10/09/2025
LO QUE HACE LA PENSIÓN DEL BIENESTAR (sucedió en Coahuila Mx) 😂 abuelo se gasta la pensión con las cariñosas e invita cheves para todos y SE VA SIN PAGAR
Don Rosenberg en "El Dorado"
Don Rosenberg Osoria Cepeda, un señor de 71 años con un bigote estilo abuelo sabio y ojos brillantes de alegría, llegó al bar "El Dorado" en Coahuila, México, con una bolsa llena de billetes frescos. Acababa de cobrar su apoyo del Bienestar y decidió que era el día perfecto para hacer una fiesta de las grandes.
Al entrar al bar, Don Rosenberg gritó con voz de charro: "¡Hoy es día de pachanga, amigos! ¡Pidan lo que quieran, que hoy paga Bienestar!". Los parroquianos de "El Dorado" se miraron entre sí con ojos como platos y empezaron a pedir de todo: tequilas, cervezas, nachos con queso derretido, tacos al pastor...
Don Rosenberg, empezó a bailar cumbia como si tuviera 30 años menos. Invitó a todos a la pista, desde la señora de los tacos hasta el señor que dormitaba en la barra. "¡Vamos a mover el esqueleto, caramba!", gritaba.
Las señoritas, especialistas en sonrisas con precio, no perdieron tiempo: una pedía tequila, otra cerveza, y otra hasta preguntó si no aceptaba pago a meses sin intereses. Don Rosenberg, envalentonado, sacaba billetes como si fueran servilletas.
La cuenta subía y subía como un cohete en la feria de San Marcos. Hubo alitas picantes, guacamole, más tequila, canciones de José Alfredo Jiménez a todo volumen... Don Rosenberg repartía billetes como si fueran confeti.
Pero cuando se dio cuenta... ¡se había acabado el dinero! El Bienestar había pagado la fiesta más loca de Coahuila, pero Don Rosenberg se quedó sin un quinto. Intentó escabullirse del bar bailando cumbia hacia la puerta,
A medianoche, el dinero ya se había esfumado junto con las caricias compradas. Entonces, al estilo de Misión Imposible, Rosenberg decidió ejecutar la Operación Retirada: dio un último paso prohibido en la pista, levantó los brazos como campeón y salió disparado hacia la calle.
Un cliente que lo siguió relató:
“Yo no sabía si estaba viendo un ladrón o un maratonista… parecía que entrenaba con Kipchoge.”
La policía recibió el reporte de “un bailarín fugitivo de la tercera edad con energía sospechosa”. Al llegar, lo encontraron saltando botes de basura, saludando vecinos y hasta bailando pasos prohibidos mientras huía.
Los agentes, entre risas, tardaron en detenerlo porque la condición física del hombre era mejor que la de varios cadetes. Al capturarlo, uno no pudo evitar preguntarle qué vitaminas tomaba y si todavía había cupo en el Zumba donde entrenaba.
La noche terminó en la comandancia, con Rosenberg tras las rejas y tarareando la cumbia que aún sonaba en su cabeza. La pensión se esfumó, las damas desaparecieron y la moraleja quedó clara: el Bienestar se va en un santiamén… sobre todo si lo gastas en tacones dorados.
Don Rosenberg prometiendo: "La próxima pensión la gasto con más calma... o me quedo en casa viendo telenovelas". Los de "El Dorado" aún recuerdan la fiesta de Don Rosenberg como la más divertida del pueblo.