22/03/2025
Caravaggio pintó para su protector el Cardenal del Monte una obra excepcional. Se trataba de Medusa, la Gorgona con cabellos de serpiente mu**ta a manos de Perseo. Sus ojos transformaban en piedra a los hombres que la miraban directamente, pero Perseo la engañó con un espejo para poder decapitarla. Caravaggio capta el preciso momento en que Medusa se ve a sí misma, y con un grito de terror presiente su fatal destino. El cuadro está pintado en un lienzo montado en un escudo convexo, aunque a la vista parece cóncavo, y esto lo aprovecha para lanzar más fuerte la imagen sobre el espectador. La cabeza parece salirse fuera de la superficie, de manera que la Gorgona parece mirarnos con desprecio desde una proximidad asombrosa. El espectador siente que la mirada de Medusa le alcanza y es hipnotizado por ella, parece cobrar vida al mirarlo, te cautiva y por fin consigue petrificarte, tal y como lo hacía. Esta obra se hizo muy famosa entre los poetas de la época y Murtola escribió poco después de pintarse el cuadro: “¿Es esa Medusa, la de los cabellos venenosos con miles de serpientes?. Así es, ¿no ves acaso cómo mueve los ojos, cómo los pone en blanco?. Huye, huye de su cólera, huye de su desdén, pues si te alcanza su mirada, te convertirá en piedra también”.
Mariano Garcia Gonzalez
La cabeza de Medusa. Caravaggio. Galería de los Uffizi. Florencia.