27/06/2025
⭕️ NADA ES CASUAL CUANDO SE HABLA DE MACHUPICCHU
Mi opinión respecto a los recientes acontecimientos y titulares como:
• “¿El fin de Machupicchu?”
• “Machu Picchu en la ‘lista negra’ del turismo internacional”
Volvemos a presenciar campañas de desprestigio hacia Machupicchu impulsadas por ciertos grupos de interés, que históricamente han priorizado sus agendas particulares sobre el bienestar general del sector turismo y del país.
Es innegable que existen aspectos por mejorar en la gestión del Santuario Histórico de Machupicchu. Sin embargo, también es cierto que se vienen realizando esfuerzos importantes por parte de múltiples actores. Si nos comparamos con otros destinos internacionales, no somos los mejores, pero tampoco los peores. La crítica responsable es necesaria, pero el descrédito deliberado, sin considerar consecuencias, es injusto e incluso desleal con el Perú.
Lo que no se dice:
Quienes hoy cuestionan la situación de Machupicchu, tuvieron en sus manos la posibilidad de hacer cambios estructurales cuando ejercieron cargos de poder. En su momento, como ministros del sector Cultura o Comercio Exterior y Turismo, no promovieron soluciones sostenibles ni impulsaron reformas de fondo. Hoy, con autoridad moral debilitada, pretenden dar lecciones que no aplicaron en su gestión.
Fueron ellos quienes avalaron desde su cámara la reducción drástica del aforo de Machupicchu: de 5,940 visitantes por día a solo 2,244, sin ningún estudio ni evaluación técnica. Y ahora hablan del “envejecimiento del destino”. Ya hicieron mucho daño al sector turismo avalando esa propuesta. ¿El resultado? Miles de empleos perdidos y una afectación directa a la economía local. Hoy, gracias al trabajo técnico y articulado de diversas instituciones, el aforo se ha restablecido a 5,600 visitantes por día, distribuidos en horarios y circuitos, garantizando la conservación del patrimonio.
Se nos condicionó el incremento del aforo a la construcción de un centro de visitantes sobre andenes Inkas, una propuesta sin sustento técnico ni legal. Lo mismo ocurrió con el proyecto del hotel en Saphi (donde se cobraron las sanciones administrativas económicas). Pese a los avances tecnológicos disponibles, se insiste en obras innecesarias. Si esos proyectos no prosperan —como es previsible por su inviabilidad técnica— deberán asumirse responsabilidades administrativas y penales, por el uso de recursos públicos ya comprometidos en sus períodos.
Respecto al teleférico, pretenden justificar su construcción a través de estudios no vinculantes ni aprobados formalmente, como “nueva visión de Machupicchu
“, “nuevo modelo de gestión” “plan de uso turístico de Machupicchu” entre otros. La UNESCO ha sido clara: no es viable construir teleféricos en Machupicchu. Sin embargo, se continúa promoviendo su implementación, con la expectativa de que ciertos grupos se adjudiquen su operación. Los intereses son evidentes.
Se afirma que Machupicchu es “caro”. ¿A qué se refieren exactamente? Más del 50% del costo de un tour se concentra en el transporte ferroviario. El tren de lujo Hiram Bingham —administrado por una de las empresas promotoras de esta campaña— supera los 1,000 dólares por pasajero. No es el pueblo quien encarece el destino; en Machupicchu hay servicios para todos los gustos y presupuestos.
Hoy, las concesionarias ferroviarias venden de todo: tours, bebidas, souvenirs. Han desplazado al pequeño comerciante local y a las agencias de viajes cusqueñas, generando una competencia desleal mediante el control absoluto de horarios y tarifas. Esta posición dominante vulnera principios básicos de libre mercado y afecta la economía cusqueña.
Además, no puede tomarse como ejemplo de buena gestión turística la experiencia en la montaña de colores, promovida por los mismos actores. Es un caso que requiere urgente intervención, más que promoción.
Se afirma que existe un Plan Maestro del Santuario Histórico aprobado en 2019. Eso es falso. El último plan aprobado es el de 2015, y su actualización está actualmente en proceso. No existe ningún plan nuevo con aprobación formal a la fecha. Si hay confusión, será sobre otro lugar, no sobre Machupicchu.
¿Propuestas? Ninguna.
Quienes hoy critican, jamás han presentado una propuesta técnica de mejora que beneficie al conjunto del sector. Su visión ha sido fragmentada, orientada a beneficios personales, utilizando el poder para promover intereses privados en lugar del bien común.
Respecto al Proyecto Choquequirao, apoyo plenamente su desarrollo, pero no bajo una lógica de competencia ni de sustitución. Choquequirao no compite con Machupicchu. Cada uno tiene un valor propio, y ambos pueden complementar la oferta turística del Perú. Lo que se necesita es una estrategia diferenciada, no una campaña de contraposición.
Finalmente, Machupicchu seguirá siendo un referente mundial. Pero es necesario defenderlo con argumentos, datos y visión de futuro. No con ataques infundados ni con nostalgia de poder. Antes de opinar, hay que informarse. Y si van a hablar de Machupicchu, háganlo con respeto y conocimiento.
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