05/07/2025
Chiapas Puede... pero no quiere: un programa manchado por la corrupción y las mentiras
El programa “Chiapas Puede” se presentó con bombo y platillo como una gran estrategia del gobierno estatal para combatir la pobreza, apoyar a los sectores vulnerables y generar desarrollo. Sin embargo, lo único que realmente ha demostrado este programa es la capacidad del gobierno para prometer mucho, simular más y cumplir nada. En lugar de ser una herramienta de transformación social, se ha convertido en otro símbolo del fracaso institucional en Chiapas.
Desde su arranque, el programa estuvo envuelto en opacidad. No hubo claridad en los mecanismos de selección de beneficiarios, los montos que se entregarían ni los objetivos concretos. Se habló de apoyos a emprendedores, becas, despensas, incentivos productivos... pero al final, todo quedó en papeles firmados y discursos huecos. Las comunidades, lejos de ver mejoras, siguen esperando que las promesas bajen del escritorio al territorio.
Lo más grave ha sido la evidente corrupción detrás del programa. Diversos testimonios y filtraciones apuntan a que los recursos se han utilizado con fines electorales, favoreciendo a simpatizantes del partido en el poder. Se han denunciado desvíos, compras simuladas, facturación falsa y el uso de intermediarios ligados a funcionarios estatales. Lejos de ser una política pública real, “Chiapas Puede” se ha convertido en una caja chica para financiar intereses políticos.
La Auditoría Superior del Estado ha brillado por su ausencia o su complicidad. No hay sanciones, no hay investigaciones reales. El manto de impunidad cubre a quienes han hecho de este programa una red clientelar disfrazada de ayuda social. Y mientras tanto, miles de chiapanecos siguen en la marginación, usados como carne de cañón electoral y engañados con promesas que solo sirven para engordar currículums políticos.
El cinismo es tal que se sigue promoviendo el programa en redes sociales oficiales, mostrando imágenes cuidadamente editadas, mientras en la realidad las comunidades carecen de lo más básico. La propaganda ha suplantado a la gestión pública. En lugar de resultados, se ofrece narrativa. En lugar de transparencia, se impone el silencio.
Chiapas no necesita más programas maquillados. Necesita políticas públicas serias, diseñadas con enfoque técnico y con verdadera voluntad de transformar. “Chiapas Puede” es un ejemplo más de cómo se puede manipular la pobreza para fines políticos, sin cambiar ni una coma del problema estructural.
La pregunta que queda al final es sencilla pero contundente: ¿Chiapas puede? Sí. Pero con este tipo de programas, lo que no puede es seguir aguantando más mentiras y corrupción.