08/04/2025
La hija del embajador de Palestina echó tierra a su propia denuncia
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Otra de las “primicias” que se le ha quemado al dos veces condenado por difamación agravada, Enrique CHÁVEZ DURÁN -actual director de “Caretas”- es la que soltó de forma incompleta e inconsulta en el último párrafo de la esperpéntica nota web “Ernesto Gamarra: Casilla Fantasma”, donde señalaba que el director de este blog junto a Ernesto Gamarra y una persona más, “están siendo investigados (sic.)” por hostigamiento y violencia psicológica en agravio de una ciudadana de origen Palestino, de iniciales (SFMV) -que es nada menos que la sentenciada a desalojo, Soraya Faridhe MUAQQAT VILDOSO- pues recientemente la denuncia de esta quedó completamente archivada y bajo su propia anuencia.
Soraya nos había denunciado en la comisaría de Miraflores por violencia psicológica. Su impresionante sustento arrancó con que a inicios del 2023 afuera de “su” casa en la madrugada escuchó que gritan su nombre y que recibió llamadas desconocidas del penal. Al señor Jorge Aparicio lo acusa de dicho delito por haber enviado una carta a Cancillería por reclamarle cinco años de renta y que este no le paga diez mil soles, el mismo cargo contra Ernesto Gamarra, pero porque este la denunció falsamente ante una fiscalía por el delito de coacción.
En lo que respecta a mi persona, me acusa de haber publicado su foto en redes sociales “insultándola de sinvergüenza (sic.)” que dizque etiqueto fotos de la Federación del Estado de su padre a fin de que se entere de la vida de ella. Y su relato contra nosotros lo sazona con que lleva una terapia psiquiátrica por todo el hostigamiento que viene recibiendo de parte nuestra, que toda esta situación perturba su tranquilidad y no la deja vivir tranquila -a lo César Acuña-.
Los policías ingresaron la denuncia ante el Poder Judicial un 30 de marzo del 2023. Al día siguiente, el juez Erick VERAMENDI FLORES y la especialista Juana SAAVEDRA ROMERO del Primer Juzgado de Familia de Lima, desestimaron las medidas de protección de Soraya indicando que, si bien habría un conflicto, no se has establecido que exista daño físico o psicológico, ni situación de riesgo o peligro, ni relación de poder. No obstante, pasaron la pelota a la fiscalía de Lima.
El Tercer Despacho de la Primera Fiscalía de Violencia contra la Mujer se inhibió bajo la excusa de que la denunciante vive en San Juan de Miraflores y envió el expediente fiscal a Lima Sur, en donde el caso lo asumió la fiscal provincial Guisella Milagro AMORETTI SOTELO y la fiscal adjunta Claudia Valeria ROJAS MAYORA, quienes requirieron a Soraya que acuda a la División Médico Legal de Lima para que se le realice la evaluación psicológica. Sin embargo, no acudió a su cita programada y en su lugar pidió que dicho examen sea virtual porque ya había salido del país.
De acuerdo con una resolución del MP del 2024, ya no procede las evaluaciones psicológicas virtuales. Por lo cual encarpetaron su denuncia (antes de esta decisión, presenté mis descargos por escrito). Pero Muaqqat Vildoso impugnó y le dieron la razón. Amoretti y Rojas reiniciaron las investigaciones, esta vez requiriendo la declaración de la protagonista y los tres perversos antagonistas, reiterando eso sí, que Soraya pase por evaluación psicológica.
Le tomaron su declaración, pero otra vez la denunciante de marras incumplió con acudir a dicha evaluación. Repentinamente Lima Sur se inhibió de continuar con las pesquisas, se habían dado cuenta que en el relato de la presunta víctima los hechos tuvieron lugar en Lima y retornó a esta jurisdicción.
La fiscal provincial Giannina Elizabeth LUNA GAMARRA y el fiscal adjunto Edwar Junio JARA BAZÁN del Tercer Despacho de Lima, ante el fatigante vaivén de la trama no se anduvieron con rodeos y dado que, por segunda vez consecutiva, Soraya Muaqqat no acudió al examen psicológico, procedieron con el archivo de la denuncia. Aclararon además conflictos de este tipo, sean económicos o periodísticos, son ajenos a cargos por violencia psicológica.
El dictamen de archivo no fue impugnado por Soraya, por lo que quedó oleado y sacramentado. Así, queda en evidencia esta táctica, tan mediocre y pedestre, que consiste en embarrar con una denuncia por violencia psicológica o acoso a quien practica el periodismo de investigación, solo porque este tuvo la osadía de hacer una publicación veraz en contra de esa supuesta víctima, que de víctima no tiene nada y sabe perfectamente lo que hizo para aparecer en NALL.