06/08/2025
Cuando Japan Airlines enfrentó una grave crisis financiera a finales de los años 2000, el CEO Haruka Nishimatsu tomó decisiones que marcaron un estándar global de liderazgo humilde y ético.
En lugar de recurrir a despidos masivos o conservar sus propios privilegios, Nishimatsu redujo su propio salario a menos de \$90,000 dólares al año —menos de lo que ganaban muchos de sus pilotos. Y no se detuvo solo en los recortes salariales; renunció a todos los beneficios de CEO, usaba trajes de tienda, viajaba en transporte público al trabajo y comía en la cafetería del personal junto a sus empleados.
Estas acciones no fueron solo simbólicas; fueron un compromiso diario y visible de compartir los sacrificios que pedía a su equipo. En un mundo donde la codicia corporativa suele acaparar los titulares, el enfoque centrado en las personas de Nishimatsu elevó la moral de la empresa, le ganó un profundo respeto y ayudó a guiar a Japan Airlines en tiempos turbulentos. Su historia es un testimonio de que el verdadero liderazgo se mide por la empatía, la integridad y la disposición a servir a los demás, no solo por los márgenes de ganancia.