28/10/2025
La parlamentaria Lucinda Vásquez se encuentra en el ojo de la tormenta luego de que se difundiera una fotografía en la que aparece recibiendo un servicio de pedicura de parte de su asesor en pleno despacho del Congreso de la República del Perú durante horas de trabajo.
Según reportajes, el asesor —identificado como sobrino nieto de la congresista— le cortaba las uñas mientras ella conversaba por teléfono. Otros miembros de su equipo también habrían estado encargados de preparar alimentos para la legisladora en horario laboral.
El presidente del Congreso calificó los hechos como “una humillación para los trabajadores del Congreso” y solicitó que la comisión de Ética actúe de oficio.
💬 La pregunta clave es: ¿Cómo puede un entorno parlamentario permitir que tareas privadas, como una pedicura o cocina, se realicen con recursos del Estado —y en horario de trabajo— cuando miles de servidores cumplen funciones claves y oficiales?
Esta imagen se ha vuelto símbolo de una desconexión entre la clase política y los compromisos públicos. Los ciudadanos exigen ya no solo excusas, sino responsabilidad, trasparencia y sanción ante actos que rayan en la burla institucional.