11/04/2024
EL MERECIDO MONUMENTO QUE FALTA EN JAUJA A LOS HIJOS DE LA COLONIA JAPONESA 🇯🇵
Por:Sofia Yseki Yoshiaki Yseki Takeshi Raez Yseki
La flor del cerezo o sakura y el kiku o crisantemo son flores que regalan un perfume muy especial a los japoneses. Dicen que cuando abandonan su país siempre las llevan consigo para no olvidar el aroma y sentimiento por su tierra que solo termina para ellos al morir el ultimo sol naciente.
Los primeros inmigrantes japonenses,790, todos hombres, arribaron al Perú un 3 de abril de 1899 bajo un contrato para trabajar por cuatro años en las haciendas azucareras en los valles costeros, desde Lambayeque en el norte hasta Cañete en el sur. La historia registra su presencia en Jauja 16 años después de aquel día, en 1915 buscando la cura de la tuberculosis, se dice que fueron 25 familias y 10 jóvenes, en labores de bazar, restaurant, fotografía, peluquerías era común verlos. Todavía se recuerda que los negocios más grandes que tuvieron en Jauja fueron el almacén de abarrotes del señor Máximo Umemoto y la embotelladora de Aguas Gaseosas de la familia Higuchi.
La figura peculiar de cada uno de ellos fue haciéndose familiar, era notorio destacar su puntualidad a las reuniones, sus ejercicios físicos antes de iniciar una jornada laboral, su respeto por los demás era notorio. Verlos en la práctica de su danza del miyako odori instrumentados por el Shakuhachi: flauta de bambú y el Koto: cítara japonesa y verlos enfundados en su kimono traje representativo del folklore japones era un deleite
A los japoneses le debemos la formación el año 1958, de la compañía de Bomberos Nro 1. La colonia japonesa dono los postes del primer alumbrado eléctrico de la avenida Ricardo Palma. Clubes como el Nisei y los Andes para la práctica deportiva y social. Su espíritu identificado con Jauja fue plasmado con el aporte de tres descendientes. Juan Higuchi, Pedro Onaka y José Yseki como alcaldes y José Kato como regidor a quienes nunca hubo motivos de cuestionamientos o reproches sino por lo contrario solo de agradecimiento por su labor honesta. Así mismo recordamos a un jaujino Jorge Sato como entrenador de la selección peruana de Voliball.
El 23 de setiembre del año pasado volvió a Jauja después de 72 años de ausencia Luis Iguchi Iguchi y recordaba con nostalgia recordaba nombres y apellidos de muchos nikkei que vivieron aquí que se fueron a otros lares o se quedaron para siempre en las tumbas del cementerio de Jauja entre ellos:
Los hermanos Genaro, Fortunato, Juan, Josefina y Benigna Higuchi; Máximo y José Umemoto; Luis, Roberto, Daniel, Julio y Yolanda Makino; Roberto Aymoto, Ricardo Watanabe, señora Ayko, José y Ricardo Otsuka, señor Nakachi, familia Nakamura, Hiroshi, Roberto, José y Rosa Kato; Olga y hermanos Kanashiro; José Yonemoto; Benito Araki y Maximina Miyada; señor Miki y familia; Javier Ishibashi y señora; Pedro Onaka, mamá, esposa e hijos Takaki, Chibi y Kimi; señor Muruchan e hijo. familia Yamashiro, señor Onuma, Julio y Eduardo hijos. señor Kamita e hija; señor Saito y familia.
Familia Miyahira, Rosa, Tsuneo y hermanos; familia Tamakawa; José Fukushima, esposa Mercedes e hijas; Yolanda, Iris, Toya y hermana; Antonio Makino, esposa e hijo; Nobuo Taniguchi y señora; Enrique Higa, esposa Carmen Kiyan y sus hijos Ana, Margarita y Julián; Alberto Ishii, esposa e hijos. Joaquín Kanashiro, esposa e hijos; familia Yamamoto; Alfonso Chinen, mamá y hermana. Antonio Yseki, esposa e hijos; Fernando Nakasone, esposa e hijos; Jorge Tabuchi, esposa Anita Matsumoto e hijos; señores Ychikawa y familia; Takeuchi, Sakasaki, Furosan, Matsuda e hija; Luis Kawano, Felipe y Ernesto Miyamoto; Jorge y Constantino Higa; José Arakaki, Pedro Goya, Yuki Nakasone, Miguel Watanabe, Marcos Nakagawa, Jorge Honda y mamá.