
03/07/2025
A veces, así de contradictorios somos
A la persona que más amas… la pierdes.
No porque no lo hayas dado todo. Tal vez, precisamente por eso.
Porque diste más de la cuenta, te entregaste sin reservas, esperaste sin condiciones.
Porque quisiste tanto que te olvidaste de ti.
Y mientras perseguías esa mirada, ese afecto, esa presencia que se iba apagando,
descuidaste la más importante de todas: la tuya.
Sí, la persona que más te necesitaba —tú mismo— fue también la más ignorada.
No te hablaste con ternura. No te abrazaste en los días grises.
No te diste el perdón que dabas tan fácilmente a otros.
Te dejaste para después… y después nunca llegó.
Hasta que un día despertaste con el corazón cansado y el alma vacía.
Te diste cuenta de que habías corrido detrás de alguien que ya no estaba…
y que habías dejado atrás a alguien que siempre estuvo: tú.
Pero nunca es tarde.
Hoy puedes volver a ti.
Volver a mirarte con los ojos que un día posaste en otros.
Volver a escucharte, a sostenerte, a decirte con firmeza: “No vuelvo a dejarme sola.”
Porque el amor verdadero no solo se da hacia fuera.
También se cultiva dentro.
Y cuando aprendes a no perderte por nadie, a no ignorarte nunca más,
entonces, y solo entonces, descubres el amor que no abandona:
el propio.
📖📚