17/02/2025
DE NUNCA ACABAR: Nuevamente inundaciones, llanto, muerte…
Jaime Deza Rivasplata
Las redes sociales activas y presentes en todo lugar, nos informan, estos últimos años, las ocurrencias climáticas y ambientales en el país, que resultan de la inacción. Sabido es la creación de instituciones “especialistas” que estudian estos casos (son siete en el país) o la creación de “juntas de reconstrucción” como la pomposa del Norte del Perú, o la de Piura, Lambayeque, Trujillo, Ilo, Moquegua etc. etc. pero al año siguiente los ríos se desbordan y las ciudades se inundan: Sólo Trujillo tres veces los últimos 25 años.
Esto no es cambio climático. El cambio es gradual casi imperceptible; no violento. Las lluvias torrenciales se han dado siempre en el país; ignorarlo, es causa de la tragedia. Hoy las conocemos por los medios de comunicación y sus redes voluntarias. Años atrás por falta de ellos no sabíamos que sucedía en el pueblo vecino; pero siempre estuvieron presentes. En su libro Política Indiana Zolorzano y Perira (1740) cita a don Antonio de Ulloa con referencia a las lluvias: “En los años de 1726 llovió durante los cuarenta días continuos, con el orden diario de empezar a las 4 ó 5 de la tarde, y cesar a la misma hora de la mañana siguiente; pero de todo el resto del día estaba la atmósfera limpia y el cielo despejado...lo más notable para aquellos vecinos (se refiere a los pobladores de Paiján) que en todo este tiempo no sólo no variaran los vientos sures, sino que permaneciendo constantes, soplaran con toda fuerza, que levantaban del suelo la arena convertida en lodo...Dos años después se repetía la lluvia por espacio de 11 a 12 días; pero no con la fuerza de antes...” (Antonio de Ulloa, 1740).
Historiadores han elaborado cuatro páginas con la lista de lluvias y tragedias en todo el país desde 1578, en especial la costa norte; atribuyéndole a la corriente de El Niño, que recién en 1909 un viejo lobo de mar del v***r “el Chalaco” en su ruta de cabotaje por Paita, observa y da cuenta de la existencia de la Corriente a la Sociedad Geográfica de Lima. De poco sirvió, hasta que las lluvias de 1998, mostraron al país su tragedia. Los ríos costeños y secos se activaron, cortaron la Panamericana de Sur a Norte, destruyeron pueblos y tumbaron puentes. Piura, Trujillo, Casma, Huarmey, Supe, Ica, fueron inundados como había ocurrido varias veces solo el último siglo. Lima entendió que Huaicoloro no es quebrada sino río seco que inundó al Rímac con el cuartel del ejército.
Hasta que no comprendamos que la costa no fue desértica. Que fue un bosque regado por 438 ríos de cuenca costeña, con características propias en tres regiones: Norte (151) Centro (70) y Sur (217) en las cuales según condiciones específicas se mueven las descargas, seguiremos en la inacción. Ahora parece que éstas se dan en el sur; pero continuamos afirmando que las lluvias son para el norte y los friajes para la sierra sur.
Por más de cincuenta años hemos observado que los desiertos en el país, indistintamente en las regiones, sus ríos secos de cuenca chala o yunga, se activan restaurando el viejo paisaje, desde que hospedaban las bandas cazadoras hace quince mil años de mastodontes, caballos y armadillos gigantes con fauna pequeña en su flora apropiada, que encontramos en las cabeceras de cuencas, a orillas de los cauces, de lagos y lagunas y en los abanicos aluviales.
Trujillo, ha entendido luego de tres inundaciones de su plaza de armas en los últimos 25 años, la seriedad del caso, está haciendo un bien trabajo de encausar con la técnica que la ingeniería moderna manda la Quebrada de León; pero le quedan tres ríos secos por encausar en La Esperanza y en Laredo.
En lo que va de la temporada es Ica, Nazca, Chala, Caravelí, Ilo, Ocoña, Moquegua y parece avanza al sur. La relación de ríos secos y sus afluentes es larga. Es que No son fenómenos, son eventos periódicos, normales, que tienen un ritmo natural y cuyas causas aún desconocemos.
Lo expuesto se lee en el desierto, que conserva para el estudio y la prevención social, suficientes indicadores de una fauna desaparecida y cultural como: aldeas, caminos de hace más de cuatro mil años, edificios públicos, templos de sanación, concentración de petroglifos, áreas agrícolas con sistemas de riego en una diversidad de surcos y, por si fuera poco, cientos de kilómetros de canales de riego con los que conquistaron las pampas, cuando la siembra por roza al interior de los valles boscosos exigía nuevos espacios agrícolas a conquistar.
NOTA: Tomado del Proyecto: La lectura del desierto, El Paijanense.
Fotografía: Jaime Deza R
Radio TV Genial
Domingo 16-02-2025