11/10/2025
LA FINURA EN LOS GALLOS DE PELEA: ENTRE LA VERDAD Y LA CONFUSIÓN
Hoy, como cada fin de semana, venimos con este tema. Tu opinión vale. ¡Compártela! La verdad es que, entre ruedos, grupos de Facebook y conversaciones de galpones, se repite la misma palabra: “fino”.
Pero, seamos claros: ¿realmente sabemos qué es finura en un gallo?
En los últimos años, ese término se ha usado a la ligera. A cualquier ave que pelea bien o tiene bonita pluma se le dice fina, como si finura fuera sinónimo de suerte, coraje o estética.
Esa confusión no solo empobrece la afición, sino que borra décadas de trabajo de verdaderos criadores que dedicaron su vida a seleccionar líneas con carácter, equilibrio y estilo propio.
Desde los legendarios Pedraglio y Fernando Graña con el gallo navajero peruano, hasta criadores de pico y espuelas como Eduardo “Lalo” Granda, la historia nos enseña que la finura tiene cimientos, no etiquetas.
1. No todo gallo que gana es fino
En el Perú y en toda América Latina se ha normalizado llamar “fino” al gallo que gana una pelea.
Pero eso es un error. Ganar no es sinónimo de finura.
Hay gallos bravos, chispudos, veloces o dominantes, pero eso no los convierte en ejemplares finos.
El gallo fino no solo vence: vence con inteligencia, estilo y control.
Y eso es lo que muy pocos entienden hoy.
2. La finura es un conjunto de comportamientos, no una apariencia
Hablar de finura es hablar de equilibrio mental y físico.
Es un gallo que ataca con cálculo, responde con inteligencia y no se deja dominar por la presión.
Es el que, en pleno combate, parece pensar.
Esa es la verdadera diferencia entre un bravo que se lanza sin pensar y un fino que sabe cuándo, cómo y por qué.
3. Los elementos que definen la finura (válidos para espuelas y navaja)
Estos son los puntos universales que determinan si un gallo, sea de espuelas o de navaja, puede llamarse fino:
a. Instinto con control
El gallo fino no se desespera.
Ataca con orden, mide tiempos, busca el momento exacto para marcar.
El de espuelas regula su energía; el navajero calcula su distancia.
Ambos saben que lanzarse sin pensar es perder.
b. Inteligencia en combate
El fino observa, se adapta, cambia de ritmo.
El gallo de espuelas fino puede variar su ataque según el rival, mientras que el navajero fino lee el movimiento del oponente para colocar una sola patada certera.
Ahí está la diferencia entre fuerza y finura: uno pega, el otro decide cuándo pegar.
c. Técnica y precisión
En el gallo de pico y espuelas, la finura está en la coordinación entre ambas armas: el pico fija, las espuelas rematan.
En el navajero, la precisión lo es todo; no gana quien lanza más, sino quien acierta una vez donde debe.
El gallo fino, en cualquier modalidad, no desperdicia energía ni golpea por instinto, sino con sentido.
d. Temple emocional
El fino no se altera, no se desordena ni se “desinfla” si las cosas van mal.
Sigue su estilo con serenidad, sin perder la compostura.
Ese temple se ve más claro en el gallo navajero peruano, donde un solo error puede ser fatal, y en el gallo de espuelas, que debe mantener ritmo durante más tiempo sin desesperarse.
e. Genética y selección
La finura no se improvisa: se hereda.
En el Perú, los Pedraglio, los Graña, y criadores como Wong o Granda, demostraron que la selección constante crea líneas de carácter y técnica.
El gallo fino nace del trabajo y el criterio del criador, no del azar.
f. Armonía y compostura
El fino no solo pelea bien: se ve bien.
Hay armonía entre su cuerpo, su postura y su actitud.
Su porte refleja equilibrio, no alarde.
Esa presencia distingue al fino del gallo común.
4. Gallo de espuelas vs gallo navajero: dos estilos, una misma esencia
El gallo de espuelas exige resistencia, ritmo y manejo técnico del cuerpo.
Es más táctico y prolongado: la pelea depende de su capacidad de sostener la presión y coordinar movimientos con pico y patas.
El gallo navajero, en cambio, es pura precisión. Un error lo paga caro. Cada salto cuenta.
La finura se nota en el cálculo, en la elegancia del ataque, en la sangre fría con que mide al oponente.
Aunque diferentes, los dos comparten la misma raíz: la finura no está en el tipo de arma, sino en la forma de pelear.
Un gallo bravo puede ser vistoso.
Un gallo rápido puede ser efectivo.
Pero el fino… es inteligente, constante y equilibrado.
5. Por qué no debemos llamar fino a cualquier gallo
Llamar “fino” a todos los gallos es una falta de respeto a la cultura gallística.
La finura es un mérito, no un adorno verbal.
Cuando se usa sin criterio, se pierde valor, se confunde a los nuevos criadores y se desprestigia el esfuerzo de quienes realmente trabajan en selección y genética.
Como dicen los viejos galleros:
“El fino no se grita, se demuestra.”
Cultura gallística y respeto por la palabra
En tiempos donde todo se etiqueta, ser gallero con cultura implica hablar con propiedad.
No todos los gallos son finos, ni todos los criadores entienden la finura.
El gallo fino de pico y espuelas o el Gallo Navajero Peruano (GNP) es el que combina cabeza, temple, genética y estilo.
Ese es el estándar que debemos mantener, porque la verdadera afición se mide por el conocimiento, no por la cantidad de likes ni por el ruido del ruedo.
¿Y tú, gallero?
¿De verdad sabes distinguir entre bravo, chispudo y fino?
Déjanos tu opinión.
Este debate no es para dividir, sino para recuperar la esencia del gallo peruano: la finura como cultura, no como moda.
Autoría:
Texto original de Perú Gallero, medio especializado en cultura y análisis de la gallística peruana.
Producción y edición: Perú Digital Studio.