24/09/2025
🔴 Columnista
Miguel Donayre Pinedo
BARBAS DEL NÁUFRAGO
Memoria infinita
Acabo de ver el documental «Memoria infinita» de Maite Alberdi, que va del conocido periodista chileno Augusto Góngora, casado con la actriz Paulina Urrutia –ella fue Ministra de Cultura en el período de Michelle Bachelet, a él le diagnosticaron Alzheimer, esa enfermedad silenciosa que va incubándose en el cuerpo hasta que un día aparece ante la sorpresa de quienes están al lado de él o ella; quien cuida de él en todo este doloroso proceso es Urrutia. Ese olvido que pudo llamar a risas en un momento, ya es para ponerse serio cuando la persona se queda en blanco, no sabe donde está o no recuerda a su ser querido.
El documental quiere mostrar las dos memorias: la personal como la colectiva. Por el lado colectivo, este periodista fue uno de los tantos que se empeñó que la memoria histórica del paso de la dictadura de Pinochet a la democracia no quedara en el desván del olvido. Escribió libros, dio conferencias, hizo crónicas en la televisión a sectores vulnerables que ponían en cuestión el triunfante modelo económico de la dictadura. Sabemos que en Perú la memoria histórica es frágil, mezquina y usurera, un ejemplo de ello, es la ley de amnistía que iza la impunidad a través del perdón a quienes asesinaron en los casos de Cayara, La Cantuta, Barrios Altos y otros crímenes de lesa humanidad; el control mafioso y desmemoriado del Estado en estos momentos, tiende a debilitarla, a diluirla. Contra esa amnesia debemos como ciudadanía plantar cara.
Góngora estuvo en esos difíciles y cruciales momentos de su país, quedará esa memoria, ese registro contra el olvido que seremos, parafraseando a la gran novela de Héctor Abad Faciolince. Desgraciadamente, en el ámbito privado a él le diagnostican la enfermedad cognitiva, claro, el mundo se derrumbó no sólo para él sino también para su familia. El entorno familiar es el que más siente el padecimiento de una persona a quien quieres y observas que su memoria se va borrando. Una enfermedad de estos tiempos donde el olvido entra para quedarse, y todavía, poco podemos hacer.
Esperemos que los esfuerzos de Góngora y Urrutia, a favor del bien común, la memoria colectiva, perdure. Ojalá.
Fotografía: centro histórico de Túnez