29/07/2025
TINTERO:OPINIÓN
“Esto es lo Que Pienso”
Juan Carlos Pérez
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“Mama, I´m coming home”: hora de decir adiós a Ozzy
El pasado 5 de julio, Ozzy Osbourne se despidió de los escenarios en un último enorme concierto junto a sus compañeros de Black Sabbath. Afectado por la enfermedad de Parkinson, así como por enfisema pulmonar, su cuerpo terminó por sucumbir, este martes, a los excesos de una vida intensa, con frecuencia desordenada, pero, casi seguramente, inmensamente satisfactoria.
Cada vez que un grande del rock muere, es inevitable revisar su trayectoria y volver a su música. En pocas horas, los grandes sencillos de Sabbath y del mismo Ozzy – en su etapa solista -, saltaron como tendencia en las distintas plataformas de música y video. Se compartieron clips poco conocidos, como aquella ocasión en la que compartió escenario con el enorme Roberto Carlos, y rodaron lágrimas al repetir fragmentos del concierto “Back to the Beginning, cuando el Parkinson era más que evidente.
Osbourne nunca quiso dejar los escenarios. Durante más de cincuenta años, llevó un ritmo de vida denso, con incontables anécdotas de excesos, dr**as e irreverencia. Sin embargo, hace unos diez años comenzó, poco a poco, a bajarse del tren de la locura y enfocarse más hacia los suyos: se acercó a una vida más tranquila e íntima, aún a pesar del reality show que protagonizó junto a su familia. Abandonó las dr**as y el alcohol. Y cuando el Parkinson ya se estaba cobrando lo mejor de su motricidad, entonces decidió decir adiós. El estadio Villa Park vio como Black Sabbath, y otros músicos, llegaron a rendir homenaje al mero mero ícono del rock, en cuya imagen pensamos todos cuando pasa por nuestra mente la palabra rockero: de negro casi riguroso, delineador en los ojos, blanco, vampiresco, hasta un poco profano. ¡Ningún otro mordió a un murciélago en público!¡Nadie se ve o se ha visto como él, y nadie se verá! Los críticos musicales sostienen que no encarnó una de las voces insignia del género, pero nadie cuestiona su marca personal. Ozzy Osbourne es el rock.
“Es hora de que pase algún tiempo con mis nietos. No quiero morir en una habitación de hotel en alguna parte. Quiero pasar el resto de mi vida con mi familia”. Con estas palabras anunciaba, en mayo, su despedida. “Ya es hora”, dijo.
¿Cómo pudo este inglés despertar la admiración de toda una generación de adolescentes, allá por los años 70? En un mundo a merced de la guerra fría, saliendo de conflictos bélicos atroces, y con la desigualdad social en alza, la única manera que los adultos encontraban para mantener el control de la juventud era la rigidez de las normas. Y la gente joven ve en cada No, una invitación al Sí, desde todos los tiempos. Cuando alguien se planta a esas normas y reglas, a esa rigidez y, con o sin razón, para bien o para mal, decide hacer todo lo que está prohibido, mientras luce una imagen transgresora y descarada, los jóvenes le responden. Pero detrás de ese “Príncipe de las tinieblas”, había un hombre inmensamente sensible al dolor ajeno, generoso, cercano y afectuoso con los suyos. Además, tenía un interesante y picante sentido del humor.
Por si fuera poco, amaba a México.
Ahora se le dice adiós a un cuerpo, pero la gente eterna permanece en su música y su legado. Llegó la hora de despedirnos de John Michael Osbourne, porque a él le ha tocado partir. Y lo dejamos ir, como su canción, sin lágrimas pero con enorme gratitud.
¡Esto es lo que pienso !
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