
28/02/2025
LA CHICA DE LA MORGUE
Ya me había acostumbrado a ver cosas extrañas en la morgue donde trabajaba. Desde sombras en los pasillos, cuerpos que parecían moverse levemente, hasta gritos que resonaban en la oscuridad... Eran cosas que simplemente sucedían en un lugar donde descansaban tantos mu***os. Pero jamás había visto que uno de ellos se levantara para hacer una pregunta.
Todo comenzó en lo que parecía un día normal. Los cuerpos entraban y salían de la morgue, y mi ayudante y yo estábamos exhaustos después de una larga jornada. Mientras terminábamos algunos informes, escuchamos pasos en el pasillo. No le dimos importancia; eran casi las 10 de la noche, y a esa hora el guardia del hospital solía pasar a saludarnos. Sin embargo, nos extrañó que nadie entrara. Pensamos que simplemente nos había visto ocupados y siguió su camino.
Dos horas después, el guardia finalmente llegó.
—Buenas noches. ¿Ya casi terminan? —preguntó.
—Buenas noches. Sí, ya casi, solo nos falta hacer un último informe —respondí.
—Me parece bien. Por cierto, ¿dónde está la chica practicante?
Mi compañero y yo nos miramos confundidos.
—¿Qué chica practicante? —pregunté.
—La que encontré en el pasillo. Dijo que estaba con ustedes.
Un escalofrío recorrió mi espalda.
—Eso es imposible. No tenemos permitido dejar entrar a nadie, y menos a esta hora —dijo mi ayudante.
—No me vengan con esas bromas. Yo hablé con ella.
—¿Cómo era? —pregunté.
—Era blanca, algo alta, tenía un lunar cerca de la boca...
Mi ayudante palideció.
—¿Por casualidad no tenía una cicatriz cerca del ojo derecho?
El guardia asintió.
—¿Ya ven? Sí estaba con ustedes.
Mi compañero se levantó lentamente y caminó hacia una de las planchas de acero donde yacía un cuerpo cubierto con una sábana. Con un movimiento preciso, retiró la tela.
—Aquí está... ven a verla —dijo con voz tensa.
El guardia se asomó y en cuanto vio el rostro de la joven, retrocedió aterrorizado. Sin decir una sola palabra, salió corriendo.
Lo seguí para ver si estaba bien, pero cuando regresé a la sala, mi compañero aún estaba inclinado sobre el cadáver, como si estuviera revisándolo con más detalle.
—Déjala, nuestro turno ha terminado. Ya llegaron los del siguiente turno y están con el guardia... que por cierto, aún no se recupera del susto de haber hablado con una mu**ta —le dije.
Mi ayudante suspiró y cubrió nuevamente el cuerpo. Estaba a punto de retirarse cuando, de repente, la chica se incorporó lentamente en la camilla.
—¿Dónde está mi novio? —preguntó con voz entrecortada.
Ambos nos quedamos petrificados. Luego, sin pensarlo, salimos corriendo mientras el lamento de la joven resonaba en la morgue.
Al llegar con los demás, les contamos lo que acabábamos de ver. Uno de los forenses veteranos sonrió con tranquilidad.
—No se asusten —dijo con voz serena—. Algunas almas aún no aceptan que ya no pertenecen a este mundo y tratan de aferrarse a lo que dejaron atrás. A veces logran reanimar su cuerpo por unos instantes, solo para buscar a la persona que más amaron en vida.
Lo decía como si fuera algo completamente normal. Para él, tal vez lo era... pero para mí, esa había sido la peor noche de mi vida.
O al menos eso pensé.
Apenas estaba empezando mi trabajo en la morgue, y pronto descubriría que aquello solo era el principio de muchas noches de terror.
Créditos Panico historias de miedo.
🛑🛑mundo oculto 🛑🛑