01/10/2025
*ENTRE EL REZAGO Y LA BUROCRACIA: LA REALIDAD DEL MAESTRO MULTIGRADO*
*_Germán Barahona_*
La labor del maestro multigrado es inmensa. No solo debemos atender las necesidades académicas de nuestros alumnos, sino también lidiar con los problemas entre compañeros, las exigencias de los padres de familia, las demandas de los superiores y las responsabilidades administrativas. Resulta profundamente frustrante planear una jornada con el propósito de que los alumnos avancen —o, al menos, intentar rescatarlos del rezago que ha dejado la Nueva Escuela Mexicana— y, de repente, recibir el aviso de que es necesario entregar de inmediato una gran cantidad de documentos solicitados por la Secretaría de Educación.
Paradójicamente, siendo los maestros multigrado el sector más numeroso del sistema educativo, también somos el más abandonado. Hoy en día somos cuestionados, señalados, golpeados y hasta amenazados, no solo por quienes buscan desquitar su inconformidad de la manera más ruin, sino también por la propia autoridad educativa. Al final, ningún patrón se preocupa más por sus trabajadores que por sus clientes, y en ese juego de intereses terminamos siendo los más vulnerables.
Nos encontramos solos, sin representación sindical real, sin unión entre colegas, sin la fortaleza que antes caracterizaba al magisterio en la defensa de sus derechos. Muchos de los maestros que aún disfrutaban de conquistas laborales ya se han jubilado; en cambio, quienes ingresamos a partir de 2007 estamos condenados a trabajar prácticamente hasta la muerte, atrapados en un sistema de cuentas individuales y AFORE cuyos estragos pocos dimensionan ahora, pero que se harán sentir con el paso de los años. La indiferencia y la falta de organización nos han debilitado, y cuando el tiempo cobre factura será demasiado tarde.
Un ejemplo reciente es el bono anual por atender grupos multigrado. Históricamente se había depositado en tiempo y forma, pero este año simplemente no llegó. Nadie dice nada: ni el sindicato, ni la Secretaría, ni nosotros mismos. Hemos caído en un círculo vicioso de silencio y resignación.
A todo esto se suma la carga pedagógica. La llamada Nueva Escuela Mexicana, lejos de facilitar nuestro trabajo, ha sido un fracaso absoluto. Pretender que un alumno desarrolle un proyecto complejo sobre los estados de la materia cuando aún no sabe leer, escribir o realizar operaciones básicas, no solo es irreal, sino también una muestra del desconecte de las autoridades con la realidad de las aulas. Además, se nos exige trabajar con interminables cuadernillos mal elaborados que, en muchas ocasiones, rompen con la planeación previamente estructurada y dificultan aún más nuestra labor.
En este contexto, la docencia multigrado se vuelve un acto de resistencia. Cada día es una batalla contra la burocracia, la indiferencia institucional y las carencias del sistema. Sin embargo, pese a todo, seguimos frente a nuestros alumnos, luchando por darles las herramientas mínimas que les permitan construir un futuro distinto.
La educación no puede sostenerse únicamente sobre el sacrificio silencioso de los maestros. Se necesita unión, conciencia y valentía para recuperar la dignidad del magisterio y exigir un sistema justo, realista y humano. De lo contrario, corremos el riesgo de que las futuras generaciones de docentes repitan la misma historia de desgaste, abandono y olvido.