15/11/2025
Tengo que irme…
Y no porque quiera, sino porque entenderlo duele menos que quedarme esperando algo que ya no volverá.
Es simple: no puedo negarte el amor, ni obligarlo a regresar a mí.
Tus ojos ya no me pertenecen;
ya no brillan cuando me miran,
ya no buscan refugio en los míos.
Tu corazón late por alguien más,
y aunque mi alma se quiebre al aceptarlo,
sé que no puedo retenerte en un lugar donde ya no eres feliz.
No quiero ser egoísta.
No quiero convertirme en una sombra que te siga suplicando cariño.
Prefiero volverme loco tratando de olvidarte,
encerrándome en mis propios pensamientos,
peleando contra la nostalgia,
antes que convertirme en una carga para ti.
Quiero que seas feliz, de verdad.
Que cada uno de nuestros recuerdos
se quede grabado en tu memoria sin peso,
como un suspiro del pasado,
como un abrazo que alguna vez te hizo sonreír.
Cuídate mucho, por favor.
Come bien, no te saltes tus comidas como siempre hacías.
Vístete hermosa todos los días,
porque aunque ya no pueda decírtelo,
sé que el mundo merece ver la luz que llevas dentro.
Cuando lo veas, dile cuánto lo amas.
No te guardes nada, no repitas conmigo los silencios que duelen.
Ve a ese lugar al que siempre quisiste ir y nunca te atreviste.
Baila aunque no haya música.
Canta aunque la voz se te quiebre.
Vuelve a brillar sin miedo,
deja que el mundo te admire como yo lo hice en silencio tantas veces.
Y si algún día, por casualidad o destino,
vuelves a pasar por los lugares donde reímos,
no te sientas culpable si ya no duele.
El tiempo sana lo que el corazón piensa que no tiene remedio.
Nunca olvides que, entre toda la gente,
hubo un desconocido que te quiso tanto
que fue capaz de perderse a sí mismo por amor.
Alguien que hubiera movido el mundo por verte sonreír.
Alguien que se va, no porque dejó de sentir,
sino porque entendió que no podía detener tu vuelo.
Y aunque me marche con el pecho roto,
me quedo con la certeza de que amarte
fue lo más honesto que le pasó a mi vida.