27/05/2025
| Sin apoyo y revictimizadas: trabajadora denuncia acoso y represalias en ayudantía de la Gobernadora Rocío Nahle
Xalapa, Ver.— En un contexto que presume ser de transformación y equidad, una grave denuncia de acoso, hostigamiento y violencia institucional con perspectiva de género expone una realidad contradictoria en la ayudantía de la Gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle.
Todo comenzó cuando una trabajadora del área de género comenzó a ser aislada, señalada y relegada de sus funciones por parte de altos mandos dentro de la estructura gubernamental. Según el testimonio de la víctima, el jefe inmediato, Radek Villamuk, habría iniciado una serie de acciones que incluyen desde el señalamiento de sus horarios de salida a elementos de seguridad —en una práctica que se asemeja a dinámicas de trata—, hasta la manipulación de sus labores para adjudicarlas a otras personas sin justificación aparente.
La trabajadora denunció que, al cuestionar esta situación, Villamuk le respondió que si fuera "más accesible" y perteneciera a su círculo cercano, recibiría “consideraciones”. Le gritó en espacios laborales e insistió en que los permisos que se le habían otorgado eran por amistad, no por derecho, ignorando que muchos de estos permisos están respaldados por la ley.
La denuncia fue interpuesta ante el Órgano Interno de Control (OIC), sin embargo, lejos de recibir respaldo institucional, comenzaron las represalias. Compañeros fueron instruidos a no hablar con ella, y fue separada de su equipo. La jefa de Recursos Humanos, Jetzabel del Joncal, llegó incluso a gritarle que entregara su puesto, pese a no contar con ningún documento oficial que respaldara dicho relevo. “Mientras no tenga un oficio o nombramiento, no voy a entregar nada”, respondió con firmeza la afectada.
Las acciones no se detuvieron ahí. En lugar de investigarse el caso con seriedad, la víctima fue enviada a Control y Confianza, una medida que parece más una estrategia para silenciarla que para garantizar justicia. Cabe mencionar que en el lugar de Radeck ocupa su lugar otra persona que ha continuado con un ambiente de hostilidad y violencia laboral.
Lo más alarmante de este caso es el silencio institucional. A pesar de que la gobernadora Rocío Nahle ha hecho bandera del discurso de “tiempos de mujeres”, los hechos narrados por esta trabajadora reflejan lo contrario: una estructura que minimiza las denuncias de acoso, que protege a los agresores y que revictimiza a quienes se atreven a alzar la voz.
Este no es un caso aislado, sino un reflejo de cómo las estructuras de poder siguen reproduciendo dinámicas machistas incluso dentro de gobiernos que se autodenominan progresistas y de transformación.
¿De qué sirve hablar de paridad y derechos de las mujeres si no se respalda con acciones reales? ¿Dónde queda el compromiso con las víctimas? ¿Dónde está el ejemplo desde la cabeza del Ejecutivo estatal?