
15/07/2025
se hunde: violencia, corrupción y caos urbanístico ahuyentan al turismo bajo la gestión de Diego Castañón
Mientras el presidente municipal de Tulum, Diego Castañón Trejo, presume en redes sociales su cercanía con el diputado federal Ricardo Monreal, el municipio vive su peor crisis turística en años. La inseguridad, la corrupción, el caos en desarrollo urbano y la contaminación han deteriorado la imagen de este destino, provocando una caída alarmante en la afluencia turística.
La gestión de Castañón Trejo ha sido incapaz de frenar el desorden. Bajo su mandato, los desarrollos inmobiliarios se han multiplicado sin control ni respeto por las leyes ambientales, amparados en permisos municipales otorgados a discreción y, según denuncias, a cambio de favores políticos o económicos.
Para Rafael Barajas, director del Observatorio Ciudadano de Tulum, la situación se ha agravado con la militarización del Parque del Jaguar, que ha eliminado el último acceso libre a las playas públicas. Hoy, turistas nacionales y extranjeros deben pagar tarifas elevadas por entrar a una zona que antes era de todos.
El resultado: menos turistas, hoteles vacíos y una economía turística en declive.
A esto se suma el descontrol urbano: sin infraestructura adecuada, sin drenaje eficiente ni plantas de tratamiento funcionales, los prestadores de servicios deben recurrir a pipas y cisternas para operar. Las aguas negras son vertidas clandestinamente en la selva o en cenotes, destruyendo el frágil ecosistema que alguna vez atrajo a millones.
Y como si fuera poco, el sargazo —fuente de malos olores, moscas y un riesgo de salud pública— sigue invadiendo las playas, mientras el Ayuntamiento se limita a prometer “mesas de trabajo” para “ver qué hacer el próximo año”.
Tulum vive además una ola de violencia que el gobierno local no controla: ejecuciones, desapariciones, extorsiones y policías coludidos han transformado las vacaciones en una pesadilla para muchos visitantes.
La cereza del pastel es la entrega de 650 hectáreas a CEMEX, autorizada por el gobierno de la 4T para explotar material pétreo en áreas cercanas a Tulum, lo que representa una amenaza directa al medio ambiente.
Mientras Castañón viaja a Ciudad de México, Cancún y Chetumal a fortalecer su carrera política, el municipio se desmorona entre la impunidad, el saqueo y el abandono.