24/09/2025
ALERTA DE SPOILERS DE LA OBRA DE RYUKISHI Y DE SILENT HILL F
Quienes hemos leído o visto las obras de Ryukishi07 sabemos bien cuál es su sello: los reinicios. Historias que parecen repetirse una y otra vez, pero que en realidad esconden un propósito mucho más grande.
En Higurashi no Naku Koro ni, cada verano en Hinamizawa se reinicia con pequeñas variaciones: muertes, traiciones, giros que parecen imposibles… hasta que entendemos que todo son kakeras, fragmentos de un mismo mundo. Incluso hay personajes —como Rika— que llegan a ser conscientes de ello.
En Umineko no Naku Koro ni, Ryukishi sube la apuesta. No solo vivimos el ciclo desde adentro, también desde afuera. Los personajes se meten en un plano meta, discuten las reglas de la propia narrativa y rompen la barrera entre lector y ficción. Y lo más loco: aparece un “dios supremo” que no es otro que el propio Ryukishi, moviendo los hilos de la historia.
Ahora bien, pensemos en Silent Hill f. La saga siempre ha jugado con la dualidad de mundos: la niebla, el Otherworld, las proyecciones del inconsciente… pero con Ryukishi al mando, es muy probable que tengamos un toque adicional:
1️⃣ El pueblo y su niebla.
2️⃣ La percepción fragmentada de Hinako, atrapada en distintas “realidades”.
3️⃣ El plano meta, donde incluso el jugador podría formar parte del ciclo.
Eso significaría que Silent Hill f también requerirá rejugarse para comprenderse del todo, igual que Higurashi y Umineko. Cada partida sería un fragmento más, una pieza del rompecabezas que solo cobra sentido cuando lo miramos desde arriba, desde ese “metamundo” tan característico de Ryukishi.
Y honestamente, Silent Hill f me está encantando justo por eso: porque une lo mejor de dos sagas que adoro. Si ya se juntaron When They Cry y Silent Hill, ahora solo falta que se junten Resident Evil con Final Fantasy… y ahí sí, puedo morir feliz.