
21/05/2025
En lo alto de las montañas Taihang, en China, trece aldeanos de Guoliang se enfrentaron al aislamiento de su comunidad con una decisión valiente: abrir un túnel con sus propias manos. Sin maquinaria pesada, con apenas martillos, cinceles y una determinación férrea, comenzaron la excavación en 1972. Durante más de cinco años, tallaron la roca día tras día, enfrentando desprendimientos, caídas y el peligro constante de trabajar al borde de abismos. Finalmente, en 1977, completaron el túnel de 1.2 kilómetros que uniría su aldea al mundo exterior. Hoy, esta vía tallada a mano no solo sirve como paso, sino como testimonio del poder de la voluntad humana frente a la adversidad.