06/08/2025
CHINECAS: ¿Y LOS AGRICULTORES ANCASHINOS QUE NO TIENEN LEY?
Por: José C. Reynoso Campos
El Proyecto Especial CHINECAS representa una de las mayores apuestas del Estado peruano para ampliar la frontera agrícola en la región Áncash. Miles de hectáreas de tierra se transformarán gracias a la irrigación, abriendo paso a nuevas oportunidades productivas. Sin embargo, en este horizonte de esperanza, un grupo clave sigue invisibilizado: los profesionales del agro y los agricultores de la región que no cuentan con ninguna norma que les permita acceder a estas tierras.
En contraste, el grupo de campesinos sin tierra, conformado por 2,001 agricultores organizados, sí será adjudicatario de terrenos de 5 hectáreas cada uno, gracias a la Ley N.° 27887 y normas complementarias que reconocen sus derechos. Esta política de justicia histórica es bienvenida y necesaria. Pero ¿qué ocurre con los profesionales y miles de agricultores que sí tienen tierras mínimas o precarias, que cultivan desde hace años, pero que no están contemplados en ninguna norma para acceder a tierras de CHINECAS?
Una brecha legal que excluye:
En décadas pasadas, el Perú promovió políticas que facilitaron la venta de tierras de irrigación a agricultores y profesionales y técnicos del sector agrario, como fue el caso con el DL N.° 653 - Ley de Promoción de Inversiones en el Sector Agrario en los años 90.
Hoy, el péndulo se ha movido al extremo opuesto: se plantea que los terrenos de CHINECAS se vendan en grandes lotes de 500 a 1,000 hectáreas, bajo el argumento de atraer inversionistas con alta capacidad financiera y tecnológica. Pero este enfoque deja de lado a miles de agricultores activos, quienes pese a no ser “sin tierra”, enfrentan limitaciones estructurales para ampliar o formalizar su actividad. Este modelo relega a muchos profesionales y productores agrarios, sin considerar que muchos de ellos —con experiencia, arraigo y vocación productiva— podrían convertir incluso parcelas modestas en unidades altamente competitivas, si contaran con acceso a tierra, riego, asistencia técnica y mercados.
El Perú ya conoce el valor de sus productores agrarios:
La historia reciente de la agricultura peruana está llena de ejemplos de productores agrarios organizados que han logrado insertarse en mercados internacionales: café orgánico de Cajamarca y Amazonas; quinua de Ayacucho y Puno, con certificaciones de comercio justo; cacao fino de aroma de San Martín y Ucayali; palta, arándano, jengibre y mango producidos por agricultores de diversas regiones.
Además, países como Colombia, Ecuador y Brasil han implementado políticas agrarias que combinan acceso a tierras con financiamiento y asistencia técnica para sus agricultores, logrando avances significativos en seguridad alimentaria, inclusión rural y exportaciones sostenibles. En Brasil, el programa PRONAF (Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar) ha permitido que miles de pequeños productores accedan a tierras públicas y créditos diferenciados.
Una tarea para el Estado y Gobierno Regional:
Lo que se necesita no es excluir a los grandes inversionistas, sino construir un modelo mixto e inclusivo que reconozca el rol de los productores agrarios como pieza estratégica del desarrollo agrario regional; para lo cual, proponemos:
1. Ampliar el marco legal para que agricultores individuales y organizados de nuestra región puedan postular a la adquisición de terrenos de CHINECAS, creando una norma similar a la que protege a los campesinos sin tierras.
2. Establecer una cuota mínima de tierras destinadas a este grupo, con lotes de entre 5 y 20 hectáreas según vocación del cultivo y plan de negocio.
3. Crear un fondo especial de acompañamiento técnico y financiero, articulado entre el Gobierno Regional, MIDAGRI y gobiernos locales, tal como lo ha hecho Colombia con su programa de alianzas productivas.
4. Garantizar procesos transparentes, participativos y descentralizados en la adjudicación de tierras, que no favorezcan solo al capital concentrado.
El desarrollo debe incluir a quienes ya cultivan la esperanza:
El futuro de CHINECAS no puede depender únicamente del poder económico de unos pocos. El verdadero desarrollo será aquel que integre a todos los actores del campo, especialmente a quienes han sido históricamente olvidados. Los agricultores ancashinos sin ley, pero con sueños y esfuerzo acumulado, también merecen una oportunidad. No se trata de ideología. Se trata de justicia, sostenibilidad y visión de país.