Barrio Paranormal

Barrio Paranormal Podcasts dedicados a compartir historias urbanas, leyendas, que nace de la misma sociedad moderna y antigua, con el fin de entretener y entender sus orígenes

CRIATURA U-28Durante la primera guerra mundial, el Imperio Alemán junto a sus aliados, combatió en varios frentes de bat...
08/07/2025

CRIATURA U-28

Durante la primera guerra mundial, el Imperio Alemán junto a sus aliados, combatió en varios frentes de batalla a ingleses, rusos y franceses. Si bien los ejércitos del Kaiser podían hacer frente al enemigo en tierra, por el mar era donde apenas podían tener una fuerza capaz de defender sus intereses.

Es por ese motivo, que el gobierno alemán decide innovar en el modo de hacer la guerra marina, no mediante buques pesados, sino con submarinos.

Estas máquinas sigilosas convirtieron los mares europeos y de algunos sitios del mundo, en zonas de caza, hundiendo miles de barcos durante sus misiones, en el transcurso de la guerra.

Es en una de esas misiones, que el 30 de julio de 1915, el submarino U 28 bajo el mando del capitán Georg Freiherr-Günther von Forstner, divisa una embarcación mercante británica llamada Iberiam, en la ubicación conocida como mar del norte.

El capitán Georg Freiherr, siguiendo las ordenes decide darle caza, logrando torpedear el Iberiam horas después del primer avistamiento.

Entonces, mientras el capitán estaba viendo por el periscopio la escena caótica de explosiones y el hundimiento del barco, logra observar como de entre los restos humeantes que flotan, sale disparado hacia el aire una criatura marina totalmente desconocida, desconcertándolo.

Asombrado por el hallazgo, el capitán dejó constancia del suceso en su bitácora, un testimonio que ha perdurado hasta nuestros días. Su descripción de la criatura es tan vívida como escalofriante:

“un cocodrilo de unos 20 metros de largo, con cuatro extremidades similares a patas grandes, una cola larga y puntiaguda y una enorme cabeza también puntiaguda”.

Georg Freiherr añade en sus informes, que el monstruo parecía hallarse herido y muriendo a causa de la explosión, y que se retorció lastimosamente flotando boca arriba durante unos 5 segundos tras lo cual se hundió.

Al parecer, la criatura nadaba junto al Iberiam y fue alcanzada por la explosión del torpedo lanzado por el U 28.

Años después de hacerse público este hecho, algunos medios informativos como periódicos y radios alemanes, hicieron entrevistas, tanto a Georg Freiherr como a los sobrevivientes del Iberiam.

En esos interrogatorios, el capitán ya retirado, defiende su avistamiento y menciona estar arrepentido de no haber tomado una foto si quiera, mientras que los sobrevivientes del Iberiam, mencionan que no vieron nada, ya que estaban más preocupados en sobrevivir en las gélidas aguas. Posteriormente el caso quedo archivado y casi olvidado, bajo el nombre del avistamiento de la criatura U 28.

Y así, el misterio quedó suspendido en el tiempo: sin pruebas, sin testigos concluyentes, solo el relato de un hombre que juró hasta el final haber visto algo que el mar se negó a devolver.

Dicen que el hombre sabe mas de marte y de la luna, que de las profundidades del océano, por ende, el avistamiento de la criatura U 28, podría ser un fugaz destello de lo desconocido que guarda el mar. Porque así opera el océano: muestra lo justo para hacernos dudar, y oculta lo suficiente para mantener su secreto a salvo.

FIN

LA MALDICIÓN DE LA SILLA DE THOMAS BUSBYLas maldiciones son un conjunto de creencias, que dan a un objeto, lugar o momen...
03/07/2025

LA MALDICIÓN DE LA SILLA DE THOMAS BUSBY

Las maldiciones son un conjunto de creencias, que dan a un objeto, lugar o momento, el estigma de peligroso o dañino. Este tipo de dogma injurioso, según la tradición de cada pueblo, tiende a ocasionar terribles infortunios, para las gentes que tienen la desdicha de atravesarse en el momento inadecuado o por desconocimiento.

Uno de estos casos referido a maldiciones, viene ser protagonista una silla de madera de roble, que actualmente se encuentra en el museo de lo paranormal de la familia Warren en EEUU.

Para tratar de entender la historia de este singular mueble, debemos hablar de su dueño, un Ingles llamado Thomas Busby, que vivió en el siglo 18 en el año de 1702. Este singular individuo, era conocido en su comunidad como un vulgar estafador, que junto a su suegro monto un negocio de falsificación de monedas en el condado de North Yorkshire, ubicado en el actual Reino Unido.

Cierto día, en un arranque de locura, Thomas Busby asesino de manera cruel a su suegro, unos dicen que fue porque este último quería llevarse a su hija, la esposa de Busby a otro lugar, otros aducen que fue por el negocio de falsificación de monedas.

La cuestión es que Busby fue hallado culpable, y condenado a muerte por la autoridad del lugar, pero antes de cumplir su condena, se le concedió su último deseo, y Busby, solicito tomar una cerveza en su taberna preferida sobre su silla favorita.

Cuando termino de beber lo que seria su ultima cerveza, Thomas Busby se levantó, y exclamo una maldición que hasta la fecha se recuerda en aquel condado.

“¡Que la muerte atrape a todo aquel que se atreva a sentarse sobre esta silla ¡”

Posteriormente Busby fue llevado al patíbulo donde se le ahorco, y la silla que maldijo se quedo como un mueble mas de la taberna por más de 300 años.

En ese periodo de tiempo, según cuenta la tradición local. Cada individuo que se ha atrevido a sentarse sobre la silla de Busby en la taberna, ha encontrado un trágico final.

Pero no es hasta el siglo 19, que los casos empiezan a documentarse de la siguiente forma:

En 1940 durante la segunda guerra mundial, la silla estaba en la taberna Busby Stoop Inn, un pub frecuentado por pilotos de la RAF (Real Fuerza Aérea Británica) y aviadores canadienses. En su borrachera varios pilotos aceptaron el reto de sentarse en la silla como prueba de valentía, y ninguno de ellos regresó vivo de sus misiones de combate.

En 1967, un piloto de la RAF se sentó en la silla como parte de una apuesta. Horas después, murió en un accidente aéreo debido a una falla mecánica.

En 1968, otro piloto y su compañero se sentaron en la silla. Esa misma noche, su automóvil se estrelló contra un árbol, matándolos a ambos.

En 1970 un obrero de la construcción se sentó en la silla como parte de una apuesta. Poco después, el techo de la obra donde trabajaba se derrumbó, aplastándolo hasta la muerte.

Ese mismo año 1970, una empleada del pub accidentalmente se recostó contra la silla. Poco después, fue diagnosticada con un tumor cerebral y murió.

En 1971, un conductor de reparto vio la silla en el sótano del pub y decidió sentarse, burlándose de la maldición. Horas después, su camión se salió de la carretera y murió en el accidente.

En 1972 un cliente del pub se sentó en la silla. Minutos después, sufrió un infarto masivo y murió.

Coincidencia o fruto de la maldición de Thomas Busby, los dueños de la silla decidieron en 1978, donarla al Museo de Thirsk en el mismo condado. Los encargados del museo para evitar más muertes por causa de aquel mueble, decidieron colgar la silla en el techo a más de 2 metros, para evitar su uso.

Para el año 2019, la silla es de nuevo donada al museo de la Familia Warren, que es el sitio donde actualmente reposa, resguardado junto a otros objetos malditos.

Maldición, sugestión o superstición, la silla maldita de Thomas Busby sigue siendo hasta la fecha un enigma que desafía la razón. Sus historias de tragedias inexplicables han alimentado su leyenda por siglos, manteniéndola como uno de los objetos malditos más famosos del mundo…. ¿Te atreverías a sentarte en ella?...

FIN

Foto: Silla de Thomas Busby en el museo Warren

LA LEYENDA DEL MUQUIEntre las estribaciones andinas de la sierra peruana, los mineros artesanales descienden a las entra...
01/07/2025

LA LEYENDA DEL MUQUI

Entre las estribaciones andinas de la sierra peruana, los mineros artesanales descienden a las entrañas de la tierra para arrancar el preciado metal; el oro, mineral que es el sustento de sus familias; pero que al veces se obtiene a un precio alto, demasiado alto.

Esto no solo debido a los riesgos de ingresar por cavidades subterráneas manualmente construidas, sino también por afrontar enigmas que han estado merodeando en el interior de la tierra, desde tiempos remotos.

Enigmas que fungen de custodios del preciado Oro, por el cual, muchas veces guiados por la ambición; el minero es capaz de sacrificar hasta la vida misma... o la de otros, incluida su propia familia. Pues como dicen: “La codicia no distingue entre sangre y tierra”.

Estos entes, a lo largo de las diferentes regiones que componen el Perú, han sido llamados de distintas maneras, pero teniendo en común un solo nombre, que se susurra entre las galerías más oscuras: El Muqui.

Este ser más que un guardián, es el espíritu de la mina, caprichoso y voraz; que exige el respeto del minero, para que este pueda tener una buena producción, o caso contrario para cobrar su precio en sangre y locura.

Muy pocos lo han visto, y aquellos que han tenido la mala fortuna de observarlos, tienden a describirlos como seres diminutos, de aspecto humanoide, con piel curtida por el tiempo y una barba tan larga que arrastra por el suelo. Llevando siempre un atuendo de minero de antaño.

Según los mineros artesanales, el Muqui es una bendición y la perdición, porque se pueden llegar a realizar pactos con este temible ser; con el fin de conseguir el preciado Oro, que traerá riquezas abundantes; pero a cambio de regalos.

Regalos que al comienzo, según la tradición local, son bolsas de coca o botellas de alcohol que pide el Muqui; pero que con el pasar del tiempo, se transforman en solicitudes y luego exigencias de mujeres, amigos o familiares.

Siendo un precio muy alto que pagar por el oro del pacto, que tarde o temprano el minero incumple, teniendo como consecuencia la muerte de este último, por cuenta de esta entidad.

Es por tal razón, que en la mayoría de socavones donde labora el minero, este construye pequeños altares, donde deja regalos para el Muqui, con el fin de evitar su presencia, y que este los deje trabajar tranquilos.

Por eso las minas peruanas, guardan un doble tesoro: comenzando por las vetas de metal que enloquecen a los hombres, y las leyendas que cuentan su precio. El Muqui no es el verdugo; es simplemente el espejo que devuelve a los mineros, el reflejo de lo que sacrificaron por su ambición, que tarde o temprano los engulle, cobrando casi siempre su propia vida.

FIN

🎬✨ ¡Queridos seguidores! ✨🎬Me complace compartir con ustedes un proyecto de dramatización de la historia de La Segua en ...
28/06/2025

🎬✨ ¡Queridos seguidores! ✨🎬

Me complace compartir con ustedes un proyecto de dramatización de la historia de La Segua en nuestro canal de YouTube. 👻🎭 ¡Esperamos sinceramente que sea de su agrado! 🙏

Pueden verla a través del siguiente enlace:

🔥 **Una mujer hermosa te espera en la oscuridad… pero no viene sola.** ¿Quién es Inés? ¿Qué oculta la niebla de la cordillera? Esta historia no solo da mie...

STRIGOI (VAMPIRO)La noche, es el momento que utilizamos para descansar; intentando relajar el cerebro de las diferentes ...
16/06/2025

STRIGOI (VAMPIRO)

La noche, es el momento que utilizamos para descansar; intentando relajar el cerebro de las diferentes actividades que al veces nos agobian durante el día. Pero también, es refugio de todo tipo de entidades, que deambulan entre las sombras, persiguiendo deseos ajenos que solo satisfacen, cuando dañan a los que estamos vivos.

……………

Corría el año 1656 en Kringa, un pueblo ubicado en la península de Istria a orillas del mar Adriatico; según se cuenta, una noche el párroco Giorgio, salió a su recorrido nocturno para asegurarse que las puertas del templo estén aseguradas con el fin de evitar robos.

Cuando de pronto, entre las calles contiguas al templo, vio deambular a una sombra vacilante que se asomaba de puerta en puerta, como si se tratara de un fisgón. Giorgio, pensando que podría ser un delincuente, decidió acercarse con su lampara para tratar de asustarlo.

Pero la sombra, al percatarse de la luz del farol, huyo inmediatamente entre los recovecos de las calles, al amparo de la oscuridad. Giorgio creyendo que había logrado hacerlo huir, solo atino al día siguiente a avisar a la guardia sobre las tropelías nocturnas de un ladronzuelo.

Es entonces, que a partir de esa fecha, empiezan a ocurrir calamidades en Kringa, comenzando por el fallecimiento de vecinos que vivían contiguos al templo; mucha gente pensó que podría tratarse de la peste, otros pensaron que era un ajuste de cuentas, esto debido a que la mayoría de víctimas presentaban cortes diminutos en diferentes sitios del cuerpo.

Cierto día, mientras Giorgio meditaba en la iglesia la causa de tales muertes; se acerco una señora que vivía en las afueras del pueblo, se trataba de la viuda de Jure Grando Alilović; un hombre que había fallecido hace semanas, al cual Giorgio realizo una misa para su funeral.

La viuda solicito hablar dentro del templo con el sacerdote, y ya acomodados en el recinto, ella empezó a contarle de su marido, que no la dejaba tranquila, que la visitaba de noche y comenzaba a maltratarla. Giorgio algo absorto al escuchar tal relato, no podía creerlo, porque Jure Grando estaba mu**to y enterrado 2 metros bajo tierra.

Ella siguió con su narración y acoto, que sospechaba que su esposo se había convertido en un STRIGOI, y que estaba casi segura que era el culpable de las muertes que estaban sucediendo en Kringa; debido a que ella, lo había visto de madrugada regresar del pueblo en dirección al cementerio, jadeando y con la boca manchada de sangre.

Giorgio algo confundido y asustado, solo atino a darle a la viuda algunos consejos referentes a la bendición de su hogar; luego, toda la tarde estuvo pensando en cómo probar que el pueblo estaba siendo atacado por un vampiro, sobre todo un STRIGOI.

Así que tomó la decisión de quedarse en una de las casas, donde recientemente había mu**to un vecino; previamente ilumino todos los ambientes con velas, después mando al resto de los miembros del hogar al segundo piso, y luego él se escondió en un armario de la sala, donde espero toda la noche.

Cuando las velas ya se habían consumido algo más de la mitad, Giorgio escucho unos pasos, y por una hendidura del armario pudo ver a un hombre encorvado parado de espaldas, luego este al voltear hacia el armario, mostro su rostro al párroco.

Giorgio se quedó estupefacto, era Jure Grando Alilović, estaba vivo…. o eso pensó en un primer momento, porque observándolo detalladamente, el párroco se dio cuenta de la increíble palidez de su rostro y manos, con unos ojos desorbitados y vidriosos, y una sonrisa en sus labios teñidos de sangre seca.

El sacerdote inmediatamente salió de su escondide, y con un crucifijo en la mano le grito:

“¡He aquí a Jesucristo, vampiro! ¡Deja de atormentarnos!”.

El grito alerto a las demás personas del segundo piso, y estas bajaron armadas con lo primero que encontraron. Entonces la criatura al verse rodeada, solo atino a realizar una sonrisa más grotesca en su rostro, dejando ver sus encías negruzcas, y con una rapidez antinatural se escabullo por la puerta.

Al día siguiente, Giorgio y los demás testigos del suceso, fueron al ayuntamiento a hablar con el prefecto Miho Radetić, dando testimonio de lo acaecido. En el despacho del alcalde, el párroco advirtió que esa entidad no era un vampiro común, sino que era un STRIGOI, que ya se había alimentado durante semanas de la sangre de inocentes, y que mientras más tiempo lo dejaran vivo, más difícil seria de acabarlo y más penurias traería a Kringa, debido a que su fuerza crece en base a la muerte que riega por donde pasa.

Ese mismo día, el alcalde hizo sonar las campanas del pueblo, advirtiendo a todos los habitantes del peligro que acechaba. Y las gentes de aquel lugar, invadidas por el miedo, tapiaron puertas, ventanas y techos, cerrando todos los negocios temprano.

Luego esa noche, Radetíc organizo una compañía de soldados que junto al padre Giorgio, fueron al cementerio a acabar con la criatura, pero cuando abrieron su ataúd…. no encontraron nada. Pensando que había sido la viuda de Jure Grande la que había escondido el cuerpo, fueron a su vivienda, ingresando violentamente en la casa, sin embargo, solo hallaron un gran charco de sangre fresca con despojos humanos.

La sed que el vampiro no sació durante su fallida cacería la noche anterior, la cobró con creces en la sangre y carne de su propia esposa.

La compañía no podía rendirse, sino el STRIGOI terminaría acabando con la población; así que Giorgio se acordó de las palabras que en vida le había dicho la viuda de Jure, que este regresaba al cementerio de madrugada; inmediatamente comunico esta información a los soldados y a Radetíc, y estos tomaron la decisión de apostarse entre las sombras de los cipreses que bordeaban el camposanto, aguardando en silencio mortal hasta que el vampiro apareciera.

Ya en plena madrugada, la compañía estaba estremecida por el frio y otros habían sucumbido al sueño, entonces, se escuchó el sonido de unos pasos en su dirección que cada vez eran más audibles.

De pronto, entre algunas antorchas que habían dejado junto a algunas lapidas del cementerio, pudieron ver a una figura encorvada que avanzaba con movimientos espasmódicos, era el STRIGOI. Este llego al sitio donde estaba su tumba, y con un susurro de madera vieja, la figura se deslizó de vuelta a su ataúd, cerrando la tapa con un golpe sordo, que estremeció el pecho de los hombres presentes.

Inmediatamente, Radetić mando a rodear el nicho con más antorchas y junto algunos soldados quito la tapa. En el cajón, se podía observar a Jure Grando reposando con los ojos cerrados, una sonrisa en la cara y los brazos cruzados sobre su pecho.

El padre Giorgio acercándose, le aproximo un crucifico al rostro del vampiro y le dijo:

“Mira STRIGOI, a Jesucristo, quien nos salvó del in****no y murió por nosotros. Y tú, STRIGOI, ¡no puedes tener paz!”

Después, el párroco empezó predicar algunas oraciones de exorcismo; luego, al estilo de una ceremonia, Radetić coloco una estaca sobre su pecho y con una comba, intento clavarla en su corazón, pero extrañamente la estaca no podía perforar el torso, al parecer el STRIGOI era ya muy fuerte.

Entonces, uno de los soldados de la compañía, cuyo nombre a quedado para la posteridad, llamado Stipan Milašić; se acordó que otra forma de acabar con este tipo de vampiros era mediante la decapitación, así que tomo su hacha de guerra, y de un solo golpe separo la cabeza del torso.

De pronto, un alarido desgarrador provino de la tumba, estremeciendo a los presentes; que luego vieron como la sangre negra y espesa salía a borbotones del cuerpo del vampiro, sangre que había consumido de sus víctimas.

Poco a poco, una calma sobrenatural se extendió por el camposanto. El aire, que momentos antes olía a podredumbre, ahora traía un tenue aroma a hierbas silvestres. Los hombres se miraron entre sí, el padre Giorgio miro a Radetić, y comprendieron sin palabras que aquel silencio era distinto: el STRIGOI había sido purgado. Kringa, al fin, respiraría tranquila.

Enterraron profundamente boca abajo el cuerpo y la cabeza de Jure Grando, y luego con las luces del amanecer partieron al Kringa, a dar la buena nueva. Desde ese momento en los registros del pueblo de Kringa perteneciente al reino de Croacia, quedo estipulado que en “1656: el mal fue vencido”.

………..

Con el paso de los siglos, la historia de Jure Grando Alilović se fundió con el folclore de la región, transformándose primero en leyenda y después en mito. Hoy, en el pintoresco pueblo de Kringa, en el corazón de Istria (Croacia), su nombre ya no suscita terror, sino curiosidad.

Los lugareños, lejos de esconder su oscuro legado, lo han convertido en emblema para el turismo.

FIN.

EL CONDENADOEntre las faldas del Nevado Coropuna, se encontraba deambulando Aurelio, un joven pastor que estaba buscando...
09/06/2025

EL CONDENADO

Entre las faldas del Nevado Coropuna, se encontraba deambulando Aurelio, un joven pastor que estaba buscando a una oveja extraviada; que al amanecer se había apartado del rebaño.

Mientras caminaba entre los ichus y otros matorrales que abundan en ese sitio, su preocupación iba aumentando, debido a que la tarde estaba dando paso a la penumbra, y no daba con el escurridizo animal.

Cuando de pronto, entre unos tolares, encontro atrapado al inaprensible ovino; su pelaje, se había quedado enmarañado entre las abundantes ramas del oloroso arbusto.

Aurelio, enojado y aliviado, comenzó quitando una por una las ramas de la lana, a la vez que iba colocando sobre el cuello del animal una soga, para que este no vuelva intentar huir.

Cuando termino esa afanosa tarea, con la oveja ya libre, Aurelio comenzó con el tortuoso camino de regreso a su cabaña, mientras el veía en el horizonte, como el sol iba ocultándose entre las distantes montañas vecinas al Coropuna.

Cuando estaba a punto de llegar a su estancia, entre unos de los desfiladeros de la ladera de la montaña, Aurelio diviso a un hombre que bajaba cojeando, este tenía sobre su espalda un enorme bulto sujeto por una lliclla.

Aurelio, pensando que era el Potentado del ganado, que había ido dejarle las provisiones necesarias para su solitaria estancia en la falda del nevado; comenzó a gritarle a viva voz:

“¡jefe Regresa¡, ¡Estoy aquí¡”.

Pero la figura seguía su descenso, caminando dolorosamente, como si el bulto que llevara fuera de gran peso.

Aurelio insistiendo nuevamente, comenzó a gritar:

“¡Regresa ya volví¡, ¡No estaba en la choza, porque se me perdió una oveja¡”.

Pero aquel hombre seguía su inexorable paso cuesta abajo. Aurelio con la terquedad que caracteriza a los hombres de los andes; le comenzó a tirar piedras, hasta que una cayo cerca de aquel hombre, y este detuvo su andar.

Entonces, Aurelio vio como el hombre dio media vuelta y comenzó a ascender en dirección hacia él. El pastor, con un n**o de angustia en la garganta, vio que por fin había logrado hacerse oír y le volvió a replicar:

“¡Te veo en la cabaña¡”.

Mientras que aquella figura ascendía la ladera empinada; Aurelio llevo a la oveja que había encontrado al cobertizo cerca de su cabaña, donde estaba el rebaño. Y cuando comenzó a quitar la soga del cuello de la oveja, se dio cuenta que el resto de animales estaban acurrucados en una esquina, como si estuvieran muy asustados.

Aurelio al notar este comportamiento extraño, reviso el perímetro del cobertizo, pensando que podría ser un puma o zorro que estaba cerca, pero no encontro nada.

Cuando termino de asegurar la puerta del cobertizo, Aurelio se dirigió a su cabaña; y de reojo pudo observar que el hombre estaba ya casi cerca; pero algo inquietaba en su apariencia, debido que además del gran bulto que cargaba, este llevaba un sombrero de ala ancha y una chalina gruesa le ocultaban el rostro por completo, mientras que su atuendo, era de una chompa de lana verde ajada y unos pantalones rojos descoloridos por el tiempo. Parecida a la vestimenta de antaño.

Aurelio algo turbado, se puso a pensar si a quien había llamado era al Potentado u otra persona; pero viendo que ya era casi de noche, ignoro su preocupación y comenzó a prender el fogón en la puerta de la cabaña, y sobre este coloco una olla de agua para preparar sopa, con el poco maíz, avena y sal que le quedaban.

Mientras preparaba la sopa, llego aquel hombre en una posición de agachado, como si estuviera rendido por el peso del bulto que llevaba.

Aurelio al verlo por la puerta, le dijo:

“Entra jefe, te estaba esperando, la sopa ya casi va estar, ¿Debes estar cansado supongo?”.

A lo que aquel hombre con una voz gruesa y lastimera respondió:

“Guarda mi sueño en tu cabaña pastor, pero apaga el fuego, necesito que la oscuridad sea completa…... Hay cosas que no deben ser iluminadas”.

Entonces, Aurelio se dio cuenta que esa voz no era la de su jefe, y con preocupación le Contesto:

“¿Quién eres?, parece que te confundí con otra persona, pero puedes pasar a alojarte esta noche aquí, si deseas”.

Desde afuera de la choza, el hombre le volvió a contestar, algo más angustiado:

“¡Sofoca esas llamas!, solo en la oscuridad podré cruzar el umbral de tu puerta... Las llamas no me queman... me recuerdan. ¡Y no debo recordar!”.

Aurelio comenzó a sentir miedo, aquel hombre no era un tipo común, nadie teme al fuego en la noche fría de la sierra así... nadie vivo. Con los dientes apretados, el pastor clavó la mirada en las brasas, y avivó el fogón para asegurarse que este no perdiera su fulgor.

Aquella criatura, al darse cuenta que Aurelio estaba acrecentando más el fuego dentro de la cabaña, cambio su tono de voz y comenzó a amenazarlo:

"¡Sal de allí!, ¿Por qué perturbaste mi condena?. Yo caminaba en paz, alejándome de este mundo, yo pisaba el camino donde los vivos, no deben nombrar lo que avanza hacia el olvido... Nadie me pidió volver. ¡Sal ahora! o pronto sabrás por qué los mu**tos... preferimos el silencio".

Aurelio empezó a orar pidiendo ayuda a dios, mientras tanto, aquel hombre o lo que fuera, seguía en los exteriores de la cabaña amenazándolo.

De pronto, se hizo silencio, Aurelio pensó que aquel ente se había marchado, pero entonces, sintió una bulla proveniente del cobertizo donde estaban las ovejas. Aurelio quiso salir a defender al rebaño, pero algo más profundo que el instinto le susurraba una verdad amarga: si cruzaba ese umbral, la cabaña no lo recibiría de vuelta.

Entonces, aquella entidad regreso a la puerta de la cabaña, y volvió a amenazar a Aurelio para que saliera, este solo atino a rezar con más fervor.

El fuego del fogón mantuvo a raya aquella criatura por un buen tiempo, de repente, Aurelio escucho unos pasos que se alejaban pisando las piedras y rozando matorrales, justo en la dirección donde están los caminos que descienden la montaña. Ese ente se estaba marchando.

Al día siguiente, unas voces despertaron a Aurelio, era el Potentado del rebaño, que recién habia llagado con las provisiones. Este al ver al pastor todo demacrado, le pregunto que le habia pasado; y Aurelio comenzó a narrar lo sucedido la noche anterior, toda la experiencia terrorífica que habia pasado, también le advirtió sobre el rebaño, que habia sido atacado por ese ser.

Al revisar el cobertizo, solo hallaron una oveja mu**ta. La cabeza había desaparecido, devorada hasta el hueso. El resto del rebaño se apretujaba en un rincón, temblando. El Potentado palideció. Aquello no era obra de pumas o zorros... ni de nada natural.

Ya tomando una merienda para recuperar las fuerzas, su jefe le comento que al parecer, todo lo sucedido era obra de un Condenado; un alma en pena que vaga eternamente como castigo por sus pecados en vida, transformándose en un esqueleto viviente, sufriendo de un hambre insaciable devorando a hombres y animales.

Contó, además, que estos seres malditos recorren los lugares más solitarios de la sierra: quebradas abandonadas, peñas donde ni los cóndores anidan y caminos que no aparecen en los mapas. Siempre llevando el rostro oculto, huyendo del fuego porque las llamas les hacen recordar el calor que les espera en las profundidades. Llevando sobre sus espaldas un bulto enorme, que es el peso de todos sus pecados, convertido en una carga eterna.

Aurelio acongojado, no quiso pasar otra noche mas en el mismo sitio. El potentado comprendiendo que aquella criatura podría regresar, tomo la decisión de retirarse, y junto Aurelio y el rebaño partieron hacia otro sitio más cercano al pueblo, alejado de las faldas del Coropuna.

En la actualidad, los pastores de la zona juran que, en ciertas ocasiones, se ve recorriendo las faldas de la montaña la silueta de un hombre cargando un fardo enorme sobre su espalda, avanzando de manera tortuosa, recorriendo una y otra vez los senderos inhóspitos; los más acianos dicen que no es un hombre, sino la montaña misma que camina, recordándole a la gente, que algunos errores no se borran en vida ... solo se cargan y los pueden condenar hasta en la muerte.

FIN

LA SEGUA Mientras caminaba por los senderos de la Cordillera de Talamanca, de regreso del pueblo de San José de Cabécar,...
06/06/2025

LA SEGUA

Mientras caminaba por los senderos de la Cordillera de Talamanca, de regreso del pueblo de San José de Cabécar, mi mente se perdía en el recuerdo de la bella Ines, una hermosa mujer que me había cautivado, y aunque todavía no había pasado nada, más que unas miradas; por ella, solo cruzar estos pasos escarpados y verla, hacia que cada esfuerzo valiera toda la pena.

Ahora de retorno a mi hogar, soñaba con la próxima oportunidad de volver; pero mientras mas me alejaba, una sensación de culpa iba invadiendo mi inquieto corazón, porque cruzando los montes, me esperaba mi familia, una mujer diligente y unos hijos pequeños, ajenos por completo al conflicto que desgarraba mi conciencia, por haber posado mis ojos y mis pensamientos en otra mujer.

En tanto avanzaba y pensaba en las consecuencias, que mis decisiones podrían acarrear, no me fije que la tarde estaba pasando, y que la noche comenzaba a ganarme terreno. Cuando mi vista ya no pudo guiarme por la falta de claridad del sendero; me vi en la necesidad de encender mi vieja linterna a pilas.

En tanto aceleraba mi marcha, los sonidos del monte invadían todos mis sentidos, y por un momento me sentí intimidado, temiendo que en el peor de los casos, podía toparme con un puma.

Ya avanzando un buen trecho, en la lejanía se podía ver las luces del centro poblado donde residía, panorama que logro tranquilizarme, así que decidí apresurarme un poco más, no quería llegar muy tarde menos aún.

Entonces, llegue a un pequeño claro de aguas diáfanas, en cuya orilla había varios troncos varados, posiblemente fruto de la actividad maderera local. Cuando de pronto, el haz de luz de mi linterna, dio con la silueta de una mujer sentada de espaldas en uno de estos leños.

Y como el caballero de buenos modales que me considero, decidí preguntarle si le había pasado algo. La mujer que era de estatura media y cabellera larga, llevaba un pijama blanco, largo como un vestido que le cubría hasta sus pies. Entonces, se levantó y girando su cuerpo hacia mí, me di con la sorpresa que era Ines.

“Ines amada mía, tanto te he pensado, que me has buscado”, fueron mis primeras palabras. Pero ella, en lugar de corresponder a mi arrebato, comenzó a hablarme con un tono extraño, casi ajeno, que heló mi entusiasmo, diciéndome:

“Galante caballero que atiende a la mujer solitaria, quien solicita ayuda en el camino”.

Ella no era Ines, se parecía, pero no era.

“¿Quién eres mujer?, ¿Quién eres?”, le dije y me replico.

“Soy la bella mujer solitaria, que necesita que la lleven, que necesita que la salven de peligros”.

Mi corazón empezó a estrujarse, y mis instintos empezaban alertarme de algo que no podía comprender, con extrañeza le volví a preguntar:

“¿Quién eres mujer?, ¿En qué peligro estabas?”.

Ella con una voz serena y fría respondió:

“Soy una bella mujer solitaria que detiene al caminante, para que la aparte del peligro de verse sola, cuando el sol salga”.

“¡Ya basta¡, tú no eres Ines, pero tienes su rostro”, Le grite.

Ella sonriendo me pregono:

“¿Por qué deseas que sea Ines?, podría ser cualquier mujer…. talvez fui Ines hace mucho tiempo, talvez seré Ines dentro de 100 años, talvez no lo sea nunca o algo mas terrible, talvez yo sea Ines y Ines no lo sepa”

Inmediatamente ella desapareció de mi vista, como si fuera una nube arrastrada por el viento, con mi linterna intenté buscarla sin resultados. Pero de pronto, sentí unos brazos que me abrazaban y envolvían mi torso, apretándome fuertemente.

Giré mi cabeza para ver lo que me estrujaba, y de pronto lo que vi me lleno de horror. Aquel ser, tenía la cabeza de un caballo, con la mitad de su rostro compuesto de carne palpitante y la otra mitad era de una calavera descarnada; con dientes serrados que rechinaban y unas cuencas oculares rojas, que me miraban fijamente.

Lleno de terror empujé a aquella criatura, y comencé a correr en dirección al pueblo que estaba cerca, mi instinto de supervivencia se había encendido, y aun no recuerdo, como esquive los diferentes obstáculos que se me presentaron en el camino. Entre tanto, en la lejanía se escuchaba un relinchar de un caballo.

Gateando llegue a mi hogar y solo estaba mi madre, mi esposa e hijos se habían ido a pasar la noche a la casa de mi suegra. Atolondrado intentaba contarle lo que me había pasado, pero de mi boca solo salían balbuceos sin sentido.

Mi madre ya muy preocupada, hizo que me acostara en el sillón de la sala, y pasado un rato ya mas calmado, le narre lo que me había sucedido. Ella sorprendida y acongojada, me miró fijamente, y me dijo que había sido víctima de la SEGUA; un espíritu maligno femenino, que se manifiesta como una bella mujer, para seducir hombres ADÚLTEROS, y después mostrar su verdadera forma, intentando acabarlos mediante un beso o el terror.

Inmediatamente rompí en llanto, y le conté a mi madre sobre mi interés en otra mujer. Ella con un tono serio me reprendió, yo totalmente asustado y arrepentido, le jure que no había pasado nada mas que miradas, prometí que ya nunca más volvería a San José de Cabécar.

Al día siguiente, cuando llegaron mi esposa e hijos, los abrace como nunca, ellos sorprendidos por mi actuar, me preguntaron que me había pasado, yo con un tono de voz sereno, solo atine a decirles, que al veces, el destino nos pone señales en el camino, para llamarnos la atención y no desviarnos, enseñándonos a valorar lo poco que tenemos.

Desde ese momento, no he vuelto a San José de Cabécar, mi esmero diario se ha enfocado a mi familia, aunque no puedo negar, que la experiencia de esa noche, en varias ocasiones me ha impedido conciliar el sueño, el recuerdo de la SEGUA será algo difícil de superar, debido a que me atormenta saber que sigue ahí, en algún lugar entre la montaña y mi memoria. Ya no sé si temo encontrarla de nuevo o descubrir que, en el fondo, merecía su visita.

Ahora, cuando el miedo me embarga, no rezo. Me limito a mirar al cielo estrellado y recordar, que en este mundo, hay cosas mucho más antiguas e inexplicables como la SEGUA, esperando su turno para mostrarse otra vez.

FIN.

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