06/08/2025
| Miles de peregrinos llenan Copacabana de Fe y Tradición.
La ciudad de Copacabana, Bolivia, ha sido testigo una vez más de la masiva peregrinación anual a la Basílica de Nuestra Señora de Copacabana. Miles de devotos, provenientes de Perú y otros países, se congregaron para participar en esta emotiva tradición que combina fe, rituales ancestrales y esperanza.
El viaje de los peregrinos comienza con la llegada a Copacabana, donde enfrentan largas esperas y trámites fronterizos antes de acceder a las playas de estacionamiento a orillas del Lago Titicaca. Muchos se alojan en hoteles locales antes de participar en la misa en la Basílica. Al día siguiente, de madrugada, comienza el ascenso al Cerro Calvario, siguiendo las catorce estaciones del Vía Crucis.
Este ascenso, una prueba de fe y resistencia, está lleno de simbolismo. Los peregrinos adquieren réplicas en miniatura de casas, vehículos y negocios, depositando sus deseos de prosperidad y bienestar a los pies de la Virgen. Las largas filas para llegar a la imagen reflejan la profunda devoción de los fieles.
En la cima, entre plegarias por la salud y otros anhelos, los yatiris (chamanes) realizan el challachi, una ceremonia ancestral con serpentina, mistura y vino, para pedir bendiciones y que los deseos representados en las miniaturas se hagan realidad.
La peregrinación continúa hacia la "Boca del Sapo", una roca con forma de cabeza de anfibio situada a orillas del lago, accesible por un camino de difícil acceso. Allí, los peregrinos realizan una ofrenda, a menudo rompiendo una botella de champán en la roca, buscando suerte y protección.
Finalmente, los peregrinos regresan a Copacabana en embarcaciones, adornan sus vehículos y reciben la bendición de los sacerdotes, quienes imploran protección para los vehículos y sus ocupantes. Esta tradición, especialmente significativa durante las festividades del 5 de agosto, día de la Virgen de Copacabana, refuerza la profunda conexión espiritual y cultural de la región.
Breve Historia de la Virgen de Copacabana:
La historia de la Virgen se remonta a 1583, cuando Francisco Tito Yupanqui, un escultor indígena quechua, talló la imagen original, inicialmente llamada Virgen de la Candelaria. Atribuida a milagros desde sus inicios, la imagen atrajo peregrinos de todas partes, llevando a la construcción del santuario de adobe, posteriormente reemplazado por la actual basílica. Su devoción se expandió por Bolivia, América y Europa, culminando con su coronación como Reina de la Nación Boliviana en 1925. La Basílica de Nuestra Señora de Copacabana permanece como un importante centro de peregrinación, símbolo de la fe católica y la fusión de la fe con las tradiciones indígenas.