14/07/2025
En días de procesos escuché claramente la voz del Padre. Hijo, muchas personas que van a las iglesias y están en ministerios, chicos, pequeños, muy famosos o no conocidos, súper espectaculares o muy sencillos, en años no alcanzaron sus propósitos. Muchas victorias retenidas, malos matrimonios, familias destruidas, maldiciones, oscuridad, pobreza, miseria, dolor, heridas, orgullo, soberbia, altivez, argumentos, duda, negatividad, tristeza, soledad, rechazo, huérfanos. Esto es porque los ministerios, los lugares, los grupos, las dominaciones, las instituciones, los súper apóstoles o profetas famosos no pueden restaurar a los hijos perdidos, a los hijos caídos, a los hijos pródigos. El único lugar donde ellos pueden ser restaurados es en el regazo del Padre. Necesitan ser abrazados, besados, que el Padre les hable al oído, recibir el derramar de mi amor en sus corazones. Solo en mí pueden ser restaurados. La palabra restauración significa algo que fue destruido, arruinado, es traído a su estado original. Recuerden que salieron de mí y solo con su amado Padre celestial pueden regresar a su verdadera identidad. Necesitas regresar como un niño, porque el niño representa sencillez, humildad, inocencia, una fe ciega, como un niño que necesita a Papá. Lo que Papá diga, así será. No puedes llegar delante del Padre como alguien que sabe todo, que no tiene que aprender, que ya no puede recibir nada. Olvídate de todos tus títulos y diplomas. La palabra dice: Isaías 57:15 RVR1960, ‘Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados’. Regresa al Padre como el hijo pródigo. Papá te está esperando, porque te ama como nadie te amará. No necesariamente sé fueron, están dentro de templos, en ministerios, iglesias, auditorios, perdidos, caídos, pródigos. Es tiempo de regresar al Padre. S. Lucas 15:20-24 RVR1960, ‘Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo mu**to era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse’.