
11/05/2025
Desperté en una cama solitaria, en una casa vacía, silencio total, no hijos, no pareja, no familia. Sola. ¡Madres! En mi teléfono encontré el mensaje del hombre con el que vivo deseándome en la distancia un feliz día y unas “mañanitas” virtuales. Recordé aquellas madrugadas -en mi adolescencia- en las que salíamos con mi grupo de amigos -siempre había alguien con guitarra- a dejar serenata a nuestras mamás, íbamos de casa en casa, recorríamos la ciudad para cantarles a todas las madres del grupo, terminábamos cerca de las 7 am y la última casa a la que llegábamos solía ser de la madre que le tocaba darnos de desayunar....
Desperté en una cama solitaria, en una casa vacía, silencio total, no hijos, no pareja, no familia. Sola. ¡Madres! En mi teléfono encontré el mensaje del hombre con el que vivo deseándome en la dis…