
07/07/2025
Los poblanos y sus cosas?
Muchos hacen chistes de Tlaxcala. Que si no existe, que si cabe en una cuadra de Puebla, que si se pasa en 10 minutos… pero lo que pocos saben, o se niegan a aceptar, es que Tlaxcala tiene más historia en sus calles que muchas ciudades grandes en sus rascacielos.
Aquí se forjó una parte esencial del México que hoy conocemos. Tlaxcala no fue solo aliada de Cortés —fue la tierra que resistió, que negoció, y que se mantuvo firme cuando otros cayeron. Su identidad no se borra, se afirma con cada sarape tejido, con cada carnaval que estalla en color, con cada iglesia de cantera que resiste al tiempo.
Tlaxcala tiene pueblos mágicos que sí lo son de verdad. Tiene la Malintzi, que nos recuerda que la grandeza no necesita altura oceánica. Tiene cocina que no le pide nada a la de ningún chef internacional: ¿has probado un buen mixiote de carnero o un mole prieto hecho con leña?
Su gente es su mayor tesoro: trabajadora, noble, orgullosa. El tlaxcalteca no grita su identidad: la vive. En su campo, en su feria, en sus costumbres. No necesitan monumentos de 100 metros para demostrar lo que valen. Tlaxcala habla bajito, pero camina firme.
Y mientras otros nos miran por encima del hombro, Tlaxcala sigue creciendo, poco a poco, sin perder su esencia. Porque ser pequeño no es sinónimo de insignificante. Es sinónimo de compacto, de fuerte, de sólido. Tlaxcala no necesita presumir… porque Tlaxcala es.
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Grandes diferencias. 🫢