Historias de Terror

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Un hombre estaba manejando de noche en la ruta, vio un hotel al costado del camino y decidió detenerse para descansar un...
19/05/2025

Un hombre estaba manejando de noche en la ruta, vio un hotel al costado del camino y decidió detenerse para descansar un poco.

Llegó a la recepción, se registró y la recepcionista le dio la llave de su cuarto pero le advirtió: “en tu piso hay una habitación que no tiene número, no mires por el cerrojo ni golpees la puerta”.

El hombre llegó a su piso y cuando pasó por al lado de la puerta sin número, sintió un escalofrío. Entró a su habitación, cenó, miró la televisión y de repente, tuvo mucha curiosidad por lo que había en esa habitación.

Salió de su cuarto, se acercó a la habitación misteriosa, miró por el cerrojo y vio que había una mujer vestida de blanco, pero que estaba de espaldas y todo el cuarto era rojo. Se asustó mucho y no pudo dormir en toda la noche.

Al día siguiente, antes de irse, pasó a dejar las llaves por la recepción y no pudo evitar decirle a la recepcionista: “Miré por el cerrojo”. “¿Y qué viste?” le dijo ella. “Vi a una mujer”. La recepcionista le respondió: “Te dije que no miraras, allí se murió una mujer en extrañas circunstancias y su fantasma vive en esa habitación hasta hoy. Todos los que miraron por el cerrojo aparecerieron mu***os a los pocos días”.

Esta leyenda urbana lleva circulando siglos, adaptándose a los distintos medios de transporte. Consiste básicamente en q...
18/05/2025

Esta leyenda urbana lleva circulando siglos, adaptándose a los distintos medios de transporte.

Consiste básicamente en que una mujer hace autostop al borde de una carretera, un coche se detiene y se sube a la parte de atrás. Al llegar a una peligrosa curva, la pasajera advierte del peligro.

Cuando el vehículo ha rebasado la curva, la mujer ha desaparecido misteriosamente, luego el conductor se entera de que en ese punto murió trágicamente una mujer.

En algunas versiones, la pasajera no avisa del peligro y el coche sufre un accidente y mueren conductores o pasajeros, aunque siempre queda algún superviviente para poder contar la historia.

También hay versiones en las que en la autopista aparece un padre angustiado que tiene que llegar como sea al lecho de su hijo moribundo o ancianas siniestras que anuncian el fin del mundo a veces es una novia vestida de blanco que murió el día de su boda.

La parálisis del sueño es algo que me sucedió por primera ves cuando tenia 17 años, para mi fue algo aterrador ya que nu...
02/02/2025

La parálisis del sueño es algo que me sucedió por primera ves cuando tenia 17 años, para mi fue algo aterrador ya que nunca me habia pasado.

Por lo general me comentaron que solo era la sensación de no poderme moverte y estar consciente al respecto.

Pero el dia que me paso tenía miedo de dormir, la oscuridad y lo peor la posicion de dormir cuidaba mucho y cuido hasta ahora.

Era una noche como cualquiera, me acoste a dormir al lado de una prima y de pronto sentí como una niña entro a mi cuarto riendose, era una niña pequeña como de 5 a 6 años, cuando la niña dentro riendose fue directo a donde estaba acostada y me cogio mis dos brazos tan fuerte que no podia moverme, trate de hacer fuerza y nada, gritaba y sentia que no me escuchaban.

Fue entonces que gire mi cabeza y ahi esta mi prima descanzando al lado mio, estaba durmiendo tranquila, le gritaba por su nombre varias veces para que me ayudara y no me hacia caso, intente cogerla de su mano y era inutil, de tanto forzajear con la niña me solto y salio corriendo y riendose por la puerta.

Ahi me levante tan asustada por lo que me habia pasado, le desperte a mi prima y le dije porque no me escucho, que le gritaba su nombre y ella me dijo que no escucho nada, le conte lo que me habia pasado y tambien se asusto, fue tan horrible, como si estar durmiendo era tambien como estar despierta.

Mire la hora y eran las 2:00 de la madrugada, peor fue mi miedo que aún sentía en mis brazos como una marca que me seguia doliendo que con tanta fuerza la niña me habia sujetado con sus manos, esa noche ya no pude dormir y tambien no pudo dormir mi prima, solo prendimos la televicion y nos pusimos a ver hasta el amanecer.

No volvió a pasarme más, pero siempre me cuentan otras personas que si les pasa y a unos les pasa mas seguido que a otros.

Siempre me pregunto a que se debe y porque sucede ?

10/04/2024

LA LEYENDA DE LA NIÑA DEL CEMENTERIO

Mi comunidad de Historias de terror, esta noche serás testigo de uno de los más grandes secretos que oculta la noche.Est...
18/02/2024

Mi comunidad de Historias de terror, esta noche serás testigo de uno de los más grandes secretos que oculta la noche.

Este caso me lo contó mi papá, me comentó que en muchas ocasiones ha sido testigo de sucesos paranormales.

Cuando era aun más joven vivía en un pueblo pequeño de Perú, un tiempo mi papá y mi madre estaban en un lugar donde ellos tenían sus animales, una casa ya antigua, mejor dicho una pequeña granja que quedaba cerca a un río.

Ya era de noche, ellos descansaban me comenta mi papá, y entonces, eso de las 12 de la medianoche mi papá queria ir al baño, él salió dejando a mi madre descansando.

Al ir caminando a buena distancia de la casa en la oscuridad, escucho llorar a alguien, era un llanto de una mujer, lloraba muy desconsoladamente. Me dice que hablaba unas palabras en la lengua de la sierra peruana(quechua), pero en ningún momento la vio, solo la escuchaba llorar.

Mi papá se regresó corriendo con mucho miedo a la casa y entonces le comentó a mi mamá y tambien mi madre se asustó.

En ese lugar solamente estaban ellos dos, ya que era un lugar muy alejado del pueblo, no había nadie más y menos a esa hora.

Mi papá, me comenta que quizás era un ánima o algún ser del más allá, lloraba muy desconsoladamente aquella mujer.

En la oscuridad, muchas veces no vemos, pero si escuchamos !!!

Dicen que en el Hospital de Juárez, hace muchos años, trabajó una enfermera llamada Eulalia. Era una mujer joven y rubia...
16/02/2024

Dicen que en el Hospital de Juárez, hace muchos años, trabajó una enfermera llamada Eulalia. Era una mujer joven y rubia, de ojos claros y facciones delicadas. Todos la querían por su infinita amabilidad. Pero, lo que más llamaba la atención es lo impecable que estaba siempre: no había un uniforme mejor planchado que el suyo.

Un día ingresó en el equipo un médico muy apuesto, de nombre Joaquín. Dicen que todas las enfermeras se sintieron atraídas por él, a pesar de que era un poco arrogante. Eulalia no fue la excepción, pero ella hizo que al doctor le costara trabajo conquistarla.

Una vez que se hicieron novios, Eulalia se mostraba muy enamorada, probablemente más que él. Incluso había rumores de que el joven médico seguía coqueteando con otras mujeres. Aún así al año de ser novios, Joaquín le pidió que se casaran, lo que sorprendió a la joven, quien accedió feliz. Sin embargo, el médico tuvo que salir de viaje a un seminario durante quince días en otra ciudad, quedaron de planificar la boda a su regreso.

Durante los días de espera, uno de los enfermeros declaró su amor a Eulalia, a lo que ella contestó que no estaba disponible, pues estaba comprometida con el Dr. Joaquín. Extrañado, el joven enfermero le dijo que eso no era posible, pues el Dr. Joaquín había renunciado una semana atrás y se había ido de luna de miel con su nueva esposa.

Destrozada, Eulalia corroboró la información en los registros del Hospital y con otros compañeros. A partir de ese entonces, dejó de ser la enfermera dedicada que solía ser y debido al desamor, muchos pacientes sufrieron a causa de su negligencia. A largo plazo, la joven cayó enferma y murió, no sin antes haberse arrepentido de no dar lo mejor de sí en su profesión.

Lo más curioso es que, después de su muerte, empezaron a surgir testimonios similares de muchos pacientes, en los que indicaban que una enfermera con las características de Eulalia los atendía amablemente, y aunque nadie podía distinguir su rostro, todos coincidían en que su cabello era rubio y no había un uniforme mejor planchado que el que llevaba puesto. Por eso la apodaron, La Planchada.

Al momento que la vi, me di cuenta que era una tumba abandonada, ya terminaba el día de mu***os y era la única que no es...
15/02/2024

Al momento que la vi, me di cuenta que era una tumba abandonada, ya terminaba el día de mu***os y era la única que no estaba adornada, era la última del panteón, casi al borde de un profundo zanjón; la maleza rodeaba la maltrecha cruz, ya de por sí roída por el paso del tiempo. Mis hermanas y yo creo tuvimos el mismo pensamiento y comenzamos a quitar la maleza de la cruz y del suelo, no había gaveta, si aquella vieja cruz no estuviera hubiera creído que era terreno sobrante del panteón.

Al dejarla totalmente limpia, nos dimos cuenta que la cruz no tenía datos escritos que revelaran la identidad de quien descansaba en aquella tumba, era imposible saber quien yacía bajo nuestros pies, pero nos sentíamos satisfechos de haber realizado aquella acción. Antes de retirarnos del panteón fui de nuevo hasta la tumba y le dije:

-No sé quién eres, ni qué edad tenías al morir, pero mientras venga a visitar a mis familiares, te prometo que limpiaré tu tumba.

Durante el recorrido a casa, mis hermanas y yo tocamos el tema de las tumbas olvidadas y fue inevitable sentir nostalgia y tristeza por aquellos difuntos que se van y nadie los visita más.

El sol comenzaba a ocultarse y las sombras de la noche nos sorprendieron a medio camino, las pronunciadas y cerradas curvas se cubrían de una neblina común en esa zona, encendí las luces y las intermitentes y avancé despacio. De pronto, un tronido y un golpeteo en el pavimento nos alarmaron, se había reventado la llanta delantera del lado del copiloto y como pude, logré estacionarme en una cuneta, pero quedaba medio carro dentro del carril, por lo que mis hermanas avanzaron unos metros hacia atrás y hacia adelante del vehículo y con sus celulares comenzaron a hacer señas a los conductores para que avanzaran despacio.

De inmediato, saqué la llanta de refacción e intenté quitar los birlos de la llanta ponchada. Estaban muy pegados, como si se hubieran fundido al acero con la fricción o con el paso del tiempo, mis hermanas desesperadas me decían que me apresurara, todo era estrés, la cruceta no hacía ceder ninguno de los birlos, desesperado grité:

-¡!Pues ayúdenmee!!

De repente, un golpecito en mi espalda me hizo voltear y había un hombre parado detrás de mí, quien de inmediato me dijo:

-Entre los dos seguro los aflojamos, toma una parte de la cruceta y yo la otra, a las tres, uno….

Al decir tres, ambos empujamos hacia la misma dirección y el birlo cedió, y así los demás, hasta lograr quitar la llanta y poner la de refacción. Mientras apretaba el último birlo le dije:

-Muchas gracias por la ayuda, si vas para Tepic te damos un aventón.

Lo que me contestó me dejó helado:

-Yo aquí me quedo amigo, ¿Cómo no ayudar a quienes limpiaron mi tumba?

Petrificado de miedo volteé intentando encontrar una explicación a ese comentario, pero ya no había nadie, aquel hombre había desaparecido, mis hermanas seguían gritando desesperadas que me apresurara, les hice la seña de que se subieran al auto y continuamos el camino.

Sólo para estar seguro de lo que acababa de pasar, les pregunté si habían visto a alguien caminando acercarse al auto, ellas me dijeron que no, entonces entendí que el agradecimiento trasciende más allá de la muerte, más allá de la tumba, aquella tumba que ya no sería en adelante la tumba olvidada del panteón.

Buenas noches mi comunidad, esta noche les traigo una historia de una de nuestras seguidoras, ella nos relata su experie...
11/02/2024

Buenas noches mi comunidad, esta noche les traigo una historia de una de nuestras seguidoras, ella nos relata su experiencia con mucho terror.

Cuando yo tenía 8 años, vivía con mi mamá y mis hermanos en una casa de dos pisos. Nosotros ocupabamos el primer piso y el segundo lo rentaba una pareja, pues bien.

Un día mi familia y yo estábamos desayunando, cuando escuchamos que tocaron a la puerta, mi madre abrió y se sorprendió al ver a nuestro vecino ya que era muy rara la ocasión en qué nos hablaba.

El le pregunto a mi mamá que si en la noche alguno de los niños ( mis hermanos y yo ) habíamos subido y tocado a su puerta, nosotros dijimos que no, pero el vecino no nos creyó por qué él habia visto una sombra que había salido corriendo en el momento que abrió la puerta.

Mi mamá le dijo que no habíamos sido nosotros y el vecino no tuvo más remedio que irse refunfuñando, esa noche yo no podía dormir y estaba muy inquieta, como a eso de las 2:00 de la mañana, escuché que alguien susurraba mi nombre muy bajito:

estrella!!!....estrella!!!....vamos a jugar!!!.... me decía

yo pensé que era alguno de mis hermanos y me puse a jugar, yo aventaba una pelota y el me la regresaba, pero cuando trate de ver quién era, descubrí a un niño sin ojos y con una sonrisa terrorífica. Espantada hasta los huesos me fui corriendo a mi cuarto y al otro día le conté a mi mamá pero no me creyó y me dijo que había sido una pesadilla.

Desde entonces nadie me cree, cada vez que cuento lo que me pasó esa noche, pero solo el vecino y yo sabemos que en esa casa esta ese niño que no puede descansar en paz.

Pero quisiera saber por qué?

10/02/2024

¡Un saludo a mis nuevos seguidores! ¡Estoy feliz de que me sigan! Debora Mirande, Emmanuel Montenegro, Yeli Flores González, Jesús Manuel Izquierdo Candelario, Armengod Marian, Elvis Epiritu Gavan, Alex Gallego, Alex Almaraz, Andrea Castillo, Alicia Duré, Maria Alicia Herrera Garcia, Briyith Colmenares, Petri Donoso, Katerine Rodriguez, Teresita Ocaranza Sotelo, Mario Alvarez, Marlen Del Angel, Mary Magana, Mirna Lopez, Peny Ric, Alex Cz, Itzet Mendoza, DanyDan DanyDan, Alexandra Cordova, Gaaby Sanchez, Guadalupe Mora, Richard Yamderzon Torres, Soco González, Iris Vázquez, Emmanuel Benites, Carolina Loa, Maria Preciado Chunga, Xavi Méndez, Anika Perez

Hace unos años, en una pequeña ciudad suburbana, un repartidor de pizza llamado Carlos llevaba a cabo su trabajo con ded...
09/02/2024

Hace unos años, en una pequeña ciudad suburbana, un repartidor de pizza llamado Carlos llevaba a cabo su trabajo con dedicación. Una noche, recibió un pedido para entregar a una dirección desconocida en las afueras de la ciudad. El número de la casa estaba mal escrito, pero Carlos, sin pensar demasiado, decidió aventurarse en busca de la dirección correcta.

El camino lo llevó a una zona apartada, donde las calles mal iluminadas y las casas abandonadas creaban un ambiente inquietante. Después de dar vueltas durante lo que pareció una eternidad, encontró una casa que coincidía con la descripción del cliente. Era una vivienda antigua y desgastada, con ventanas rotas y una puerta de madera que crujía al abrirse.

Carlos llamó a la puerta y, tras unos momentos de silencio, un hombre mayor abrió. Vestía ropas desgastadas y parecía sombrío, pero agradeció a Carlos por la entrega y le pagó generosamente, pidiéndole que dejara la comida en la mesa del comedor.

Al entrar, Carlos notó que la casa estaba fría y húmeda, con un olor a humedad impregnando el aire. La tenue luz de una lámpara revelaba muebles antiguos y polvorientos. Mientras colocaba la comida en la mesa, el anciano le hizo una extraña pregunta.

"¿Crees en los fantasmas, joven?", preguntó con una mirada penetrante. Carlos, sintiéndose incómodo, respondió con una risa nerviosa, pensando que el anciano estaba bromeando.

Después de recibir el pago, Carlos se apresuró a abandonar la casa, pero justo cuando cerró la puerta, escuchó una voz susurrante que le heló la sangre. "Gracias por entrar", susurró una voz apagada desde el interior. Carlos, temblando, miró hacia atrás solo para encontrar la casa vacía.

Intrigado y asustado, Carlos decidió investigar. Volvió al día siguiente para descubrir que la casa parecía desierta y abandonada. Al preguntar a los vecinos sobre el anciano, nadie parecía recordarlo. Carlos comenzó a experimentar fenómenos extraños en sus noches de entrega: sombras que se movían en las ventanas, susurros en la oscuridad y la sensación de ser observado.

Con el tiempo, Carlos dejó su trabajo como repartidor y se mudó de la ciudad, pero la experiencia lo persiguió. Aunque intentó convencerse de que solo fue su imaginación, aún siente un escalofrío cuando recuerda la mirada del anciano y la voz susurrante en la oscuridad de esa casa aparentemente abandonada.

En un pequeño pueblo enclavado entre colinas sombrías, vivía una pareja, Clara y Martín, que compartían el dolor de no p...
09/02/2024

En un pequeño pueblo enclavado entre colinas sombrías, vivía una pareja, Clara y Martín, que compartían el dolor de no poder tener hijos. Clara, en particular, anhelaba la maternidad con una intensidad que la consumía día a día. Sus noches estaban marcadas por lágrimas silenciosas y sus días, por una desesperación creciente.

La noticia de una anciana bruja conocida por conceder deseos imposibles llegó a oídos de Clara. Sin ninguna esperanza en la medicina convencional, Clara decidió recurrir a lo desconocido. Tras mucho buscar, finalmente localizó a la misteriosa mujer, quien vivía en las afueras del pueblo, en una choza envuelta en sombras.

La bruja, con un rostro arrugado y ojos penetrantes, examinó a Clara y Martín antes de asentir con solemnidad. "Conozco tu deseo", susurró la bruja. "Te ayudaré, pero a cambio, deberás cumplir ciertos rituales y aceptar el precio de tu deseo."

Clara, cegada por su desesperación, aceptó sin cuestionar. La bruja le entregó un extraño brebaje y le indicó que lo bebiera a la luz de la luna llena mientras recitaba un conjuro específico. Clara, siguiendo las instrucciones al pie de la letra, lo hizo.

Tiempo después, Clara descubrió que estaba embarazada. La alegría inundó su corazón y, por un momento, el dolor de su deseo incumplido pareció desvanecerse. Sin embargo, a medida que el embarazo avanzaba, Clara comenzó a experimentar visiones extrañas y sueños perturbadores.

Cuando llegó el día del parto, la ansiedad se apoderó de Clara. La habitación estaba impregnada de una energía oscura. A medida que el niño nacía, un silencio espeso se apoderó del lugar. Clara, con el corazón latiendo con fuerza, apenas podía articular la pregunta que todos temían hacer: "¿Está bien?"

El bebé yacía inmóvil en la cuna, con deformidades horribles que distorsionaban su pequeño cuerpo. Los ojos de Clara se llenaron de lágrimas mientras la bruja, que había estado observando en las sombras, se asomó y dijo con voz siniestra: "Este era el precio, mi querida."

El niño, apenas respirando, dejó este mundo segundos después de su llegada. Clara, abrumada por la pérdida y la culpa, cayó en la desesperación. Su mente se vio envuelta en una tormenta de angustia y tristeza, y las visiones perturbadoras que había tenido durante el embarazo la perseguían sin piedad.

Un semana después del nacimiento, Su esposo descubrió a Clara colgando de una viga en su propia casa. El lugar se sumió en una atmósfera de tristeza y miedo. El esposo, sumido en la tristeza buscó respuestas en la oscura choza de la bruja, solo para encontrarla vacía como si nunca hubiera existido.

La historia de Clara se convirtió en un susurro sombrío que persistía en las noches, y la pequeña casa donde vivieron se abandonó, marcada por la tragedia. La leyenda de la pareja desesperada y la bruja se fundió con el eco de los lamentos, dejando tras de sí un rastro de dolor y advertencia para aquellos que se aventuraran en el territorio de los deseos prohibidos.

El Museo Reina Sofía, construido en el siglo XVI, antiguamente fue un albergue o sanatorio donde llevaban a enterrar a l...
08/02/2024

El Museo Reina Sofía, construido en el siglo XVI, antiguamente fue un albergue o sanatorio donde llevaban a enterrar a los pobres. Recluían, asimismo, a dementes y a niños abandonados. Durante la Guerra Civil pasó a ser un hospital en el que hubo torturas y asesinatos. Al finalizar la guerra se convirtió en el Hospital General de Madrid hasta 1965, año en el que cerró.

Iniciaron con su restauración para convertirlo en museo años más tarde, ya que querían reabrirlo en 1990. Sin embargo, en cuanto empezaron con las obras se toparon con huesos humanos, cadenas y grilletes, entre otros.

Varios han sido los testigos que han sentido cosas, como los obreros, que escucharon ruidos, o los trabajadores nocturnos y visitantes del museo. Lamentos, pasos, figuras andando por los pasillos captados por las cámaras, alarmas que saltaban y ascensores que se ponían en marcha, entre otros. Los visitantes, incluso cuando tomaban fotos a los cuadros y miraban la foto veían figuras extrañas.

Pero las protagonistas son tres monjas que fueron enterradas en el lugar y que las encontraban andando lentamente y cantando por los pasillos, las Hermanas de la Caridad. Estas desaparecen entre el sonido de unas campanillas al final del pasillo.

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