13/09/2025
⚒️ Camino por la carretera de la mina y siento cómo el polvo se mete en mis botas y en mi ropa, como si quisiera recordarme que aquí nada se hace limpio ni fácil. El cielo nublado acompaña mis pasos, y a veces pienso que entiende mejor que nadie lo que se vive en este lugar. No hay día que no me cueste, pero ya me acostumbré. El cuerpo se vuelve duro, el aguante se hace costumbre, y uno aprende que la tierra no regala nada, todo lo cobra con sudor. Cada vez que levanto la vista y veo el tajo abierto, enorme, me acuerdo de que aquí el esfuerzo nunca es en vano, aunque a veces duela.
⚒️ Los tajos parecen gigantes, como heridas abiertas en la montaña, y yo soy apenas uno más caminando en medio de todo. A veces pienso en lo que ya hemos sacado de aquí, en lo que falta, y me doy cuenta de que la mina no cambia, el que cambia soy yo. No es cuestión solo de fuerza física, es cuestión de carácter. Aprendí a aguantar frío, lluvia, cansancio, polvo y ruido. Aprendí que la paciencia es parte del trabajo, que el silencio también enseña. Y cada día me convenzo de que la mina no solo saca mineral, también forja al que trabaja en ella.
⚒️ Mientras sigo caminando, me pongo a pensar en lo que significa de verdad estar aquí. Para muchos afuera, la minería son solo números, utilidades o problemas; para mí, es mi vida, mi manera de sacar adelante a mi familia. Sé que no todos entienden lo que es madrugar, entrar al tajo y convivir con la incertidumbre de si el día será tranquilo o complicado. El cuerpo se acostumbra, sí, pero la cabeza siempre sabe que el riesgo está ahí. Y aunque pesa, uno aprende a cargarlo, porque de eso se trata.
A veces me duele pensar en todo lo que dejo por este trabajo, los cumpleaños que me pierdo, las noches que no estoy en casa, las veces que mi hija me pregunta por qué no llegué. Es duro, pero también sé que gracias a este esfuerzo puedo darle pan, educación, un futuro. Eso es lo que me da fuerza para seguir, incluso en los días en que el cansancio me quiere tumbar. Y así me convenzo de que cada gota de sudor no cae en vano.
⚒️ Hoy, mientras avanzo bajo este cielo nublado, pienso que la mina me ha enseñado más de lo que esperaba. Me enseñó a valorar lo que tengo, a respetar la fuerza de la tierra y a no dar nada por sentado. Aprendí que el sudor tiene precio, que se convierte en casa, comida y tranquilidad para los míos. No es fácil, nunca lo fue, pero cada paso que doy aquí me recuerda que la lucha vale la pena, porque no trabajo solo para mí, sino para los que me esperan afuera.