07/03/2024
Historia de vida y trabajo que nunca llegará a la radio Sandino, si no los invitamos. Aquí les dejo la historia de Tito. Saludos.
"35 años lustrando zapatos. Tito es el único lustrador que queda en el Parque Central de Managua; aunque en realidad ahora debió ubicarse en frente porque al parque "llegó el progreso y tuvimos que ponernos aquí", dice refiriéndose a que la Alcaldía Municipal remodeló totalmente ese punto histórico.
Iba a una reunión formal y me di cuenta que andaba los zapatos sucios. Voy a buscar a un lustrador, me dije, y empezó una tarea casi imposible para encontrar uno. Ya casi no hay personas que se dediquen a esta labor en las calles de la capital. Quizá en los pueblos hay más. En Chinandega, por ejemplo, se les construyó un espacio dentro del parque principal, cuando este se restauró.
Tito tiene 55 años de edad y lustra zapatos desde los 15. Recuerda que llegaron a ser 12 lustradores ubicados ahí en el parque. Afirma que la mayoría ya murieron, pues todos eran mayores que él.
"Yo era el más chavalo cuando empecé en esto aquí y me decían Robertito, pero un día me dice uno: loco, vos ya te hiciste hombrecito aquí, ya no sos Robertito, ahora te vamos a decir Tito. Y así me dicen en todos lados, en la iglesia también", me cuenta este hombre alegre y jovial.
Tito empieza a hablar naturalmente en cuanto uno se dispone a recibir sus servicios. Es el sueño del entrevistado para cualquier periodista. Se suelta y no para de brindar datos sobre su vida con una naturalidad que solo 35 años compartiendo con todo tipo de gente le ha podido dar.
Casi sin hacerle una sola pregunta, él sigue: "Yo empecé a trabajar a los 9 años, en mi casa éramos 8 y teníamos que hacer algo, dormíamos 5 en una misma tijera, y un día le dije a mi mamá que iba a ir a buscar qué hacer en el mercadito que quedaba frente al Cementerio General. A los 15 me vine para acá y ya no paré. Ahora hasta cuido y lavo carros, ya tengo mis clientes. Uno se los gana, sabe".
Yo observaba que el hombre que me limpiaba los zapatos con agilidad y gran capacidad técnica por 30 córdobas, tenía unos totalmente descuidados. Luego me contó que esos zapatos tienen 16 años con él y no los quiere dejar, aunque hay gente que le ha dicho que debería andar unos buenos y bien lustrados.
Tito no para de hablar. Yo sigo anotando en mi mente cada detalle. Dice que la única vez que hizo una pausa en su labor fue cuando fue a prestar su Servicio Militar Patriótico a finales de los años 80s. Regresó directamente al parque.
Su experiencia le hace darse cuenta que mis zapatos fueron recientemente teñidos y que el negro no es su color original. "¿Cuánto te cobraron por teñirtelos? - me dice -
- 110 córdobas, en el Oriental - le respondí -
- Yo te hubiera cobrado 200 - afirma sin ningún reparo - y agrega que su trabajo eso vale porque lo hace muy bien.
"Yo cobro lo que vale mi trabajo, pero eso sí, cuido a mis clientes y les sirvo con ganas. Uno de mis clientes era el viejo García, ya murió, pero todos su hijos vienen donde mí y ahora ellos ya tienen hijos y ellos vienen donde mi. Me han traído hasta 15 pares de zapatos de un sólo un sábado y si yo les digo que a las 3 se los tengo, a las 3 se los tengo porque ya les di mi palabra. Y si tengo que lavar un carro o vender algo aquí, no me preocupo porque tengo un ayudante", sigue contándome Tito.
Es que el trabajo ha sido su vida. Dice que su hijo de 13 años se asusta cuando le cuenta todo lo que él hizo desde pequeño, pero que no quiere que haga lo mismo. "Mejor que estudie", dice, "ya que yo no pude", agrega.
Le tomé una foto a Tito cuando me estaba lustrando, pero no es la mejor, apenas pude tomarla para que él no se de cuenta. No quise pedírsela para que no se de cuenta que lo estaba entrevistando sin su permiso. Me lo pudo dar, el permiso para entrevistarlo (grabarlo) y el permiso para la foto; pero no quise entorpecer su esencia, su sencillez y su naturalidad con la que cuenta su vida entera a un extraño que sin que él sepa es periodista y quiere contar su historia como un homenaje a toda una vida de lucha.
Gracias Tito! Ahí te busco frente al Parque Central para que me volvas a lustrar los zapatos porque me quedaron muy bien y me des otros datos sobre tu vida; pero eso sí, no te prometo guardarmelos, porque tu vida es la vida de todos los nicaragüenses."