28/05/2025
La parábola de las diez vírgenes es una enseñanza de Jesús sobre la importancia de estar preparados para su regreso, usando una historia con elementos culturales de una boda judía.
En esta parábola, Jesús cuenta que diez vírgenes (doncellas) salieron a esperar al esposo, que representa a Cristo. Todas llevaban lámparas encendidas mientras esperaban su llegada. Cinco de ellas eran prudentes, y cinco insensatas:
Las prudentes llevaron aceite extra para sus lámparas.
Las insensatas, en cambio, no llevaron aceite adicional.
Como el esposo tardaba en llegar, todas se durmieron. Pero a medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el esposo! ¡Salid a recibirlo!” Entonces todas se levantaron y prepararon sus lámparas. Sin embargo, las lámparas de las insensatas se estaban apagando y pidieron aceite a las prudentes, quienes se negaron, diciendo que no alcanzaría para todas. Las insensatas fueron a comprar más aceite, pero mientras estaban fuera, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y la puerta se cerró.
Más tarde, llegaron las otras vírgenes y dijeron: “Señor, ábrenos”, pero él respondió: “No las conozco”.
Jesús concluye la parábola con una advertencia:
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora.”
Esto subraya la necesidad de estar siempre preparados espiritualmente, ya que no se sabe cuándo vendrá Cristo. El aceite representa muchas veces la fe, la relación viva con Dios, o la preparación espiritual individual.