17/07/2025
La familia de tu pareja no es tu familia.
Aunque te digan “hija”, aunque te agreguen al grupo de WhatsApp, aunque te inviten a los cumpleaños y hasta te pidan que lleves el pastel.
No te confundas.
Tú eres “la del momento”.
Una extensión de él.
Un añadido, no un lazo.
Si él te falla, ¿a quién le van a creer?
A él.
¿A quién van a defender?
A él.
¿Y tú?
Tú vas a ser la histérica, la loca, la que no lo comprendía, la que “nunca fue suficiente”.
Tu suegra podrá abrazarte… pero siempre dormirá más tranquila si su hijo está feliz, aunque sea con otra.
Porque a ti te quiere, pero a él lo parió.
Y ni se diga de los cuñados.
Te sonríen, te halagan, te dicen “cuñis”…
Pero si mañana él lleva a otra, también le dirán “cuñis”.
Porque ellos no eligen, solo se acomodan.
Y si alguna vez cuentas tus problemas con él a su familia…
Error fatal.
Lo sabrán todo, lo contarán todo, lo usarán todo.
No para ayudarte, sino para juzgarte.
Porque si él es su sangre, tú eres solo un paréntesis.
¿Quieres un consejo real?
Si te vas a quejar, que sea en silencio.
Y si decides quedarte, que sea con dignidad, pero sin ventilar.
Porque tú lo puedes perdonar…
pero ellos no.
Y te lo van a recordar cada Navidad.
Cuando todo esté bien, fingirán estar contigo.
Y cuando todo truene, te señalarán.
La familia de tu pareja puede darte el mejor trato… hasta que se termina la relación.
Entonces descubrirás que todo ese amor era condicional.
Basado en tu utilidad, tu obediencia, y tu permanencia junto a él.
Así que no pongas tus expectativas donde no te corresponde.
No le digas “mamá” a quien no te abrazará en la tormenta.
No confíes secretos en oídos que tienen lealtades ajenas.
Y no te ilusiones con lo prestado.
Porque cuando él se va, tú también te vas con todo el paquete… incluyendo la “familia política”.
Y créeme: nadie va a salir a buscarte.
Tu única familia será la que tú formes.
Tus hijos, tu paz, tu hogar.
Eso sí es tuyo.
Lo demás… es parte del show.