17/05/2025
“Después de dedicarle mi vida a Disney… me despidieron por la espalda. Me fui con rabia, con miedo, y con una sola idea: demostrar que los sueños también nacen de las pesadillas.” 🎬🔥
Lo había dado todo por Disney. Trabajaba día y noche, sin descanso. Mientras otros dormían, yo corregía guiones, tomaba decisiones urgentes y apostaba por proyectos que nadie más creía posibles. Rescaté películas que estaban al borde del fracaso. La Sirenita y El Rey León no eran apuestas seguras… hasta que lo fueron. Literalmente dormía en una oficina improvisada, con una manta y una lámpara encendida. No tenía vida personal. Mi única misión era hacer que Disney volviera a ser grande. Y lo logré. Pero el precio fue alto.
Cuando pedí lo que me habían prometido —una posición justa, un reconocimiento al esfuerzo, una participación más equitativa— me dieron la espalda. Sin explicaciones, sin agradecimientos. Me echaron como si nunca hubiera existido. Esa noche, sentado en mi auto, lloré como un niño. Lloré de rabia, de tristeza, de traición. Me sentía humillado, invisible. Pero en medio de ese dolor, algo se encendió dentro de mí. Una furia que no me quemaba… me impulsaba. 🚗💔
Pensé en renunciar a Hollywood. Estaba agotado. Pero entonces recibí una llamada de Steven Spielberg y David Geffen. Me propusieron algo que cambiaría mi vida: crear un estudio desde cero. Un lugar que no siguiera las reglas de los grandes. Que se atreviera a contar historias diferentes. Así nació DreamWorks. Pero el nacimiento fue doloroso. Nadie creía en nosotros. Nos faltaba dinero, respaldo, credibilidad. Tuvimos fracasos como El Camino hacia El Dorado. Tuvimos que despedir a personas valiosas. Cada caída dolía más que la anterior. 💸🎥
Pero no nos rendimos. Seguimos adelante, con cada tropiezo como combustible. Hasta que llegó Shrek. Una historia irreverente, sarcástica, imperfecta. Como nosotros. Nadie apostaba por un ogro verde ni por un b***o que hablaba. Pero ahí estaba nuestra fuerza: en lo distinto, en lo que no encajaba. Shrek fue un fenómeno. Ganamos un Óscar. Hicimos historia. Lo más importante: demostramos que los cuentos de hadas también pueden empezar en el lodo.
Hoy, DreamWorks es más que un estudio. Es un símbolo de lucha, de renacimiento. Un recordatorio de que los castillos no son la única cuna de los sueños. A veces los sueños nacen cuando tocas fondo, cuando todos se van, cuando decides no rendirte. 🏆👑
“No todos los sueños nacen en castillos. Algunos surgen de los escombros, cuando decides que no te vas a quedar callado nunca más.”
— Jeffrey Katzenberg