29/07/2025
Si su hijo quiere estudiar medicina veterinaria… no lo permita!
Convénzalo de que aprenda a lavar autos.
En México, un lava autos gana $30 por vehículo.
Un médico veterinario puede cobrar $200 por consulta… si el cliente accede a pagar.
Convénzalo de que sea estilista.
Un corte de cabello o barba cuesta entre $90 y $500, y no implica riesgos mayores.
Un médico veterinario puede atender desde un cachorro hasta un caballo, operar, vacunar, desparasitar, asesorar…
y aun así, ser regateado.
Convénzalo de que sea “viene viene”.
Ganan entre $500 y $1000 diarios.
Un médico veterinario puede hacer turnos de 12 horas y llevarse la mitad. O nada, si el cliente dice “no traigo efectivo”.
No lo deje estudiar medicina veterinaria.
Podrían acusarlo de no tener vocación si se niega a regalar consultas por WhatsApp, Facebook o Instagram.
Será explotado durante la carrera: sin dormir, sin comer, entre prácticas, guardias, servicio social y exámenes interminables.
Le dirán que es “su deber”... porque “los animales no pueden hablar”.
Y si logra titularse y cumplir su servicio social, será aún más duro:
Se convertirá en mano de obra barata, enfrentará prácticas abusivas en clínicas públicas o privadas, y lo tratarán como estudiante toda la vida.
Porque a los médicos veterinarios se les exige todo…
y se les reconoce poco!
¿Por qué?
Porque decidió superarse en un país donde la ignorancia, el regateo y la indiferencia hacia la salud animal son el pan de cada día.
Donde el gobierno no protege ni al personal veterinario, ni a los animales, ni reconoce su papel clave en la salud pública.
Pero si a pesar de todo, su hijo o hija insiste en seguir este camino…
Entonces sabrá lo que es tener un propósito.
Y con ese amor y esa perseverancia, terminará enamorado de una de las profesiones más nobles y trascendentes.
Porque la medicina veterinaria es eso:
Sentir el latido de la vida en todas sus formas.
Entender el sufrimiento sin palabras.
Curar a quienes no pueden pedir ayuda.
Y luchar por un mundo más justo para todos los seres vivos.
Todas las profesiones son esenciales.
Pero ser médico veterinario exige amor, fortaleza… y una vocación profunda por el servicio.
Quien lo tiene, será millonario por dentro… y con trabajo, también por fuera.
“No se trabaja de veterinario.
Se es médico veterinario.
Y esa… es la mejor experiencia que he tenido en mi vida.”