08/10/2025
Vivía una Hormiga. Su mayor pasión era trabajar.
Todas las mañanas, apenas salía el sol, se ponía manos a la obra: animada, inspirada, incansable. Su empeño no tenía límites.
Un día pasó volando un Abejorro. Se quedó mirando un buen rato a la Hormiga, feliz en su chamba sin parar, y pensó: “Esto no puede ser tan simple… hay que ponerle ‘estructura’”. Así que inventó una “compañía” y se nombró director.
La Hormiga siguió trabajando. Y las cosas marchaban bien. Pero al Abejorro le entró la idea del “control”. Entonces apareció el Escarabajo Boleador, convertido en supervisor.
Desde ese día, la labor de la Hormiga estaba “bajo supervisión organizacional”. El Escarabajo la obligó a entregar reportes diarios. Y mientras ella cargaba con todo el trabajo, también tenía que llenar montones de papeles.
Cuando los informes ya eran demasiados, contrataron una secretaria: la Araña. Ella acomodaba documentos, contestaba llamadas. Y la Hormiga, pues, seguía trabajando.
Al ver tantas carpetas, el Abejorro quiso más: pronósticos, análisis, estadísticas. Para eso le puso al Escarabajo un asistente, la Cucaracha. Compraron computadora, impresora a color, y hasta cafetera nueva para la oficina.
Pero justo ahí se le apagó a la Hormiga la inspiración. Ya casi no tarareaba sus canciones, y en lugar de sonreír, traía cara de cansancio y enojo.
El Abejorro pensó que había que “crecer más”. En el lugar donde antes trabajaba feliz la Hormiga, levantaron todo un Departamento. Al frente pusieron al Saltamontes. Este de volada se agenció un despacho grandote con muebles nuevos y equipo de última generación.
El nuevo jefe pidió un subdirector para “estrategias y planeación de presupuesto”. Mientras tanto, ahí seguía la Hormiga: cumplida, pero cada vez menos alegre.
Un día, el Abejorro revisó las cifras y notó que el área con la Hormiga ya no daba los mismos resultados.
Para aclarar, llamaron a la Lechuza, muy sabia. Ella analizó todo durante tres meses, sacó cuentas y al final dictó sentencia:
— Tienen demasiados empleados.
Había que recortar. Y el primero en la lista de despidos fue… la Hormiga. Porque últimamente “se quejaba de todo”.