10/06/2025
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La relación entre Tolstói y Chéjov: un encuentro entre gigantes
Lev Tolstói (1828–1910) y Antón Chéjov (1860–1904) son dos de los escritores más influyentes de la literatura rusa, aunque muy diferentes entre sí. Tolstói era ya una figura consagrada cuando Chéjov comenzaba a destacar como cuentista y dramaturgo. A pesar de sus diferencias ideológicas y estéticas, ambos mantuvieron una relación de respeto y admiración mutua.
Su primer encuentro se produjo en 1895, cuando Chéjov, acompañado por su editor Alexéi Suvórin, visitó a Tolstói en su finca de Yasnaya Polyana. Tolstói, de 67 años, recibió al joven médico-escritor con curiosidad y entusiasmo. Durante la conversación, elogió los cuentos de Chéjov —a los que consideraba incluso superiores a los de Maupassant—, aunque también le hizo algunas críticas: le dijo que no comprendía la vida campesina rusa, algo que para Tolstói era fundamental.
A pesar del reconocimiento a su prosa, Tolstói no era admirador del teatro moderno, y no ocultó su indiferencia por las obras teatrales de Chéjov. Le parecían carentes de acción y propósito. Chéjov, sin embargo, no se sintió ofendido. Aceptaba con humor las críticas del maestro y bromeaba con sus amigos sobre ello.
Ambos escritores tenían visiones distintas del mundo:
✍🏻Tolstói defendía una literatura moral, espiritual, profundamente conectada con el pueblo y con ideales religiosos y éticos.
✍🏻Chéjov, en cambio, optaba por una mirada más realista, contenida y ambigua. Rehuía de los mensajes explícitos y prefería dejar que el lector interpretara.
A pesar de estas diferencias, la relación fue cordial y sincera. Chéjov respetaba enormemente a Tolstói, y Tolstói valoraba la profundidad psicológica y la sobriedad del estilo chejoviano. Cuando Chéjov murió en 1904, Tolstói dijo con tristeza que era “una gran pérdida para la literatura rusa y para la humanidad”.
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La relación entre Tolstói y Chéjov: un encuentro entre gigantes
Lev Tolstói (1828–1910) y Antón Chéjov (1860–1904) son dos de los escritores más influyentes de la literatura rusa, aunque muy diferentes entre sí. Tolstói era ya una figura consagrada cuando Chéjov comenzaba a destacar como cuentista y dramaturgo. A pesar de sus diferencias ideológicas y estéticas, ambos mantuvieron una relación de respeto y admiración mutua.
Su primer encuentro se produjo en 1895, cuando Chéjov, acompañado por su editor Alexéi Suvórin, visitó a Tolstói en su finca de Yasnaya Polyana. Tolstói, de 67 años, recibió al joven médico-escritor con curiosidad y entusiasmo. Durante la conversación, elogió los cuentos de Chéjov —a los que consideraba incluso superiores a los de Maupassant—, aunque también le hizo algunas críticas: le dijo que no comprendía la vida campesina rusa, algo que para Tolstói era fundamental.
A pesar del reconocimiento a su prosa, Tolstói no era admirador del teatro moderno, y no ocultó su indiferencia por las obras teatrales de Chéjov. Le parecían carentes de acción y propósito. Chéjov, sin embargo, no se sintió ofendido. Aceptaba con humor las críticas del maestro y bromeaba con sus amigos sobre ello.
Ambos escritores tenían visiones distintas del mundo:
✍🏻Tolstói defendía una literatura moral, espiritual, profundamente conectada con el pueblo y con ideales religiosos y éticos.
✍🏻Chéjov, en cambio, optaba por una mirada más realista, contenida y ambigua. Rehuía de los mensajes explícitos y prefería dejar que el lector interpretara.
A pesar de estas diferencias, la relación fue cordial y sincera. Chéjov respetaba enormemente a Tolstói, y Tolstói valoraba la profundidad psicológica y la sobriedad del estilo chejoviano. Cuando Chéjov murió en 1904, Tolstói dijo con tristeza que era “una gran pérdida para la literatura rusa y para la humanidad”.