Planeta Minero

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👷 El último adiós.⚒️ Un día ya no estará, se habrá ido, ese hombre a quien llamaste machista, por quien te quejabas, a q...
14/09/2025

👷 El último adiós.
⚒️ Un día ya no estará, se habrá ido, ese hombre a quien llamaste machista, por quien te quejabas, a quien decías mujeriego, un día se unirá con la roca, con el cerro, con la tierra, aquel hombre que fue capaz de dedicar su vida por su familia, por sus hijos, su mujer, alejado, a quien no valoraste por todo el esfuerzo que hacía, a quien humillabas, a quien tratabas mal, a quien cuando te pedía un pan, le decías, “yo no soy tu sirvienta”, y él era capaz de darte lo mejor, su vida, su esfuerzo, y su tiempo.

Un día te habrás despedido, un día te habrá dicho, vuelvo en 14 días, y tu creyendo que se fue a ver a otra en la mina, pero se fue a verse con Dios.

Valora lo que tienes, antes que no vuelvas a verlo nunca más.

⚒️El ruido de las perforaciones queda atrás, apagándose como un trueno lejano. Mis manos tiemblan levemente mientras gua...
14/09/2025

⚒️El ruido de las perforaciones queda atrás, apagándose como un trueno lejano. Mis manos tiemblan levemente mientras guardo las herramientas; no sé si es por el cansancio o por el peso del día. Siento el sudor pegado a la piel, mezclado con polvo, formando una costra áspera en mi rostro.

⚒️Caminar hacia la salida siempre es diferente que entrar. Cuando entras, llevas el corazón apretado por lo que vendrá; cuando sales, lo llevas lleno por lo que te espera. En ese túnel oscuro, cada paso que doy hacia la luz es un recordatorio de por qué sigo aquí. No es la roca lo que me obliga a venir todos los días… es lo que está más allá de ella.

⚒️Recuerdo la risa de mis hijos, sus manos pequeñas aferrándose a las mías, y la mirada de mi esposa cuando me ve volver entero. Pienso en la comida caliente sobre la mesa, en las conversaciones cortas pero llenas de cariño, en el abrazo que me borra el cansancio aunque las piernas me pesen como plomo. Eso, y solo eso, es lo que me empuja.

⚒️La luz al final del túnel es débil, pero suficiente para guiarme. A medida que avanzo, siento el aire cambiar: más fresco, menos denso. El murmullo de voces me llega junto con el olor a tierra mojada. Afuera, el cielo empieza a encenderse con tonos anaranjados; la montaña, inmensa y silenciosa, me observa como si supiera todo lo que he dejado ahí dentro.

⚒️Salgo y respiro hondo. El viento frío me golpea la cara, pero ya no siento la humedad de la mina ni el eco constante en los oídos. Sé que mañana volveré, que la roca seguirá esperándome, paciente, como siempre. Pero también sé que cada jornada terminada es un día más ganado para los míos, y eso… eso vale cada golpe, cada sudor y cada paso dado en la oscuridad.

⚒️  Me agacho y meto las manos debajo de la roca, siento cómo el frío y la humedad de la mina se mezclan con el peso que...
13/09/2025

⚒️ Me agacho y meto las manos debajo de la roca, siento cómo el frío y la humedad de la mina se mezclan con el peso que parece romperme la espalda. No es la primera vez que me toca cargar algo así, pero cada vez que lo hago me doy cuenta de que aquí uno no se hace fuerte porque quiere, sino porque no hay otra salida. La mina te pone a prueba a cada rato, te dobla, te aprieta, pero también te obliga a pararte y seguir. Mientras levanto la roca pienso en eso, en cómo este lugar me cambió más de lo que yo mismo había notado.

⚒️ Recuerdo cuando empecé en este trabajo, con manos suaves y sin callos, creyendo que todo era cuestión de fuerza bruta. Con el tiempo entendí que no, que no solo eran músculos los que hacían falta, sino paciencia, maña y sobre todo voluntad. Ahora mis manos están marcadas, mis uñas siempre negras y mis brazos ya se acostumbraron al esfuerzo. La roca pesa, sí, pero lo que me da el aguante no está en los brazos, está en la cabeza. Aquí uno aprende que no hay espacio para rendirse, porque si lo haces, no solo pierdes tú, también los que esperan por ti en casa.
Mientras acomodo la roca y la llevo hacia un lado, siento cómo la respiración se me corta. La mina no regala aire, siempre está pesado, con polvo y humedad. Y en ese mismo instante me pasa por la cabeza que, afuera, la gente respira sin pensar en eso, como si fuera lo más normal.

⚒️ Aquí adentro, cada respiro se valora, cada descanso se aprovecha, porque sabes que lo que sigue siempre será igual o más duro. Es raro, pero hasta eso me ha enseñado la mina: a valorar lo que antes no notaba, a entender que lo simple es un lujo cuando lo pierdes.

⚒️ Hay días en que me pregunto si esto vale la pena, si tanto sacrificio realmente se compensa. Y cuando la duda se me mete en la cabeza, me acuerdo de mi familia. Me acuerdo de las veces que mi hija me corre a abrazar cuando llego, de la comida caliente que me espera en la mesa, de la tranquilidad de saber que con este esfuerzo les estoy dando un futuro. Eso me ayuda a seguir, aunque esté con los brazos adoloridos o la espalda hecha pedazos. No hay medicina mejor que pensar en ellos para aguantar el peso de la roca y el de la vida.

⚒️ Al final, cuando termino de mover la carga y me siento un rato sobre la veta húmeda, me digo a mí mismo que este trabajo no solo me ha dado cansancio, también me ha dado carácter. La mina no pregunta si quieres hacerte fuerte, simplemente te obliga. Y aunque muchas veces me quejo, sé que también me ha formado. Afuera tal vez me ven como un simple minero, pero yo sé lo que significa de verdad: ser alguien que aprendió a cargar no solo rocas, sino problemas, dolores y esperanzas. Eso es lo que me deja este lugar, la certeza de que la fuerza que tengo no nació de mí, sino de la vida que me tocó aquí abajo.

⚒️ Camino por la carretera de la mina y siento cómo el polvo se mete en mis botas y en mi ropa, como si quisiera recorda...
13/09/2025

⚒️ Camino por la carretera de la mina y siento cómo el polvo se mete en mis botas y en mi ropa, como si quisiera recordarme que aquí nada se hace limpio ni fácil. El cielo nublado acompaña mis pasos, y a veces pienso que entiende mejor que nadie lo que se vive en este lugar. No hay día que no me cueste, pero ya me acostumbré. El cuerpo se vuelve duro, el aguante se hace costumbre, y uno aprende que la tierra no regala nada, todo lo cobra con sudor. Cada vez que levanto la vista y veo el tajo abierto, enorme, me acuerdo de que aquí el esfuerzo nunca es en vano, aunque a veces duela.

⚒️ Los tajos parecen gigantes, como heridas abiertas en la montaña, y yo soy apenas uno más caminando en medio de todo. A veces pienso en lo que ya hemos sacado de aquí, en lo que falta, y me doy cuenta de que la mina no cambia, el que cambia soy yo. No es cuestión solo de fuerza física, es cuestión de carácter. Aprendí a aguantar frío, lluvia, cansancio, polvo y ruido. Aprendí que la paciencia es parte del trabajo, que el silencio también enseña. Y cada día me convenzo de que la mina no solo saca mineral, también forja al que trabaja en ella.

⚒️ Mientras sigo caminando, me pongo a pensar en lo que significa de verdad estar aquí. Para muchos afuera, la minería son solo números, utilidades o problemas; para mí, es mi vida, mi manera de sacar adelante a mi familia. Sé que no todos entienden lo que es madrugar, entrar al tajo y convivir con la incertidumbre de si el día será tranquilo o complicado. El cuerpo se acostumbra, sí, pero la cabeza siempre sabe que el riesgo está ahí. Y aunque pesa, uno aprende a cargarlo, porque de eso se trata.
A veces me duele pensar en todo lo que dejo por este trabajo, los cumpleaños que me pierdo, las noches que no estoy en casa, las veces que mi hija me pregunta por qué no llegué. Es duro, pero también sé que gracias a este esfuerzo puedo darle pan, educación, un futuro. Eso es lo que me da fuerza para seguir, incluso en los días en que el cansancio me quiere tumbar. Y así me convenzo de que cada gota de sudor no cae en vano.

⚒️ Hoy, mientras avanzo bajo este cielo nublado, pienso que la mina me ha enseñado más de lo que esperaba. Me enseñó a valorar lo que tengo, a respetar la fuerza de la tierra y a no dar nada por sentado. Aprendí que el sudor tiene precio, que se convierte en casa, comida y tranquilidad para los míos. No es fácil, nunca lo fue, pero cada paso que doy aquí me recuerda que la lucha vale la pena, porque no trabajo solo para mí, sino para los que me esperan afuera.

⚒️ El bus avanzaba lento por el camino oscuro hacia la bocamina. Todos íbamos callados, con las miradas perdidas, como s...
12/09/2025

⚒️ El bus avanzaba lento por el camino oscuro hacia la bocamina. Todos íbamos callados, con las miradas perdidas, como si cada uno estuviera metido en sus propios pensamientos. Afuera todavía no amanecía, y adentro solo se escuchaba el ruido del motor y algún que otro suspiro. Yo, como siempre, pensaba en lo mismo, en lo duro que es este trabajo, en lo mucho que pesa la rutina, pero también en lo necesario que es aguantar. Porque cada día que entro a la mina, sé que es un día más de lucha, un día más de esfuerzo que no se ve, pero que sostiene la vida de los míos.
⚒️ Cuando el bus se va acercando a la entrada, siempre me entra una mezcla rara de sensaciones. Por un lado, costumbre, porque uno ya conoce este camino de memoria. Por otro, respeto, porque aquí abajo nada está asegurado. Cada día es distinto, y aunque parezca repetido, la mina te recuerda que no hay que confiarse. Mientras me ajusto el casco y la lámpara, me digo a mí mismo que hoy también toca dar lo mejor, aunque el cuerpo a veces reclame descanso.
⚒️ Los rostros de mis compañeros reflejan lo mismo: cansancio, concentración, resignación… pero también ese orgullo silencioso de saber lo que significa estar aquí. Ninguno lo dice en voz alta, pero todos lo sentimos. Este no es un trabajo cualquiera. Es un sacrificio diario que no siempre se reconoce afuera, pero que nosotros sabemos valorar. Y en esos minutos de viaje en el bus, me convenzo de que no estamos solos en esta carga; compartimos la misma lucha, aunque cada uno tenga su propia razón para aguantarla.
⚒️ Pienso en mi familia, como siempre. Ellos son mi motor. Mientras bajo del bus y camino hacia la bocamina, me imagino a mis hijos dormidos, sin saber que su padre está entrando otra vez en la oscuridad para que ellos puedan vivir con algo de tranquilidad. Esa idea es la que me sostiene, la que me hace levantar la cabeza y seguir, incluso cuando la mina se siente más pesada de lo normal. No es fácil, pero tampoco espero que lo sea.
⚒️ Y así empieza otro día más. Un día en el que uno deja atrás la luz y entra en el mundo de piedra, polvo y ruido. Un día en el que se trabaja con fuerza, pero también con fe. Porque aquí abajo uno aprende que no hay espacio para rendirse. Cada jornada, cada turno, es una prueba. Y aunque termine agotado, con el cuerpo rendido, siempre sé que valió la pena. Porque al final, cada día bajo tierra es una lucha, sí, pero también es un paso más hacia lo que quiero para los míos.

⚒️ Caído en el suelo, con el cuerpo adolorido y el polvo metido hasta en la boca, lo primero que me pasó por la cabeza n...
12/09/2025

⚒️ Caído en el suelo, con el cuerpo adolorido y el polvo metido hasta en la boca, lo primero que me pasó por la cabeza no fue el dolor, sino el error que había cometido. Un descuido, así de simple, y ahora estaba ahí tirado, mirando el techo de roca como si me estuviera recordando que aquí abajo nada se perdona. No importa cuántos años uno tenga en la mina, siempre hay algo que te enseña a respetarla otra vez.
⚒️ Sentía la sangre caliente correr por el brazo, y aunque quería levantarme, el cuerpo no respondía como yo quería. Pensé en los compañeros, en que en cualquier rato iban a darse cuenta de que me había quedado atrás. Y me dije: “por confiado estoy así”. Porque no era la primera vez que me advertían que no me apure, que revise bien, que espere. Pero uno cree que la experiencia basta, que lo sabe todo, y la mina se encarga de demostrarte que no es así.
Mientras estaba en el suelo, trataba de respirar hondo, y lo único que me venía a la mente eran mis hijos. Ellos no saben lo que es este lugar, no entienden el riesgo que cargamos cada vez que entramos. Para ellos yo solo soy el papá que llega cansado, que a veces no tiene fuerzas ni para conversar. Y ahí me di cuenta de lo frágil que es todo. Un segundo de descuido, y quién sabe si volvería a salir a abrazarlos.
⚒️ Los compañeros llegaron al rato, y escuchaba sus voces como si estuvieran lejos, aunque estaban al lado mío. “Tranquilo, hermano, ya te sacamos”. Y entre el dolor y el susto, sentí vergüenza. No por estar herido, sino por saber que me había confiado. Porque uno acá no solo trabaja para sacar mineral, también trabaja para cuidarse a sí mismo y a los demás. Y si uno se equivoca, arrastra a todos.
⚒️ Ahora que lo pienso, tirado en esa tierra fría, entendí de verdad lo que siempre nos repiten, la mina no perdona descuidos. No es un dicho para asustar, es una verdad. Y yo lo aprendí de la manera más dura. Si salgo de esta, me prometí no volver a confiarme, revisar dos veces, tres si es necesario, porque mi vida no vale una prisa ni una negligencia. Aquí abajo, cada paso cuenta, cada decisión pesa. Y a veces, ese peso se lleva en el cuerpo para siempre.

⚒️ Parado frente a la bocamina, uno siempre siente algo distinto. Afuera, el aire es fresco, se respira sin dificultad, ...
12/09/2025

⚒️ Parado frente a la bocamina, uno siempre siente algo distinto. Afuera, el aire es fresco, se respira sin dificultad, el viento golpea la cara y parece que limpia hasta los pensamientos. Pero al dar los primeros pasos hacia dentro, todo cambia. Sabemos que allá abajo no es igual, que el aire se hace pesado, que a veces cuesta llenarse los pulmones y que cada respiración tiene su precio. Y aún así, entramos. Porque ese es el trabajo, porque de eso vivimos, porque ahí adentro está el esfuerzo que luego se convierte en sustento para la familia.

⚒️ Mientras me alisto, ajustando el casco y acomodando la lámpara, me pasa por la cabeza la diferencia entre el aire de afuera y el de adentro. El aire limpio no se nota cuando uno lo tiene todos los días, pero basta trabajar en la mina para entender su valor. Es recién al salir, después de horas de oscuridad y polvo, que uno siente esa primera bocanada como un regalo. Un regalo sencillo, invisible, pero que en esos momentos se aprecia como si fuera oro.

⚒️ No lo digo por quejarme. Uno acepta que este trabajo es así. La mina no cambia sus reglas por nosotros. El polvo, la humedad, el calor allá abajo, todo sigue igual. Entonces, lo único que podemos hacer es aprender a convivir con ello. Y esa convivencia hace que uno aprenda también a valorar cosas pequeñas que antes parecían sin importancia. Afuera, una respiración profunda es algo normal; adentro, es un recuerdo que acompaña mientras seguimos avanzando.

⚒️ Prepararse para entrar es también prepararse mentalmente. Sabemos que el cuerpo se acostumbra, que la rutina ayuda a seguir, pero en el fondo nunca dejamos de pensar en el momento en que saldremos de nuevo y llenaremos los pulmones con ese aire fresco de afuera. Es como una motivación silenciosa, algo que no se dice, pero que todos sentimos. Cada minero lo lleva en su mente: “Aguanto ahora, respiro después.”

⚒️ Y así es este oficio. Aprendemos que lo más sencillo, lo que allá afuera se tiene sin pensar, aquí abajo es lo que más se anhela. El aire limpio, el cielo abierto, la luz del día. Cosas que parecen normales para cualquiera, pero que para nosotros tienen un valor distinto. Yo me preparo, camino hacia la bocamina y me digo a mí mismo, “Allá adentro está el trabajo, pero allá afuera está la vida.” Y por eso, cada bocanada de aire fresco al salir, no importa cuán cansado esté, se siente como un recordatorio de que vale la pena resistir.

⚒️ Caminar en superficie, con el sol pegando fuerte y el polvo levantándose en cada paso, también es parte de la vida de...
11/09/2025

⚒️ Caminar en superficie, con el sol pegando fuerte y el polvo levantándose en cada paso, también es parte de la vida del minero. Afuera no hay la oscuridad de la galería, pero hay otras cosas que pesan, el cansancio del cuerpo, la altura que corta la respiración, el frío de la madrugada que se convierte en calor insoportable al mediodía. La mina no cambia, sigue siendo dura, ya sea abajo o arriba. El que tiene que ajustarse es uno, aprender a aguantar cada jornada, como si la tierra misma pusiera a prueba la voluntad de los que trabajan en ella.

⚒️ Al principio, cuando recién empecé, me quejaba de todo, del sol, del frío, de las botas pesadas, del viento helado que cortaba la cara. Con el tiempo entendí que nada de eso iba a desaparecer. La mina no se iba a poner más suave porque yo me quejara. Lo único que quedaba era acostumbrarme, aceptar lo que había y seguir adelante. Y así fue como uno va endureciendo el cuerpo, y también la cabeza.

⚒️ Mientras camino pienso en cuántos hemos pasado por lo mismo. Los más jóvenes siempre llegan con energía, pero también con quejas, como si quisieran que el trabajo se amolde a ellos. Pero no, aquí es al revés: nosotros nos tenemos que moldear al trabajo. Es como una regla que nadie dice, pero todos saben. La mina está ahí, siempre igual, siempre firme, y el que quiere quedarse tiene que aprender a convivir con ella.

⚒️ En la superficie uno ve más cosas, los cerros, el cielo, los compañeros que van y vienen cargados, el polvo que nunca se acaba. Parece simple, pero no lo es. Aquí arriba también hay cansancio, también hay peligro, también hay pruebas de paciencia. El sol agota tanto como la oscuridad, y el viento frío cala hasta los huesos. Es en esos momentos donde uno entiende que el verdadero cambio no está afuera, sino en uno mismo, en la manera de aguantar, de adaptarse y seguir firme.

⚒️ Camino y me repito que este oficio no lo aguanta cualquiera. No porque la mina se transforme, sino porque uno se transforma para poder trabajar en ella. El cuerpo se endurece, los pensamientos se acomodan, y la mente se hace más fuerte. Y aunque a veces me pese, sé que eso es lo que me mantiene de pie. La mina no cambia, pero yo sí, y en ese cambio está la fuerza que me permite seguir cada día.

⚒️Cuánto sabes de minería, que tipo de sostenimiento ves aquí... 😏
11/09/2025

⚒️Cuánto sabes de minería, que tipo de sostenimiento ves aquí... 😏

⚒️ El viento corta la cara como si fueran agujas, y cada paso en la nieve pesa el doble. Mientras camino hacia la mina, ...
11/09/2025

⚒️ El viento corta la cara como si fueran agujas, y cada paso en la nieve pesa el doble. Mientras camino hacia la mina, el frío me acompaña como un recordatorio de que aquí nada es sencillo. El cuerpo se acostumbra, dicen, pero la verdad es que nunca se acostumbra del todo. Siempre hay un escalofrío que te agarra desprevenido, siempre hay ese temblor que te recuerda que este trabajo no da tregua.

⚒️ Caminar en medio de la nieve hace pensar mucho. Uno se pregunta por qué eligió esta vida, y la respuesta viene sola, porque aquí, aunque no sea cómodo, se gana el pan con esfuerzo limpio. No hay lujos, no hay facilidades, pero hay dignidad. Y esa dignidad se siente en cada jornada, aunque el frío intente robarnos la fuerza o el ánimo.

⚒️ A veces parece injusto, mientras otros trabajan en oficina, uno camina con botas húmedas, con las manos tiesas y el rostro quemado por el hielo. Pero también pienso que este esfuerzo nos da otra mirada de la vida. Aquí uno aprende a valorar lo que de verdad importa, un plato caliente, una cama tibia, la compañía de la familia cuando se regresa. Cosas simples, que en otro lado quizá se dan por hechas, aquí se sienten como verdaderos tesoros.

⚒️ El frío no solo cala en el cuerpo, también en la mente. Te pone a prueba. Te dice, “a ver cuánto aguantas”. Y ahí es donde uno aprende a conocerse, a medir sus fuerzas, a reconocer sus límites. Cada día es como un examen de resistencia, no solo física sino también mental. Y aunque duele, aunque incomoda, al final te deja la enseñanza de que uno es capaz de más de lo que cree.

⚒️ Mientras sigo avanzando entre la nieve, con las manos escondidas en los guantes y el aliento haciéndose humo en el aire, pienso que esta incomodidad es parte de lo que somos. Nada aquí es fácil, nada está servido. Pero precisamente por eso, cada logro, cada jornada cumplida, se siente más grande. El frío pasará, como pasa todo, pero lo que deja en uno —la fortaleza, la paciencia, la resistencia— eso sí queda para siempre.

⚒️ El paso se siente pesado cuando uno avanza hacia la boca de la mina. Afuera el aire es fresco, todavía se ve el cielo...
09/09/2025

⚒️ El paso se siente pesado cuando uno avanza hacia la boca de la mina. Afuera el aire es fresco, todavía se ve el cielo claro, pero conforme uno se va acercando, la sombra y el silencio empiezan a envolver. Y ahí, mientras camino, pienso en lo que significa entrar otra vez, el mismo cansancio, la misma rutina, pero también el mismo compromiso. Porque no se trata solo de trabajar, se trata de sostener a la familia, de cumplir con uno mismo, de ser parte de algo que lleva generaciones.

⚒️ A veces el cuerpo pide descanso, pide quedarse en casa, pero el trabajo no espera. El cansancio es duro, más cuando sabes que el turno es largo y que ahí adentro no hay relojes que marquen con calma, sino horas que pesan. Sin embargo, también sé que ese cansancio pasa, que después del turno uno regresa a la superficie, se sienta a comer, mira a los suyos, y ahí es cuando entiende por qué vale la pena seguir.

⚒️ Caminar hacia dentro de la mina es como tener un pequeño diálogo con uno mismo. Te preguntas si podrás con la jornada, si las fuerzas alcanzarán, si el ánimo aguantará. Y aunque a veces las dudas golpean, al final siempre hay algo que empuja a seguir: la costumbre, la necesidad, pero también ese orgullo silencioso de saber que tu esfuerzo construye, que tu sudor sostiene.

⚒️ El orgullo no se ve, no se dice en palabras grandes, pero se siente en la mirada de un hijo, en el respeto de la familia, en la forma en que uno mismo se reconoce frente al espejo. Es cierto que el cansancio duele, que la espalda reclama, que las manos se endurecen. Pero también es cierto que ese cansancio no se queda, se va con el descanso, mientras lo otro, lo que significa ser minero, permanece para siempre.

⚒️ Y así, mientras entro paso a paso en la mina, pienso que lo que queda no es el dolor del día ni el polvo en la ropa. Lo que queda es esa marca invisible que llevamos dentro, la de ser minero, la de no rendirse, la de seguir caminando aunque el cuerpo tiemble. Al final, el cansancio pasa, pero la satisfacción de saber de dónde venimos y lo que hacemos, esa no se borra nunca.

⚒️ Pararse frente a un pique siempre me deja pensando. No importa cuántas veces lo haya visto, siempre me genera respeto...
09/09/2025

⚒️ Pararse frente a un pique siempre me deja pensando. No importa cuántas veces lo haya visto, siempre me genera respeto. Es como mirar un recordatorio de lo dura que es la mina. Ahí está, profundo, oscuro, esperando que uno baje o suba con todo lo que eso significa. Y mientras lo observo, me digo que aquí cada día es una prueba de aguante, porque nunca sabes con qué te vas a encontrar, solo sabes que tienes que estar listo para lo que venga.

⚒️ El trabajo en la mina no es cosa ligera. Algunos creen que uno se acostumbra, que después de un tiempo ya no pesa tanto. Pero no es cierto. Todos los días tienen su dificultad, ya sea el frío, la oscuridad, el cansancio o las preocupaciones que uno carga en la cabeza. Mirando el pique pienso en eso, en cómo el minero aprende a aguantar, a resistir aunque las piernas tiemblen o la espalda duela. Aquí no hay opción de rendirse, porque el trabajo no espera y la familia tampoco.

⚒️ El pique también me recuerda que en esta vida todo tiene riesgo. Cada paso que das aquí abajo exige cuidado, porque un descuido puede costar caro. Y sin embargo, uno sigue. No porque le guste el peligro, sino porque este es el camino que tocó y porque de este trabajo depende el pan de los suyos. Esa es la verdadera fuerza del minero: saber que aunque todo esté en contra, igual se planta firme, igual cumple con lo que le toca.

⚒️ En esos ratos de silencio frente al pique, me acuerdo de lo que dejo afuera. Pienso en mis hijos, en cómo ellos no saben del todo lo que significa estar aquí adentro, pero sí entienden lo que llega a la mesa gracias a esto. Pienso también en mis padres, que siempre me dijeron que la vida no regala nada y que lo que uno tiene se gana con sudor. Y entonces entiendo que el aguante no solo está en el cuerpo, también en la mente y en el corazón.

⚒️ Cada día en la mina me enseña que no soy invencible, que me canso, que me duele, que me preocupo. Pero también me enseña que puedo con más de lo que creía. Frente al pique, con todo lo que representa, me repito que el trabajo es duro, que el riesgo es real, pero que yo sigo en pie. Y mientras tenga fuerzas, voy a seguir aguantando, porque ese es el camino del minero: levantarse, resistir y cumplir, sin importar lo que toque enfrentar.

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