13/09/2025
📢📢TULIO BERMEO TURCHI, EXPRESIDENTE DE LA CORTE, ESTARÍA EVITANDO RECONOCER LEGALMENTE A UN HIJO
La justicia empieza por casa. Pero hay quienes, desde el poder, creen que pueden sentenciar a los demás y huir de sus propias responsabilidades. Tulio Bermeo Turchi, expresidente de la Corte Superior de Justicia de Ucayali y actual titular de la Sala Civil, estaría evitando reconocer legalmente a un hijo que habría procreado con una trabajadora que ingresó a la Corte durante su mandato. El caso, que pone en juego el interés superior de un menor, ha generado indignación pública y un incómodo silencio en las instituciones que deberían investigar de oficio.
La historia no es especulación. Documentos del RENIEC confirman que el niño nació el 25 de junio de 2025 en la clínica Juan Pablo II de Pucallpa, con Bermeo Turchi consignado como padre y Karen Alexandra Germany Sangama como madre. Ambos compartieron espacio laboral en la Corte. Y si alguien duda del vínculo, basta con revisar el permiso que el propio juez firmó en noviembre de 2024: autorizó un viaje con goce de haber para Karen Alexandra, entre el 10 y el 11 de diciembre, a un evento nacional del Poder Judicial en Lima. El motivo: representar a la Corte en un encuentro sobre expediente electrónico. No fue sola. Fue junto a Milagros Reátegui Arcos, administradora del Módulo Laboral; Jimmy Maynas Bashi; Liliana Salas Rojas, Eliana Álvarez Paredes y Guido Jacinto Beraún Osorio. Todos funcionarios. Pero solo una —la madre de su hijo— compartía también una relación personal con el juez.
Ese viaje oficial y financiado con recursos públicos fue, para muchos, la gota que rebalsó la copa. ¿Por qué una trabajadora sin funciones directivas representó a la Corte en un evento nacional? ¿Por qué fue ella y no otra persona? ¿Y por qué, tras ese respaldo, hoy se le deja sola con un niño que —según trabajadores de la institución— apenas recibe 500 soles mensuales de parte del padre? La madre no denuncia, porque tiene miedo. Miedo a perder su trabajo, miedo a represalias institucionales. Y ese miedo, en un sistema que debería protegerla, dice más que mil declaraciones oficiales.
Pero el problema no es solo moral. Es estructural. ¿Dónde está la Autoridad Nacional de Justicia? ¿Dónde está la Junta Nacional de Justicia? ¿O es que en el Perú seguimos creyendo que un magistrado puede hablar de ética desde el estrado y callar cuando se trata de su propia vida? El país ya está harto de jueces que invocan el derecho, pero niegan derechos fundamentales cuando les toca cumplirlos. Si el juez Bermeo quiere seguir administrando justicia, que empiece por reconocer a su propio hijo. Y si no puede hacerlo, entonces que se quite la toga y asuma las consecuencias como cualquier ciudadano.