17/10/2025
                                            Hola a todos. Hoy, desde el silencio de mi consultorio, quiero compartirles la historia de 'Sofía' (nombre ficticio, por supuesto, para proteger su identidad).
Sofía tiene 45 años, es madre de dos adolescentes y lleva 20 años de matrimonio. Siempre se describió como una mujer fuerte, organizada y con una vida aparentemente perfecta. Pero hace tres semanas, esa vida se derrumbó.
Encontró un chat. Mensajes de meses. Una doble vida.
Lo que más me impactó de la sesión no fue su llanto (que fue desgarrador), sino su silencio cuando le pregunté qué le dolía más:
La traición física.
El tiempo y la energía que su esposo invirtió en una mentira.
Ella tardó un minuto en responder, mirando fijamente un punto en la pared:
"No es que me haya acostado con otra persona, Doctora. Es que... durante todo este tiempo, yo lo consolaba por el 'estrés del trabajo', lo ayudaba a elegir sus camisas 'para el viaje de negocios', y planeaba las vacaciones familiares mientras él estaba creando una vida paralela. La infidelidad duele, pero la mentira constante... eso es un fraude emocional. Siento que he estado casada con un fantasma."
Sofía está en una encrucijada. Su esposo está arrepentido, quiere luchar y promete terapia. Ella, sin embargo, se siente vacía. No sabe si podrá volver a mirar a esa persona sin ver la sombra de la mentira.
🤔 Pregunta a la Comunidad
Como psicóloga, sé que el camino es largo y complejo. Pero quiero escucharlos a ustedes:
Si la confianza se ha roto en mil pedazos por una mentira tan profunda, ¿qué es lo primero que se debe reconstruir: el puente hacia la pareja o los cimientos de la propia vida y autoestima?
¿Creen que el amor puede realmente resurgir de un engaño tan largo? Los leo en los comentarios, con respeto y empatía.