27/01/2025
Vivimos en una época donde el interés por las cosas de Dios parece estar en constante lucha con las distracciones del mundo.
Muchos dicen que una predicación de una hora es demasiado, que la gente se cansa y no retiene la información.
Sin embargo, esa misma gente puede pasar horas viendo series, películas o navegando en redes sociales sin sentir agotamiento.
¿No será acaso que el problema no es la capacidad, sino el interés del corazón?
Jesús dijo: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).
Si nuestro mayor tesoro es Dios, entonces escuchar Su Palabra será un deleite y no una carga.
Cuando algo nos apasiona, dedicamos tiempo sin quejarnos, porque nos llena y nos transforma.
Que esta reflexión nos lleve a examinar nuestras prioridades.
¿Estamos realmente hambrientos de la verdad de Dios?
¿O hemos permitido que el mundo capture nuestra atención más de lo debido?
Recordemos que invertir tiempo en la Palabra es invertir en la eternidad.
Abimelebt
GRUPO ABIMETANOIA
