02/03/2025
El 2019 fue el último año que Latina emitió los Oscars por televisión nacional. Cuando me llegó la llamada ofreciéndome el lugar de conductor pensé que era una broma de Damián y el Toyo y tuve repartos hasta que firme el contrato. En ese momento, que alguien “del internet” llegase a la pantalla chica era considerado un logro, ahora es lo normal. Nunca olvidaré que cuando se anunció mi participación, me llovieron los buenos deseos pero yo me quedé con un comentario en el post de FB de Latina: “El fue un mal estudiante, reconsideren por favor, hice trabajo de grupo con el en la universidad y por su culpa todos sacamos mala nota”. No se equivocaba, por lo que le di like. Pocas veces había estado tan nervioso, al nivel de sentir como todo se movía diferente y de incluso de no poder recordar que actores estaban nominados o cuántos Oscars acumulaba Meryl Streep, a pesar de haber preparado un documento de 40 páginas llenas de información la semana previa. Nunca había hecho tanta tarea en mi vida, ni para mí pezuñenta tesis. Al oír que en un minuto salíamos al aire tuve el impulso de sacarme los audífonos, pedir perdón e irme corriendo. Por suerte, no lo hice. Por suerte la ceremonia empezó con Queen tocando “We Will Rock You” a todo galope (Bohemian Rhapsody estaba nominada) y acobijado por la distorsión de la guitarra de Brian May me tuve fe. Luego Queen remató con “We Are The Champions” por lo que sentí que era mi momento Rocky. Lo hice bien. Sería mezquino bajarme el mérito. Eso si, recuerdo haber preparado un discurso -un tanto cursi pero emotivo- que planeaba declamar cuando se anunciase Roma de Alfonso Cuarón como mejor película; al escuchar Green Book, me quedé sin palabras. “El racismo se soluciona en 10 minutos - La película”, logré balbucear para luego enumerar la filmografía de Peter Farrelly. Todavía me queda esa mala espina. Terminó la ceremonia y en Twitter pensaban que Christian Rivero había sido la pretenciosa y malcriada voz que malogró la transmisión.