22/12/2025
¿Quién financió y quién se benefició de la Guerra del Pacífico?
por Jorge Albarracín
Un análisis económico-financiero del conflicto (1879–1891)
Introducción
La Guerra del Pacífico (1879–1884) ha sido tradicionalmente narrada desde claves nacionales, militares o heroicas. Sin embargo, dichas narrativas suelen ocultar un elemento decisivo: el conflicto estuvo estructurado alrededor del control de rentas económicas estratégicas, en particular las del salitre y el guano, dentro de un sistema capitalista global ya existente.
Este ensayo adopta deliberadamente una perspectiva distinta: desimputar la guerra de juicios morales o identitarios y analizarla desde un criterio económico-financiero, siguiendo el flujo del dinero, del crédito y de los beneficios estructurales. La pregunta que guía este análisis no es quién luchó mejor, sino quién financió el sistema económico que rodeó la guerra y quién terminó beneficiándose de sus resultados.
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1. El verdadero objeto del conflicto: las rentas del salitre
El salitre era un insumo estratégico global en la segunda mitad del siglo XIX, fundamental para la agricultura industrial y la industria militar. Los principales yacimientos del mundo se encontraban en Tarapacá y Antofagasta, territorios que antes de la guerra no estaban integrados soberanamente a economías nacionales sólidas, sino insertos en redes extractivas transnacionales.
Es crucial señalar que el interés económico por el salitre antecede a la guerra. El conflicto no crea ese interés: lo hereda y lo reordena territorialmente.
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2. ¿Quién financiaba la explotación antes de la guerra?
Capital privado internacional (principalmente británico)
Antes de 1879, el negocio salitrero estaba dominado por capital privado internacional, con fuerte presencia británica. Casas financieras, compañías comerciales, navieras y aseguradoras controlaban el financiamiento de la explotación, el crédito operativo, el transporte y los seguros, así como la comercialización global y el acceso a mercados.
En este análisis no se atribuye participación directa al gobierno británico ni a la Corona. El foco está exclusivamente en capital privado internacional, mercados financieros y estructuras económicas. Cualquier discusión sobre participación estatal encubierta se excluye deliberadamente y queda reservada para otro ensayo.
En términos financieros, el flujo de caja del salitre no pasaba por Lima ni por La Paz, sino por circuitos privados internacionales.
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3. El intento peruano de romper el esquema (años 1870)
En la década de 1870, el Estado peruano intentó estatizar el salitre con el objetivo de controlar la producción y los precios, utilizar las rentas para pagar la deuda externa y recuperar margen de soberanía económica.
Desde el punto de vista financiero, este intento amenazó directamente la estructura de rentas privadas internacionales. No fue una reforma técnica, sino un desafío al sistema que controlaba el activo estratégico.
Las consecuencias fueron inmediatas: restricción del crédito externo, aislamiento financiero, debilitamiento fiscal y vulnerabilidad estructural ante un conflicto prolongado.
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4. El financiamiento del esfuerzo de guerra
Chile: continuidad del negocio y previsibilidad financiera
Chile no era un país rico en términos absolutos, pero ofrecía algo crucial al capital internacional: continuidad contractual y previsibilidad. No intentó alterar la estructura de propiedad del salitre.
Esto se tradujo en mejor acceso al crédito externo, logística marítima eficiente y capacidad sostenida de importación de armamento y suministros.
Desde una perspectiva económica, la guerra fue financieramente asimétrica desde el inicio.
Perú y Bolivia: fragilidad estructural
Perú y Bolivia enfrentaron la guerra con alto endeudamiento, crédito restringido y activos estratégicos comprometidos. No solo combatieron en el campo militar, sino también en mercados financieros adversos.
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5. ¿Quién se benefició tras la guerra (1879–1884)?
El ganador económico estructural
El principal beneficiario de la guerra no fue un Estado nacional, sino el capital salitrero internacional. Tras la guerra, el salitre siguió fluyendo a los mercados europeos, se eliminó el intento de estatización peruana y se consolidó un marco favorable al capital privado.
La guerra resolvió un problema de control, no de producción. Cambió al administrador territorial, no al dueño final del negocio.
Chile: ganador político-fiscal
Chile capturó territorio, rentas fiscales del salitre y capacidad de financiar su Estado y obras públicas. Se convirtió en un Estado rentista del salitre, pero no en el principal beneficiario privado del negocio.
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6. 1891: el segundo intento de control estatal (Chile)
El patrón no termina en 1884. En 1891, bajo la presidencia de José Manuel Balmaceda, Chile vivió un segundo intento de reorientar el control de las rentas salitreras desde el Estado vencedor.
Balmaceda no propuso una estatización total como el Perú, pero sí buscó mayor control estatal de las rentas, usar esos ingresos para infraestructura, educación y fortalecimiento del Estado, y reducir la dependencia del capital privado extranjero en la toma de decisiones estratégicas.
Desde el punto de vista económico-financiero, esto implicaba que el Estado chileno dejara de ser solo recaudador pasivo y pasara a ser actor con capacidad de dirección económica.
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7. Efectos del intento de 1891 dentro del mismo marco
El proyecto de Balmaceda generó resistencia inmediata de los intereses salitreros privados, introdujo incertidumbre regulatoria y afectó expectativas de rentabilidad y control.
El conflicto derivó en la Guerra Civil de 1891. Balmaceda fue derrotado y el intento de control estatal fue neutralizado.
Resultado estructural: el control privado del salitre se consolidó; el Estado chileno mantuvo ingresos fiscales, pero perdió capacidad de dirección estratégica; el capital salitrero aseguró estabilidad regulatoria y control del mercado.
En términos económicos:
Chile ganó la guerra externa, pero el capital ganó la guerra interna.
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8. Relectura integrada (Perú 1870s – Chile 1891)
Vistos conjuntamente, los intentos estatales de Perú y Chile revelan un patrón consistente. En el Perú de la década de 1870, el intento de estatizar el salitre derivó en aislamiento financiero y en una derrota que dejó al Estado sin control del recurso. En Chile, en 1891, el intento de dirigir las rentas salitreras desde el Estado terminó en una guerra civil y en la derrota del proyecto.
En ambos casos, el resultado fue el mismo: los proyectos estatales orientados a subordinar el salitre a una lógica nacional fueron neutralizados, mientras que el sistema salitrero internacional permaneció intacto. Cambió el administrador territorial, pero no cambió el control estructural del mercado.
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Conclusión
Desde una perspectiva económico-financiera, la Guerra del Pacífico y sus consecuencias no redefinieron la propiedad última del salitre, sino quién lo administraría dentro de un sistema capitalista global ya existente.
Militarmente ganó Chile.
Fiscalmente se fortaleció el Estado chileno.
Económicamente, el gran ganador fue el capital salitrero internacional.
Perú perdió cuando intentó recuperar soberanía económica.
Bolivia quedó estructuralmente excluida del circuito.
La guerra y la crisis de 1891 confirman que el conflicto no fue solo entre naciones, sino entre Estados que intentaron dirigir un recurso estratégico y un sistema económico que logró preservar su control.