
07/08/2025
𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐌𝐎𝐑𝐎𝐍𝐀𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐓𝐎𝐓𝐀𝐋 𝐃𝐄𝐋 𝐅𝐑𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐔𝐂𝐑𝐀𝐍𝐈𝐀𝐍𝐎
𝐴́𝑁𝐺𝐸𝐿 𝐷𝐸𝐿𝐺𝐴𝐷𝑂 𝑆𝐼𝐿𝑉𝐴
Sólo una tozudez monumental, estúpida y autodestructiva ha impedido acabar con la guerra en Ucrania. Tres años y medio después, los resultados son tan obvios e incontestables como un axioma. Rusia ha resistido las brutales sanciones económicas que pretendían ahogarla. Y, con éxito, ha bregado en lo militar. ¡Sí! Contra USA y la OTAN, parapetados tras el régimen de Kiev; ni más ni menos. No fue derrotada y, más bien, hoy ya nadie duda que vencerá.
Donald TRUMP lo reconoció con su estilo de tosca crudeza, apenas asumió la Presidencia de USA. Por cierto, no era el pacifismo idealista su motivación. A su juicio, el plan Make American Great Again será posible únicamente si amengua la tensión mundial. Concluir el conflicto ucraniano –dado el fracaso en sus objetivos y el inmenso volumen de recursos dilapidados– es un objetivo inmediato. La conditio sine qua non para alcanzar un nuevo orden internacional tripartito: China, EEUU y Rusia. Más seguro y viable para la humanidad.
Hoy es imposible negar que la hegemonía unipolar de USA –producto de la desintegración de la URSS y el ocaso comunista– no ha generado crecimiento sostenible ni ha pacificado el orbe. Al contrario, el belicismo incrementado toca las puertas del holocausto nuclear. Así mismo, en la escena cultural reverberan antagonismos ideológicos absolutos, que polarizan las sociedades como nunca, desde la Guerra Fría.
Sin embargo, los intereses responsables se niegan a un futuro diferente. Instalados en el complejo militar industrial de venta de armas, unos o en empeñados en la cruzada globalista woke por todo el planeta, otros, no quieren pacificación alguna. Por esa razón, sin escrúpulos no dudan en sacrificar a Ucrania, prolongar la masacre de su pueblo y convertir la guerra en una escalada mundial. Los dirigentes de la UE y el “estado profundo” de USA se oponen con descaro a los planes de TRUMP. Con todo presionan para comprometerlo en la conflagración. El Presidente resiste hasta ahora. Pero tampoco tiene fuerza para imponer un alto al fuego. Toda la caterva de provocaciones guerreristas tiende a romper este impasse.
Mientras tanto, el frente militar ucraniano se derrumba por doquier. Rusia ha consolidado su presencia en el sudeste del país –Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia– con población rusófona, mayoritariamente. También ha destruido las instalaciones militares y energéticas de Ucrania. Pero lo novedoso e importante son las movilizaciones ciudadanas contra el gobierno de ZELENSKI, la corrupción generalizada, la incompetencia del Alto Mando, el reclutamiento forzado de la juventud. El pueblo está harto de esta guerra sin sentido ni fin, alentada por los neonazis del oeste ucraniano y las potencias europeas, empeñadas en confrontar con Rusia. Este frente interno, la retaguardia, se agrieta aceleradamente y será decisivo.