10/07/2025
Opinión | Protestas en CDMX contra el turismo extranjero: una advertencia que no debe volverse estigma
Por Arnold Rafael Tinoco Cuaraqui
Abogado mexicano defensor de migrantes en Estados Unidos
Periódico 637
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El pasado viernes 4 de julio, las calles de la Ciudad de México fueron escenario de una protesta que comenzó como una manifestación pacífica en contra del turismo masivo y la gentrificación en las colonias Roma y Condesa. Sin embargo, lo que inició con pancartas y consignas se transformó rápidamente en actos de vandalismo, pintas con mensajes como “gringos, váyanse de México” y agresiones verbales a turistas extranjeros, principalmente estadounidenses.
Como abogado mexicano que representa a connacionales radicados en Estados Unidos, me preocupa profundamente cómo estos eventos pueden ser malinterpretados fuera de contexto y usarse para estigmatizar —una vez más— a nuestros migrantes.
Las manifestaciones expresan una molestia legítima: el alza de rentas, la expulsión silenciosa de familias de clase media, y el uso desmedido de plataformas como Airbnb han generado una crisis habitacional real en muchas zonas de la capital. No obstante, el enojo social no puede ni debe justificar la violencia, ni la xenofobia.
Desde el punto de vista jurídico, es vital aclarar: los actos de unos cuantos manifestantes no representan a la población mexicana en su conjunto, mucho menos a los millones de migrantes trabajadores, honestos y comprometidos que día a día contribuyen a la economía de los Estados Unidos.
Nuestros paisanos no tienen ninguna relación con los disturbios ocurridos en México. Por el contrario, son ellos quienes muchas veces enfrentan los prejuicios y generalizaciones injustas por este tipo de noticias. Es por ello que, como representante legal, recomiendo a toda persona migrante que se mantenga informada, que documente su arraigo comunitario y laboral, y que esté preparada para desmentir cualquier vínculo con estos actos.
Reitero: la crítica al modelo económico urbano es válida; la violencia, jamás. Y que no se equivoquen quienes desde el extranjero pretendan usar esta coyuntura para señalar o desacreditar a nuestra comunidad migrante.
La responsabilidad como país es doble: garantizar justicia social en casa y proteger la dignidad de quienes nos representan con su trabajo en el exterior.
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