27/10/2025
Un niño le contó al personal de la Marina que ese día cumplía años. No pidió regalos, solo lo dijo con la inocencia de quien no espera nada.
Pero en medio de la tristeza que dejó la inundación, los marinos, conmovidos por su historia, no lo pensaron dos veces: organizaron una pequeña fiesta con lo poco que tenían y cantaron “Las Mañanitas” como si fuera el mejor lugar del mundo.
El niño, con el corazón lleno, sonrió como pocas veces. Es algo que nunca olvidará: la calidez humana en un día gris. Los marinos no solo llevan ayuda, también llevan esperanza, empatía y un profundo sentido del deber que trasciende el uniforme.