09/09/2025
“EN IQUITOS NO HAY NINGÚN HOMBRE HONESTO Y SINCERO…”
ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel.
Roger Casemet fue un personaje novelesco. Tanto así que “El sueño del Celta” de Mario Vargas Llosa es una obra inspirada en sus misiones diplomáticas, conspirativas y libertarias. Claro, las expresiones del personaje no pueden ser tomadas como reales, aunque Vargas Llosa siempre ha sostenido que él tiene como materia prima de su creación literaria la realidad. Casemet se paseó por Iquitos, navegó los ríos de la Amazonía peruana y dejó como uno de sus mayores legados su “Diario del Amazonas” que en verdad es un diario donde escribió sobre sus demonios y endiosó a quienes creía que alcanzarían el cielo.
El 2 de diciembre de 1910 escribió en su diario “...La verdad es que en Iquitos no hay ningún hombre honesto y sincero ni en el servicio público ni en el comercial: son todos unos mentirosos, sino algo peor. Los más francos son el joven Vatan, David Brown y los indios”.
Demás está decir que esas expresiones tienen que ser leídas sin omitir el contexto. Pues Casemet llegó a Iquitos y visitó las caucherías en un momento en que el ambiente de denuncia contra los empresarios gomeros ya se había internacionalizado y por sus calles transitaban forasteros que, con origen extranjero o nacional, sólo veían a Iquitos como lugar para lucrar. No estaban arraigados en el pueblo y el contacto del cónsul británico era con el sector gubernamental y con quienes tenían el poder. Esta relación se complementaba con la cercanía que tenía con los “indios”, a quienes consideraba víctimas del sistema cauchero y con los que se paseaba por el malecón con pana y elegancia. En su mismo diario tiene expresiones cortejantes y apreciativas de la anatomía masculina que le llevó a trasladar hasta Londres a, por lo menos, dos oriundos.
Más allá de las novelas que ha provocado la explotación del caucho siempre es nutritivo repasar los diarios de personajes como Roger Casemet en los que uno puede notar el colonialismo y cierto desprecio hacia quienes han coincidido en una determinada época en esta “casa del Dios del amor”. Demás está decir que, sean en el contexto de la época cauchera o la actual, las expresiones generalizadas del cónsul deben ser tomadas como una exageración, ya sea para calificarnos como “mentirosos” o como “francos” porque finalmente es la mirada de un forastero que “tarde o temprano buscará un río para regresar”.