08/03/2025
Hoy, 8 de marzo, no es un día de celebración, sino de reflexión, conmemoración y lucha.
Es un recordatorio de todo lo que hemos avanzado, pero también de lo que aún nos falta por lograr. Las mujeres hemos demostrado una y otra vez nuestra fuerza, nuestra resiliencia y nuestra capacidad para transformar el mundo. Sin embargo, seguimos enfrentando desigualdad, violencia y discriminación en distintos ámbitos de la vida.
La sororidad es nuestra mayor herramienta. Cuando una mujer apoya a otra, cuando nos impulsamos en lugar de competir, estamos construyendo una sociedad más justa. No se trata solo de alzar la voz por nosotras mismas, sino por todas: por las que no pueden hablar, por las que ya no están, por las que vienen detrás de nosotras.
Eliminar el abuso y la discriminación no es solo responsabilidad de las mujeres, sino de todos. Necesitamos que cada persona, sin importar su género, se sume a esta causa, porque una sociedad que respeta y valora a las mujeres es una sociedad más próspera, más humana y más justa.
Sigamos luchando, sigamos creando espacios seguros, sigamos rompiendo barreras. Porque merecemos un mundo donde ser mujer no implique miedo, donde nuestros logros no sean minimizados y donde nuestra voz nunca más sea silenciada.