierde.
Y tú por dentro:
“Lo que ya se perdió fue la dignidad, ñaaa.”
El centro de Vicky Ranch en modo fantasma
Regresas al centro de Vicky Ranch,
pero ahora no es gira de lujo.
Ya no huele a “ando estrenando”,
huele a “ando nomás viendo precios”.
Pasas por Coppel,
miras la puerta,
te acuerdas del día que entraste como artista:
Playera nueva, tenis brillosos,
la rucaleta con su bolsa,
los plebes con ropa nueva.
Hoy pasas rápido,
con miedo de que te salga alguien de cobranza
a sacarte foto.
El algoritmo del sufrimiento te pega:
se te atraviesa un anuncio:
“LIQUIDA TU CRÉDITO,
SÉ FELIZ.”
Y tú, con treinta pesos en la bolsa, piensas:
“Ahorita lo que quiero liquidar
es al que inventó el crédito.”
Te vas a suBodega,
pero ya no a llenar carrito modo Costco.
Ahora vas modo:
Atún en oferta
Arroz
Frijol
Tortillas
Y un sobre de Tang,
porque tampoco somos animales.
El carrito ya no truena,
pero la cabeza sí.
El verdadero final del día de paga
Regresas a la casa,
cansado,
con las bolsas del mandado baratón
y la cartera más flaca que el Yandel.
El plebe te pregunta:
— Apa, ¿y la bocina?
Se te hace n**o el alma.
— Se fue a dormir tantito, hijo…
anda guardada pa’ cuando nos pongamos al tiro otra vez.
La Britany:
— Apa, ¿y pa’ cuándo el pago del cel?
Que ya me mandaron mensaje de la app.
Tú traes ganas de decirle:
“Pa’ cuando tú seas grande y entiendas lo que es pagar intereses.”
Pero solo sueltas:
— Ahorita vemos, mija.
La rucaleta pone los platos,
te mira con esa mezcla
de “te entiendo”
y “te lo dije”.
— ¿Valió la pena, viejo?
La carne asada, la bocina, el taxi…
¿sí lo disfrutaste?
Y ahí entiendes todo:
Sí lo disfrutaste.
Machín.
Pero también entiendes
que mañana regresas al jale con la misma playera peluda
y las mismas deudas multiplicadas.
Moral Buchona del Manotas
Te sientas,
sirves los frijoles,
partes las tortillas,
y mientras el Yandel ve la tele bajito
y la Britany scrollea en su cel fiado…
Piensas:
“La quincena no se hizo para durar…
pero tampoco para morirse en un solo día.”
Porque así es la mente del Manotas:
Primero la quema sabrosa,
luego la cruda moral,
después el empeño…
Y otra vez a esperar
que “cague el águila”.
Con una sola diferencia:
Esta vez,
ya sabes lo que se siente
ver tu quincena en el ticket del empeño
y escuchar a Coppel hablándote más
que tu propio papá.
Si lo vas a reventar…
mínimo que no te reviente a ti. 💸🦅