
28/05/2025
Amar las imperfecciones.
En una época donde todo parece exigir perfección —la apariencia, el éxito, las relaciones— es fácil caer en la trampa de creer que amar significa encontrar a alguien sin defectos. Pero la realidad es mucho más humana y, en su sencillez, mucho más hermosa.
Amar no es idealizar al otro, ni esperar que encaje en una imagen irreal de perfección. Amar es comprender que la otra persona, como tú, tiene defectos, debilidades, inseguridades y momentos de duda. Es saber que habrá diferencias, discusiones, silencios incómodos y errores, pero aún así elegir quedarse. Es mirar más allá de lo inmediato, del orgullo herido o del malentendido, y recordar que lo que los une es más fuerte que cualquier tropiezo.
El verdadero amor se construye en la aceptación mutua, en el esfuerzo compartido, en los gestos pequeños del día a día, en el perdón que alivia y en la paciencia que sostiene. No se trata de encajar perfectamente, sino de aprender a caminar juntos, incluso cuando el camino se vuelve incierto.
Porque cuando dejamos de buscar la perfección y empezamos a valorar el compromiso, la comprensión y la voluntad de crecer juntos, descubrimos que ahí, justo en medio de la imperfección, florece el amor más auténtico. Uno que no necesita ser perfecto para ser profundamente verdadero.
Que tengas un martes bendecido.