
13/07/2025
🎬 Papá Soltero: nostalgia, cambio de época... y una lección perdida
No sé ustedes, pero yo crecí viendo Papá Soltero. Aquel programa de finales de los 80 y principios de los 90 con César Costa, Pocholo y Gumara, era mucho más que una comedia familiar: era una escuela de valores. Cada episodio cerraba con una reflexión o una enseñanza. Hoy, al ver la nueva versión que estrenó en ViX este 2025, me siento con sentimientos encontrados.
La producción es moderna, eso sí. Técnicamente impecable, con actores de primera línea como Mauricio Ochmann en el papel principal, interpretando a un César más humano, vulnerable y contemporáneo. No tengo problema con eso. Incluso me parece acertado que se toquen temas como el duelo o la terapia, porque reflejan realidades actuales.
El nuevo elenco también ofrece actuaciones destacadas. Las hijas, los mellizos, e incluso el regreso de José Luis Cordero “Pocholo” (¡sí, el mismo!) me arrancaron una sonrisa. Es un guiño nostálgico que los fans de la versión original, como yo, agradecemos.
Pero debo ser honesto: hay elementos que simplemente no puedo pasar por alto.
Para empezar, la serie hace uso de malas palabras, algo impensable en la versión original. No es que esté en contra del realismo o del lenguaje coloquial, pero creo que Papá Soltero tenía precisamente un lugar especial en nuestros corazones porque era un refugio limpio, familiar, y sin necesidad de recurrir al lenguaje vulgar para conectar.
Otro punto crítico: la ausencia de moraleja. En la serie original, siempre se aprendía algo. Sobre la amistad, la familia, la honestidad o el respeto. Hoy, en la nueva versión, los conflictos se presentan... y simplemente quedan ahí. No hay un cierre, no hay una enseñanza, no hay una conclusión que nutra. Es como si la historia avanzara sin propósito más allá del entretenimiento superficial.
Y eso, para mí, es una pérdida enorme.
Papá Soltero no era solo comedia. Era una ventana a cómo resolver los problemas con diálogo, cómo criar a los hijos con amor y límites, cómo formar personas con principios. Ahora, lo que antes era una brújula de valores, se ha convertido en una historia más de paternidad “moderna” sin mucho que enseñar.
Lo reconozco: la serie tiene buenos momentos, buenas actuaciones y un ritmo ágil. Pero también creo que se ha dejado llevar por las tendencias actuales olvidando lo más valioso que tenía: la enseñanza emocional y moral.
No todo reboot debe ser igual a su antecesor, pero sí debe conservar el alma. Y en este caso, siento que esa alma se ha diluido entre malas palabras, chistes rápidos y conflictos inconclusos.
A quienes nunca vieron la original, tal vez les parezca una buena serie. A quienes crecimos con ella, nos queda la nostalgia… y la certeza de que antes, sí se contaban historias que te dejaban algo más que una risa.
En fin, éstas también son .
✍️ Isaí Heredia.